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Memorias del Partido de Estrellas

El pequeño Allen Iverson fue la gran figura de aquel recordado All Star Game de 2001 Getty Images

BRISTOL -- El fin de semana del Partido de Estrellas de la NBA, con todas las actividades que le rodean y con el juego en sí celebrándose el domingo, tendrá lugar este año en Phoenix, los días 13, 14 y 15 de este mes de febrero. La llegada de cada edición de este clásico nos hace recordar los que ocurrieron previamente y nos hace preguntarnos cuáles han sido nuestros favoritos.

Cada uno de nosotros puede seleccionar su preferido de acuerdo a criterios muy distintos. En mi caso, usualmente me inclino por dos factores específicos para hacer mi selección; que la competencia haya sido luchada e interesante y que algún desfavorecido haya sorprendido a los entendidos con una actuación que haya superado las expectativas. Recordemos que, más que competencia, este fin de semana usualmente se caracteriza por la confraternización, camaradería y ambiente distendido que rodea a los participantes. Es, más bien, la fiesta anual de celebración de la NBA, rodeada de actividades y galas ajenas al juego en sí.

Por eso no es de extrañar que, para muchos de los protagonistas, el dar un buen espectáculo y pasársela bien sea más importante que el ganar o perder. Esto, claro está, hasta que se llega a la ronda final de una competencia de volcadas, se está por lanzar la última pelota de colores para ver si se gana o no la competencia de tres puntos, o se llega a los últimos 5 minutos del partido con ambos equipos empatados. Ahí es cuando el espíritu innato del competidor sale a flote y todos comienzan a dar ese extra para tratar de obtener la victoria a como dé lugar, como si se tratara de una final de liga.

En mi archivo de recuerdos existe un partido específico, además de una competencia de volcadas, que reúnen los requisitos de competitividad y sorpresa que les hacen convertirse en mis favoritos. Repasemos:

-Partido de Estrellas del 2001 en Washington, DC
En medio del dominio de talento de la Conferencia del Oeste sobre la del Este, en el que equipos del occidente del país ganaron cinco campeonatos consecutivos entre el 1999 y el 2003 (San Antonio Spurs y Los Ángeles Lakers) y en el que el tema diario entre los analistas era cuan bajo habían caído los equipos del Este en relación a sus rivales de la otra conferencia y a actuaciones previas (Chicago Bulls, Detroit Pistons, Boston Celtics), el partido del 2001 parecía confirmar absolutamente esa presunción.

El Oeste no solo poseía las estrellas más rutilantes y de renombre, sino que también presentaba una ventaja en estatura muy clara sobre sus rivales. Figuras como Shaquille O'Neal, Tim Duncan, Kevin Garnett, Karl Malone, Antonio McDyess, Rasheed Wallace, Vlade Divac y Chris Webber le daban una ventaja en físico impresionante a su equipo en la línea delantera. Como si esto fuera poco, los perimetrales también gozaban de ventaja en estatura sobre sus oponentes, con Jason Kidd, Kobe Bryant, Michael Finley y Gary Payton.

El Este contrarrestaba con un solo pívot natural (Dikembe Mutombo), con una serie de jugadores versátiles que tenían que luchar adentro contra sus más fuertes oponentes y con los dos jugadores más pequeños del partido, Allen Iverson y Stephon Marbury. Precisamente estos tres jugadores dirigieron la remontada más impresionante que yo haya visto en estos clásicos.

La superioridad física del Oeste se impuso durante 39 minutos y dominaban 95 a 74 con 9 minutos por jugar en el partido. Fue aquí cuando el entrenador Larry Brown envió a sus equipo mas pequeño a presionar por todo el tabloncillo, utilizando a Mutombo como ancla defensiva en la pintura y a Iverson como su cañón ofensivo (15 de sus 25 puntos vinieron en estos 9 minutos finales).

A base de triples y de agresividad defensiva (y quizás un exceso de confianza de los jugadores del Oeste), la ventaja se fue reduciendo hasta que, a falta de 28 segundos, Marbury encestó un triple (su segundo en el último minuto) que le dio la ventaja a su equipo 111 a 110. Una buena defensiva del Este en la próxima posesión y un disparo final de Duncan que no quiso entrar completaron la sorpresa; el triunfo de los desfavorecidos, quienes celebraron abrazándose como si hubiesen ganado un campeonato. Para culminar la hazaña, Iverson, el jugador más diminuto de los 24 que vieron acción, fue seleccionado el MVP.

-Competencia de volcadas de 1986 en Dallas, Texas
La mayoría de las personas que hayan seguido la NBA por mas de 20 años, a las que se les pregunte cual ha sido su competencia de volcadas favorita durante el fin de semana de estrellas, contestarán que fue la de 1988, en Chicago. En la misma, Michael Jordan defendió su campeonato (ganado el año anterior en Seattle) en una cerrada competencia ante otro antiguo ganador, Dominique Wilkins. Yo soy la excepción a esa mayoría. Para mi, la competencia mas emocionante y que mas satisfacción me dio fue la de 1987, en Dallas, en la que el diminuto base de los Atlanta Hawks, Spud Webb (5'7" o 1.70 m) sorprendió a todos con su triunfo contra el campeón defensor y compañero de equipo, Wilkins.

A pesar de su estatura y la simpatía que causaba entre los espectadores (y me supongo que los jueces también), quienes al principio lo veían mas como una curiosidad que como un genuino competidor, Webb fue un legitimo ganador. Sus saltos fueron realmente impresionantes y sus volcadas verdaderamente espectaculares. Derrotó a otros seis participantes en la primera ronda (Wilkins no participó por gozar de una exención como campeón defensor); empató con Dominique en la semifinal (mientras dejaban en el camino a otros dos participantes) y obtuvo dos perfectos en la ronda final para derrotar a Wilkins, 100 a 98. Al final, se cumplió en grande con mis dos criterios para que un evento sea inolvidable: se estableció una competencia férrea e interesante y terminó imponiéndose el desfavorecido.