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Qué hay detrás de Matthysse

BUENOS AIRES -- Lo primero que debería afirmarse, tras el título de la nota, es que toda una ciudad está detrás de Lucas Martín Matthysse. ¿O dos? Porque en realidad, “La Máquina” nació en Trelew, provincia del Chubut y tras un paso por Santa Fe (la tierra de su padre), ancló en Junín. Más que anclar, echó raíces y fue creciendo como boxeador en la misma tierra en la que nació Luis Angel Firpo.

Junín vive y respira la ansiedad de Lucas de frente a la pelea con Víktor Postol, programada en Carson, Estados Unidos, para el sábado 3 de octubre. Aunque ya fue campeón mundial Interino, Lucas sabe que –ahora sí- estará a la puerta del campeonato del mundo real, regular y definitivo que reconoce el Consejo.

A los 32, Lucas suma 41 peleas con 37 victorias y 3 perdidas, 1 sin decisión y 34 KO a favor. A su vez, Postol (31) tiene 27 combates, todos ganadas, con 11 KO a favor.

Todos, incluyendo Oscar De La Hoya, que viajó especialmente para alentarlo, como lo hiciera antes de su combate con Ruslan Provodnikov, dicen lo mismo: “No será una pelea fácil”. Postol le lleva casi diez centímetros –mide 1,80m-, es muy frío y muy cerebral. “Pero tiene el cuello muy finito”, afirma Lucas, quien ve pasar por allí un elemento de fragilidad, que se puede traducir en una pregunta: ¿Tendrá Postol la mandíbula suficiente como para aguantar al argentino? Sobre todo porque alguna vez ya anduvo por el suelo.

El gimnasio de AranoBox desborda de periodistas y curiosos para verlo a Lucas. Y, como en un ritual, todos o casi todos llevan un teléfono en la mano o un poster o cualquier cosa, para llevarse el más grato de los recuerdos: o una foto con el ídolo –porque eso es lo que es Lucas para los juninenses-, o algún recuerdo.

Detrás de Lucas está prácticamente el equipo de siempre, encabezado por Cuty Barrera, su entrenador desde los comienzos, Juan Martín “Látigo” Coggi –quien secunda en todo a Cuty-, el preparador físico, Matías Erbin y el doctor Eduardo Leguizamón. Claro que la conducción está a cargo del promotor Mario Arano, quien no sólo confía ciegamente en su pupilo, sino que además, vaticina que va a ser triunfo “Por nocaut antes del octavo asalto”.

Pero detrás de Lucas, además, está ahora su hija, la pequeña Priscilla, con quien viajó a los Estados Unidos recientemente, ya que ella compitió en un Mundial de danza acrobática y, fiel al apellido, se vino con su medalla de oro. Es la primera vez que vemos a Priscilla estar junto a su papá en el gimnasio, mientras él entrena. Y no solamente secándole la transpiración, o sacándole fotos, sino ayudándolo en lo que puede.

Lucas se confiesa “muy familiero” y el tener a su lado a su mujer, a su hija y también a su mamá –que ha sido siempre su gran confidente, amiga y protectora-, lo envuelve en un clima muy especial, quizás más que nunca. Es que, aunque nadie lo diga en voz alta, se sabe que Postol es un rival de cuidado.

De hecho se trajeron varios sparrings de gran altura, justamente, para que sepa trabajar ante un hombre no solamente más alto que él, sino también de largos brazos. Como el invicto brasileño Patrick Teixeira (combatirá en California un día antes de Lucas-Postol) o Yamaguchi Falcao, de Brasil, bronce Olímpico en Londres 2012 y todo el grupo de colaboradores del equipo, incluyendo al puertorriqueño Jorge Meléndez.

“Mi plan A y B es salir a buscarlo, porque él no va a venir”, dice Lucas. “Con esos brazos me va a tratar de mantener bien de lejos, así que mi plan A, B… y C, es achicarle el ring y hacer la pelea yo, tengo que llevarlo y no dejarlo armar, no hay muchos secretos”, concluye.

Hay, sin embargo, otro tema. Hace ya un tiempo que Mario Arano y Cuty Barrera, especialmente los dos, insisten en que Lucas está más que cómodo entrenando en Argentina y que “No hay por qué irse a entrenar afuera, porque en Argentina se puede”, como dice Arano.

No se sabe bien de dónde salió la especie, pero hay una cuota de mucha susceptibilidad en el grupo cuando se toca ese tema. “Algunos afirman que debería haber cambiado de técnico, pero hasta acá todo lo que Lucas logró fue trabajando con nosotros”, afirma Cuty Barrera. “Y vamos a demostrar el 3 de octubre todo lo buen boxeador que es Lucas, a quien considero como un hijo: su talento es enorme, no tiene techo”.

Nadie sabe quien empezó con el tema –las redes sociales, hay que admitirlo, canalizan opiniones de quienes, a veces, no tienen un solo átomo de conocimientos sobre el tema- pero para el equipo es un elemento de discusión.

Es cierto, El Chino Maidana entrenó en Oxnard, California, para sus últimas grandes peleas, y también Maravilla Martínez, aunque esto es lógico, porque lleva más de diez años radicado en España.

“Monzòn, Galíndez, Locche, Pascual Pérez, Látigo Coggi y Sergio Palma, por nombrar algunos, no necesitaron irse del país para entrenar”, afirma Arano. Y, aunque tiene toda la razón del mundo, también es cierto que boxeadores como Ringo Bonavena, Eduardo Lausse o Jorge Ahumada, también entrenaron mucho en los Estados Unidos.

Tal vez sea que el grupo se sienta afectado por algo que desconocemos, pero el tema resulta ligeramente irritativo y, en realidad, nos da la sensación de que cada uno entrena en dónde y cómo le gusta. Y si a Lucas le resultado cómodo y efectivo hacerlo en Junín, tiene el mismo derecho de elegir su territorio como hoy, por ejemplo, Jesús Cuellar –campeón mundial pluma WBA- prefiere hacerlo en Los Ángeles.

Detrás de Matthysse hay todo un pueblo, toda una familia y por sobre todas las cosas, todo un equipo compacto, unido, trabajador y serio. Equipo que lleva un tiempo ya insistiendo en que en Junín se puede lograr tan alto nivel de recinimiento como en cualquier parte del mundo.

Detrás de Matthysse, hay, también, toda una comunidad pugilística en la Argentina que espera con ansias su victoria ante Postol. Es que así como se retiró Maravilla Martínez, parece que ya Marcos Maidana no desea seguir peleando.

Quedan Jesús Cuellar, Víctor Emilio Ramírez y Cesar Cuenca, o “El Huracán” Narváez o Juan Carlos Reveco, claro. Pero la historia de Matthysse se ha ido formando a través de grandes rivales y de victorias denegadas como ante Zab Judah o Devon Alexander. Y quedó el gusto amargo de aquella noche frente a Danny García.

Detrás de Lucas está la necesidad que tiene hoy el boxeo argentino de un campeón sólido de peso específico, y todos saben que tiene todas las condiciones para serlo. Un sueño puede ser realidad ante Víktor Postol el 3 de octubre. Por eso la ansiedad, por eso la espera, por eso son tantos los que hoy, más que nunca, están detrás de Lucas.