<
>

Expulsión y polémica

BUENOS AIRES -- Más allá del triunfo de El Remanso ante La Indiana por 12 a 7, en lo que fue el único encuentro de la sexta jornada de clasificación del Abierto Británico de polo, por la Copa de Oro; lo que aún resuena y abre blanco de polémicas en la campiña inglesa es la expulsión sufrida por Ali Paterson, la primera en la historia de este certamen, que dejó a Talandracas con un jugador menos en su duelo ante Zacara, y que terminó con tres jugadores contra cuatro en lo que era uno de los duelos más esperados de etapa clasificatoria del certamen más importante del polo inglés.

En el Cowdray Park Polo Club se está desarrollando la 60° versión del Campeonato Abierto de Inglaterra, en el cual participan catorce equipos de entre 20 y 22 goles de valorización, a pesar del extenso programa de partidos uno disparó la mayor polémica de los últimos años por estos lugares, en el choque entre Zacará (Jack Hyde, Lyndon Lea, Rodrigo Ribeiro de Andrade y Juan M. Nero) y Talandracas (Edouard Carmignac, Pablo Pieres, Guillermo Caset (h) y Ali Paterson).

Los hechos indican que al promediar el segundo chucker Ali Patterson chocó con Lyndon Lea. Este último terminó en el suelo, y debió ser atendido, aunque pudo terminar el encuentro. Sin embargo, el juego se detuvo por más de diez minutos, los jueces, Peter Wright, Tim Bown y el tercer hombre Charles Seavill, pidieron las imágenes del drone que filmaba el encuentro.

El partido continuó, pero basados en lo que vieron, la terna arbitral expulsó a Peterson, y Talandracas, que hasta allí ganaba 6 a 2, pasó a jugar con un hombres menos, con todo lo que significa en un deporte donde sólo hay cuatro jugadores por bando.

Llegando al half time, Zacara estaba al frente por 8 a 7, y de hecho entraron al quinto chukker con el equipo de Lyndon Lea, tan sólo un gol arriba (10-9). Sin embargo, un nuevo fallo polémico, disparó la paciencia de Edouard Carmignac, el patrón de Talandracas que en 2011 se quedó con la Queen's Cup, y que aquí busca su primera consagración en el British Open. Para que pedirle más a Guillermo Caset y Polito Pieres, en esta lucha despareja, si parecía estar escrito que no sería su tarde. Con los tacos abajo, sin oponer resistencia, Talandracas cayó 21 a 11.

Automáticamente se disparó la polémica. No por la poca o nula resistencia final, ya que en todo caso Talandracas entendió que era una causa perdida y decidió no arriesgar físico y caballos.

La expulsión de Paterson, tampoco pasó a ser motivo de discusión; ya que así lo entendieron los jueces y el árbitro en el momento. Sin embargo las autoridades inglesas, mucho se han preocupado en los últimos años por ir ajustando las reglas para intentar hacer del polo un juego más dinámico y competitivo. Temporada tras temporada, hay un ajuste por aquí y un retoque por allá. No a la redondilla, nada de doblar a izquierda o derecha si viene con la bocha. Pero se olvidaron de algo tan elemental como que a este deporte se juega de 4 contra 4. Tanto en la Argentina como en los Estados Unidos, las otras mecas del polo, sus reglamentos establecen que en caso de expulsión, ese jugador deberá ser reemplazado siempre que sea posible, para no desnaturalizar la esencia del juego.

Mientras la etapa clasificatoria del Abierto Británico sigue su curso, varios toman partido criticando el final con la "falta de ánimo" de Talandracas o por la medida extrema de expulsar y dejar a un equipo con el 25% menos de su formación, y así se remiten a la final del Abierto Argentino del 2002.

Aquel 14 de diciembre de 2002, no es fácil de olvidar en la historia del polo. Más allá de tener un nuevo campeón argentino, y que ese campeón fue La Dolfina venciendo a Indios Chapaleufú II por 20 a 16. La final fue especial desde los números.

Primero y principal, el del récord genial de Adolfo Cambiaso, autor de 16 goles, cifra que le significó igualar su mejor marca de la historia en un partido (la tenía por duplicado: en 1992, en su debut en Palermo, en el 23-7 ante Los Indios, y en 1998, en el 26-8 ante Tortugas). Esta cantidad de goles representa una plusmarca para una final del Argentino.

Pero también hubo récords negativos, ya que se trató de la final con más tarjetas desde que este sistema de amonestaciones entró en vigencia. Ignacio Heguy recibió una amarilla a los 12 segundos por juego brusco y una roja cerca del final del partido por insultar a los jueces. También fueron amonestados Juan Ignacio Merlos y Bartolomé Castagnola.

Pero el hecho más determinante lo tuvo como protagonista a Eduardo Heguy recibió tres amarillas, dos en el cuarto chukker, por juego brusco y protestar, y una en el quinto, por juego peligroso, por lo que debió abandonar el campo, y su lugar fue ocupado por el sudafricano Stuart Erskine.

Con la polémica abierta, seguramente habrá novedades desde las islas.