Joan Gaspart se ha reunido esta mañana con su vicepresidente primero, Joan Castells, quien le ha trasladado una idea: que la directiva convoque elecciones para la primavera, con el objetivo de hacer gobernable el club ante la crisis aguda que vive la institución.

Castells aseguró anteayer que si Gaspart no se avenía a este razonamiento, dimitirá en su cargo.

El contenido de la reunión entre ambos no ha trascendido hasta ahora, a pesar de que Gaspart se ha referido insistentemente en una improvisada rueda de prensa en el Camp Nou esta tarde a que las puertas del estadio "están abiertas a aquellos que piensen que se tienen que hacer las cosas de otra manera. Yo los respeto. Pero lo que se tiene que hacer es lo que ya dije, que es ganar y ganar".

Después de la reunión con Castells, Gaspart se ha reunido al mediodía con doce de los miembros del equipo que presentó el vicepresidente en las elecciones y que acabaron en el consejo directivo. En este encuentro, el presidente ha querido conocer de los propios interesados qué idea tienen respecto de la posición (no desvelada) de Castells.

Ninguno de ellos ha querido referirse al contenido del encuentro a la salida del despacho profesional de Gaspart, ya que esta tarde Castells está reunido con sus socios en la directiva del Barca para decidir la estrategia: continuar en la entidad o presentar la dimisión.

De entrada, alguno de ellos, como la recién elegida vocal de la junta Isabel Galobardes, advirtió ayer en una emisora barcelonesa que ella había renovado la confianza a Gaspart hace unas semanas y que no abandonaría su cargo.

En su larga intervención ante los medios, el presidente del Barcelona ha garantizado que no adelantará las elecciones y que él no es "ningún irresponsable. Ahora lo que tengo que hacer es aguantar más que nunca.

Es mi sentido de responsabilidad. Soy muy consciente y sufro en silencio por lo que acontece en esta entidad. No voy a salir corriendo y desaparecer del mapa. Esto sí que sería un acto de irresponsabilidad".

Joan Gaspart ha asegurado que se someterá a una asamblea extraordinaria de socios el próximo año, sin concretar aún la fecha, para sondear el grado de aceptación que los compromisarios conceden a su acción de gobierno.

Para algunos sectores, con esta estrategia Gaspart sólo pretende ganar tiempo y dilatar el problema, mientras que el presidente considera que esta asamblea es el órgano apropiado para legitimarle en el cargo.

En cualquier caso, la votación que se desprenda de la supuesta asamblea extraordinaria no será vinculante, aunque el resultado de la misma podría empujar a Gaspart a adoptar una postura diferente a la que ha adoptado hasta ahora, siempre y cuando no le sea favorable.

El presidente barcelonista ha insistido en que las puertas del Barca estarán abiertas a todos los que deseen abandonar sus cargos y que en el momento en que algún directivo decida cesar en su función, "otro la ocupará".

"Que la gente haga lo que tenga que hacer", ha subrayado Gaspart, quien ha insistido en que por la calle "mucha gente me dice que lo estoy haciendo bien y que tengo que aguantar".

"Pienso que por sentido de la responsabilidad tengo que continuar al frente del Barcelona. Intentaré solventar el problema puntual que tenemos en el fútbol y en la Liga. Si alguien quiere dejar el Barca, lo respeto", ha añadido el presidente, quien sorprendió a los informadores cuando garantizó que no sólo cuenta con voces favorables a su gestión, sino que anteriores colaboradores "que dejaron el club, me han pedido reingresar, porque deben pensar que el servicio al Barca es estar dentro".

Gaspart ha asegurado que lo único que le inquieta ahora son los tres puntos en juego contra el Mallorca, y acerca de la actitud de los futbolistas del Barca ha señalado: "Llevo muchos años en el fútbol y jamás había visto a una plantilla tan responsable ante el fracaso. Han dado la cara y han asumido su responsabilidad".

No obstante, hoy dos diarios catalanes ('Avui' y 'El 9 Esportiu') publican en sus páginas que en la reunión mantenida entre el presidente y los jugadores el pasado lunes, el primero les amenazó con sacar de sus sueldos la indemnización de seis millones de euros que debería pagar a Van Gaal en el caso de destituirle.