La mejor forma de dejar contento al Jefe

Gracias a su triunfo ante el Perugia, por 2-1, con goles de Jon Dahl Tomasson y Alessandro Nesta, el Milán se clasificó para la final de la Copa de Italia, el título que ansía su propietario Silvio Berlusconi

MILAN -- El Milán se ha clasificado para la final de la Copa de Italia gracias a su triunfo del martes a la noche ante el Perugia, por 2-1, en la vuelta de las semifinales disputada en terreno milanés.

El partido de ida había acabado con empate sin goles. El cuadro milanés se enfrentará en la final al ganador de la semifinal Roma-Lazio, cuyo encuentro de vuelta se jugará el miércoles y que parte con la ventaja, por 2-1, obtenida por el equipo romanista en su visita a su eterno rival ciudadano.

La confrontación entre el Milán y el Perugia como era previsible vio a un equipo milanista que marcó el ritmo y ejerció el mando desde el mismo inicio, ante un rival disciplinado, cauto y que con una fuerte presión intentó maniatar las acciones locales.

El Milán, bien conducido por el portugués Manuel Rui Costa, muy pronto evidenció su superioridad y llevó el peligro sobre el arco de un Perugia que, antes de cumplirse la media hora, bien pudo recibir su primer tanto en un par de claras ocasiones (Shevchenko y Ambrosini).

Sin embargo, el 1-0 milanista no llegó hasta el minuto 41 y en una jugada de fortuna y de carambola: tras un saque de esquina, un disparo de Brocchi que se iba fuera, vio como el balón tocaba en su compañero Alessandro Nesta y se iba hacía el centro de la meta, donde el danés Jon Dahl Tomasson, a un par de metros de la línea de gol, estuvo hábil para empujar el esférico.

Era el premio a un Milán más ambicioso y que hacía bastante más que un Perugia que apenas se había acercado al área local.

El peligro que podría representar un gol del Perugia -el empate con goles hubiera clasificado al club umbro- lo disipó el Milán apenas iniciada la segunda mitad. Y fue Nesta el encargado de hacerlo, al rematar excelentemente de cabeza un centro de Rui Costa (m.52).

Es el primer gol de Nesta como jugador del Milán en los 39 encuentros oficiales que hasta ahora ha disputado con los colores de este club.

Paraecía la puntilla para un Perugia que luchó por intentar recobrar sus esperanzas -pudo reabrir el partido si el árbitro le indica un penal favorable por derribo con claro agarrón de Ambrosini sobre Grosso (m.64)-, pero que veía como su rival milanista ya le escondía el balón y metía a Filippo Inzaghi por Shevchenko.

Se vivió, además, un cierto nerviosismo sobre el campo, con duras entradas, en especial por parte del rudo milanista Gattuso, quien ya en los primeros minutos del partido debió ser amonestado por un pique con un rival, al que empujó claramente sin balón en juego.

Las esperanzas del Perugia se reabrieron en el minuto 83, cuando Caracciolo, a la media vuelta, batió a un incierto en esa ocasión arquero Abbiati.

Para su desgracia, le quedaba muy poco tiempo al Perugia para lograr la proeza ante un Milán al que, además, su técnico Carlo Ancelotti intentó hacer más compacto con las entradas de Ba y Dalla Bona por Rui Costa y Brocchi. Pero perdió el rumbo y el control.

Pudo llegar el empate del Perugia en tres ocasiones casi sucesivas: disparo de Berrettoni (m.92) desviado con los puños por Abbiati; un saque directo de falta del pequeño Miccoli que envió el balón al travesaño (m.93); y, sobre todo, en una jugada con cuatro jugadores peruginos (entre ellos su meta) a un metro del arco local que no lograron tocar el balón cuando se cantaba el gol (m.95).

El Milán había sufrido al final. Pero, sin haber perdido un encuentro, alcanza la final de una Copa de Italia que ansía, especialmente su propietario Silvio Berlusconi, que no ha ganado nunca este trofeo en sus años como dueño del club lombardo.

- EFE


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