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Berlín y el fútbol

BERLÍN (Enviado especial) -- El último día de febrero de 1900 se fundó en Leipzig la Asociación Alemana de Fútbol (DFB). Un total de 86 clubes votaron la creación de la nueva entidad y dieron vida a una de las Federaciones más importantes del mundo. Un 25 por ciento de los miembros fundadores eran de Berlin, que así se convirtió en la ciudad madre del fútbol alemán organizado. Esa es la enorme trascendencia histórica de la capital alemana, que durante esta semana será el centro de las miradas por la final de la UEFA Champions League.

BFC Viktoria 1889 y SV Stern Britz 1889 fueron primeros equipos de la ciudad que fue capital del Margraviato de Brandemburgo, del Reino de Prusia, de la República de Weimar, de la República Democrática y de la Alemania unificada actual. Ambos fueron fundados en 1889: Stern nació como Berliner FC Stern 89 el 3 de mayo, mientras que Viktoria lo hizo el 6 de junio. Tres años más tarde fue fundado el único club berlinés que hoy juega en la Premier League: Hertha BSC. Junto a Unión Berlín y Dínamo forman el trío de conjuntos más exitosos de la metrópolis.

Hertha tomó su nombre de Nerthus, la diosa de la fertilidad en la mitología alemana, y sus colores de un barco de vapor que el destino hizo aparecer por delante de la vista de los fundadores. Aunque sólo ganó dos títulos nacionales de Liga (ambos en la prehistoria, en 1930 y 1931), logró elevarse como el mejor representante de Berlín en la élite del fútbol alemán. Unión fue el tercer campeón de la Liga teutona en 1905, Viktoria ganó dos campeonatos en 1908 y 1911 y Dínamo es el máximo campeón de la Alemania Democrática.

Todos los clubes de Berlín tienen una historia similar a la de la ciudad. Fueron importantes, se cayeron, se levantaron y su gran virtud y el motivo de su grandeza fue saber reponerse de las catástrofes. Es cierto que Dínamo hoy es un club amateur sin posibilidades de volver a los primeros planos, pero su historia y sus éxitos tienen más que ver con el poder de la Europa comunista que con el fútbol.

Según los registros oficiales, Sportvereinigung Dynamo fue fundado en 1953. Su padre es Erich Mielke, ministro de seguridad y director de la temida Stasi, la policía de la Alemania del este. El sueño de Mielke era que su club se transformara en el dueño del fútbol oriental. Y lo hizo a base de sobornos, arreglo de partidos, secuestro de jugadores y todo tipo de maniobra fraudulenta. Él mismo se hizo cargo de dar las directivas y convirtió a Dínamo en un campeón hegemónico, con diez títulos consecutivos. Esa cifra aún es récord en Europa. Caída la Stasi, también cayó el poderío del club, por supuesto.

La historia de Hertha y Unión es mucho más fácil. El conjunto azul y blanco jugó siempre en los torneos del oeste y fue miembro fundador de la Bundesliga en 1963. Por su parte, Unión sufrió más con el levantamiento del muro de Berlín y tuvo que ver como el club se separaba en dos: Sport Club Union 06 Berlin para Alemania Federal y 1. FC Union Berlin para Alemania Democrática. Este último se convirtió en el gran clásico de Dínamo, dada su impronta popular y alejada de los poderes que elevaron al conjunto de Mielke.

Aún hoy, Unión es reconocido como el club de la clase obrera. Aunque su apodo (Schlosserjungs, trabajadores de la metalurgia) está relacionado con los colores de su uniforme, los hinchas tomaron esa identidad con mucha fuerza e hicieron una bandera de eso. Su himno ("Eisern Unión", uníón del hierro) reivindica la lucha obrera. Hoy, el equipo milita en la segunda división y su principal adversario "ideológico" es RB Leipzig, una institución patrocinada por una empresa de bebidas.

Berlín no se ha caracterizado por ser cuna de grandes cracks, aunque sí supo darle al país cuatro campeones del mundo. Guido Buchwald, Pierre Littbarski y Thomas Häßler celebraron en Italia 90, mientras que Jerome Boateng lo hizo en Brasil 2014. Todos nacieron del lado occidental del muro. Häßler fue elegido dos veces mejor jugador alemán del año y en una ocasión finalizó tercero en la votación de la FIFA al mejor del mundo. Es posiblemente el mejor futbolista berlinés que haya habido.

El estadio más importante es, por supuesto, el Olímpico donde se disputará la gran final de este sábado. Fue construído en 1892 y fue testigo de uno de los momentos más recordados de la historia del deporte: el triunfo de Jesse Owens ante la mirada de Adolf Hitler en los Juegos Olímpicos de 1936. Además, recibió el Mundial de 1974 y fue sede de la final de la Copa del Mundo 2006 entre Francia e Italia.

A la sombra de ciudades repletas de títulos y gloria como Münich, Hamburgo o Dortmund, Berlín tiene una gran importancia para el fútbol alemán. Porque en sus calles que alguna vez sufrieron la guerra y el terror como ninguna, hoy se vive la fiesta más grande de Europa. Barcelona y Juventus escribirán una nueva página de oro en la historia en común de la capital alemana con el deporte más hermoso de todos.