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Chapeau París Saint Germain

BUENOS AIRES -- Así como durante la fase de grupos de la UEFA Champions League nos quejamos de los partidos desparejos que terminan siendo un mero trámite, la vuelta de octavos de final nos dejó más que satisfechos con la calidad de fútbol que pudimos apreciar. Hubo dos partidazos, con marcadores cambiantes y emoción hasta último momento, pero también hubo dos enormes goleadas.

De las goleadas hay muy poco para decir, ya que tanto Porto como Bayern Munich se pusieron en ventaja muy rápido y marcaron el rumbo de sus respectivos partidos. Los portugueses con un gol tempranero que expuso demasiado a un Basilea que no está formateado para atacar, los alemanes con una combinación de penal, expulsión y gol que liquidó cualquier esperanza que pudiera tener el Shakthar de dar una gran sorpresa.

Del Bayern no hay mucho más para decir excepto que sigue siendo gran candidato a llevarse la Copa de Europa. Con amplio margen en la Bundesliga y un plantel abundante, su gran amenaza es volverse complaciente ante la facilidad con que gana los partidos.

En cuanto al Porto, sigue siendo el abanderado de su país en el continente. Con buenos jugadores y un aceitado rendimiento colectivo, es el equipo "molesto" al que nadie quiere enfrentar porque puede sorprender a más de uno. Veremos quién le toca en la próxima fase, pero tiene argumentos para seguir avanzando.

Los otros dos encuentros sí merecen mayor desarrollo, porque tuvieron todos los ingredientes que nos dejan atados a la pantalla aún largo tiempo después de terminados, ya que entre goles, polémicas y momentos clave, hay mucho para repasar.

Lo del Real Madrid fue inesperado, ya que tras perder la punta en La Liga y llegando al duelo de vuelta con dos goles de visitante como ventaja, lo lógico hubiera sido un partido distinto, con un equipo intentando redimirse delante de su público. Por el contrario, el Madrid tuvo una actuación imprecisa, vacilante y quedó a un paso de la eliminación.

Pero lejos de ser un problema de actitud, dio la impresión de que los problemas de funcionamiento que alguna vez mencionamos siguen sin resolverse.

A primera vista, parece que lo que fallara fuera la defensa, que quedó muchas veces expuesta y en ridículo ante atacantes veloces y precisos como los alemanes. La ausencia de Sergio Ramos, claramente, se siente. Pero en realidad, los problemas empiezan en el mediocampo e incluso más adelante.

Al jugar con tres puntas, Real Madrid necesita pero no tiene un mediocampo con solidez física, mucho despliegue y más orientado hacia la contención. En cambio, Kroos termina quedando muy solo, con un Isco que tiene más voluntad de ir hacia adelante que marca y, en este último partido, con un Khedira trabajando sobre una banda en vez de en el puesto que mejor le sienta, de volante central, idealmente en tándem.

Tampoco es que tenga tantas opciones Ancelotti: el hoy lesionado James Rodriguez también tiene instinto ofensivo, y el mismo Modric, de buen partido cuando ingresó, le aporta más con posesión que sin ella. Al no tener recuperadores con ida y vuelta, y peor aún, con delanteros que no bajan presionando para ayudar a sus mediocampistas, los problemas para Real Madrid empiezan cuando pierde la pelota en ofensiva.

A diferencia del Atlético Madrid, de quien ya dijimos que termina todas las jugadas, así sea con un tiro a la tercera bandeja de las tribunas, el Real muchas veces cede la posesión sin tener cobertura defensiva. Eso queda al descubierto con equipos como el Schalke, verticales como buenos alemanes, y que además, perdidos por perdidos, decidieron salir a buscar el resultado de entrada y sin entregarse ni siquiera al quedar abajo en el marcador. Terminaron arrinconando al Madrid en el propio Bernabeu y solamente un par de tapadas brillantes de Casillas sobre el final evitaron un resultado histórico.

Eso sí, hay algo que no puedo dejar de mencionar con respecto al público del Real Madrid, que mostró su desaprobación: no me gusta que, cuando más se lo necesita, no esté. El Madrid en general, y eso incluye a este equipo de Ancelotti, les da muchas más alegrías que tristezas. Eso incluye los cuatro títulos que el técnico les dio en estos últimos meses, entre ellos una Champions esquiva por varios años. ¿Tan rápido se olvidan los hinchas blancos de eso?

No solamente eso: Real Madrid estuvo primero en La Liga hasta el domingo, cuando perdió ante un rival muy duro como el Athletic Bilbao, pero tiene sus chances intactas. Y más allá del susto, sigue vivo también en la Champions. ¿Es lógico entonces que se hable de la posible renuncia de Ancelotti si cae ante el Levante?

Insisto, no comparto esa actitud. En ningún deporte se puede ganar siempre, y aun así, Real Madrid gana mucho más de lo que pierde. Para los hinchas del Madrid debería ser el momento de apoyar en las malas y no de cuestionar tan banalmente a jugadores y técnico, que son los más interesados en que las cosas salgan bien.

Para el final, un resultado que celebré por mi cariño por el fútbol francés, pero también por los merecimientos que hizo el París Saint Germain. Ya el año pasado había estado a un paso de eliminar al Chelsea, pero la balanza se le inclinó en contra.

Esta vez, hizo todo para quedarse con la serie, con actitud de protagonista en ambos partidos. En el primero no tuvo suerte (Chelsea hizo un gol en su única llegada clara y tras un desvío), y parecía que en el segundo se le escapaba también.

A la larga, me da la sensación de que Mourinho tuvo un exceso de confianza en que su esquema defensivo, que tantos éxitos le dio, una vez más le permitiría salir victorioso. No soy quién para darle consejos a un entrenador tan exitoso, pero sí creo que, cuando uno tiene los recursos para ir a buscar un partido, debe hacerlo sin dudar.

Chelsea en cambio eligió refugiarse atrás y defender con 11 hombres... aun cuando del otro lado hubiera solamente 10 por una expulsión injustificada (la patada de Diego Costa fue mucho más grave que la de Ibrahimovic y solamente mereció una amarilla).

Pero los roles parecían cambiados, con un PSG yendo a buscar una y otra vez pese a estar en inferioridad numérica. Tal como en la ida, PSG generó muchas chances pese al cerrojo del Chelsea. Entre Motta, Verratti y Pastore triangulaban una y otra vez buscando el último pase para llegar cara a cara ante Courtois, que frustró varias chances y fue ayudado por el palo después de una gran maniobra de Cavani tras asistencia de un Pastore que hizo un partido sobresaliente, con gran despliegue y toda su técnica ante un rival de elite.

Mientras tanto, Chelsea elegía entregar la pelota y abroquelarse en defensa. Poco generó en ataque, con un Hazard intermitente y sin velocidad en sus hombres de punta. Pero aun así, pasó dos veces al frente y estuvo cerca de clasificarse.

Y aquí es donde el equipo de Mourinho falló en un aspecto en el que se lo suele destacar, el juego aéreo. Lo dejaron bien claro David Luiz en el primer empate del PSG, y Thiago Silva dos veces, primero haciendo esforzar a Courtois con un manotazo espectacular, y luego con el gol de la igualdad definitiva. Más allá de que los centrales brasileños cabecearon con técnica y precisión, el Chelsea no se puede dar el lujo de perder las marcas como lo hizo en momentos tan decisivos. Y le terminó costando la eliminación.

Para el PSG, la clasificación fue un premio muy merecido que lo reafirma como candidato. Y me alegra también por su técnico Laurent Blanc, que tuvo que soportar muchas críticas. Supo sobreponerse a los ataques y conservar la calma y la fe en sus jugadores, hoy está en carrera en cuatro competiciones y va por más.

Felicidades.