La medida, junto a otras también aprobadas por unanimidad por los clubes de la Primera y Segunda división y que sería a partir de 2003, viene a intentar combatir la grave crisis económica que sufre el fútbol italiano mediante la aplicación de una serie de penas que castiguen cualquier tipo de "ilícito administrativo".

Según Adriano Galliani, presidente de la Lega, se viene a introducir "una sanción técnica, junto a las administrativas, por el llamado 'dopaje' de las cuentas que alteran equilibrios de clasificación y lleva a la quiebra, creando un daño a todo el sistema".

Así, si un club adquiere a un jugador y no hace efectiva la garantía de los avales presentados para el nuevo contrato dentro de los ocho días posteriores a su depósito, será penalizado con dos puntos en la clasificación y, además, deberá pagar los daños al club que le ha vendido el futbolista y que le ha sido devuelto por insolvencia económica.

Es un paso para combatir lo que Antonio Giraudo, administrador delegado del Juventus Turín, el pasado septiembre definió como "un sistema actual que permite que un presidente forme una plantilla sin tener la capacidad económica para un cierto nivel, penalizando a quien en cambio respeta las reglas y se hace cargo de las obligaciones económicas con otros clubes, sus jugadores y el fisco".