ROMA -- A pesar de llegar como una de las favoritas por las actuaciones de años anteriores (finalista olímpica en 1928 y subcampeona mundial en 1930), la selección argentina defraudó en Italia '34. Fue debut y despedida: 3 a 2 frente a Suecia, y la sensación amarga de haber podido dar mucho más.
Pero esta derrota se empezó a gestar mucho antes, cuando estalló la interna entre los integrantes de la Liga Profesional y la Asociación Amateur.
Esta última fue, finalmente, la que logró imponer su idea y la que seleccionó a los jugadores para el Mundial. Sin integrantes de los equipos más fuertes del país, y con muchos futbolistas del Interior y amateurs, los albicelestes terminaron dando muchas ventajas.
Sin dudas, otra hubiera sido la historia con las figuras de Boca o de River: por caso, algunos de los ausentes fueron Bernabé Ferreyra, Carlos Peucelle y Francisco Varallo.
Y ni hablar de lo potenciado que hubiera estado el equipo con Orsi, Monti, Guaita y Demaria, los argentinos que terminaron representando a la Italia que se terminó consagrando campeón.
"Tuvimos poco apoyo, es cierto, y nos sentimos ignorados por la afición. Pero fuimos a Roma para demostrarles a todos que nosotros, los chacareros, también somos argentinos", declaró el Turco José Nehín, uno de los caudillos del plantel.
Un proceso similar sufrió la selección brasileña: la puja entre los profesionales, que en 1933 ya habían comenzado a jugar torneos entre Río de Janiero y San Pablo, y los "amateurs", fue más fuerte y terminó debilitando al equipo.
El conjunto de Brasil que viajó a Italia estuvo integrado casi en su totalidad por futbolistas de poco renombre, salvo Leonidas y Patesko. Pegaron el faltazo grandes figuras como Domingos Da Guia, Bibí o Do Brito, entre otros.
Así la verdeamarelha, al igual que su vecino país, quedó afuera en octavos de final luego de perder 3 a 1 con España.