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Con esto ya no alcanza

PHOENIX -- Hay que empezar a cambiar. Se le podrá atribuir al marketing de la NBA, o quizás a la cabeza de los jugadores, pero lo cierto es que esto de no defender ya no funciona. El público cautivo de la Liga puede ser seducido con algunos trucos, pero el de siempre, el que se traga horas de videos de básquetbol desde hace tiempo, con esta situación se está empezando a aburrir. Hay que entenderlo: ya no se disimula la falta de esfuerzo con volcadas espectaculares, por la simple razón de que el guión está demasiado trillado.

El All-Star 2009 tuvo como ganador al equipo del Oeste por 146-119, en un partido en el que la palabra defensa estuvo completamente de más. Nadie se preocupó por controlar de cerca de su rival, por exigirlo, por inquietarlo con la intención de ganar.

Habrá que preguntarse si alguien deseaba realmente llevarse el triunfo, como sucedía décadas atrás cuando este partido era sumamente importante para el currículum de las estrellas. Desde un tiempo a esta parte este evento final continúa siendo interesante, pero las cuentas millonarias han transformado la exigencia sobre el parquet por algunos bailes y sonrisas que se ajustan a la perfección para la cámara.

Me gustaría saber qué piensan algunas leyendas de la Liga cuando ven a Dwight Howard lanzar triples con más de medio cuarto por jugar, o a las defensas sonreír cuando un rival le hace un dunk en la cara, pese a ir perdiendo por más de 20 puntos. Supongo que se harán preguntas acerca de las nuevas camadas de jugadores: ¿Acaso están locos? ¿Dónde ha quedado el orgullo deportivo? ¿Es que realmente no les duele? En este partido, ya no.

En lo estrictamente deportivo, el triunfo del Oeste se vio venir de entrada gracias a la superioridad física del roster de Phil Jackson, que contó con Pau Gasol, David West, Amare Stoudemire, Shaquille O'Neal y Dirk Nowitzki debajo de los tableros, mientras que el de Mike Brown sólo tenía a Dwight Howard y Kevin Garnett.

Los números hablaron por sí solos: el Oeste ganó 51-38 la batalla de rebotes y el Este lanzó 8-34 en tiros de tres puntos contra 4-14 de su rival. Es decir, más del doble detrás del arco, una clara muestra de las pocas posibilidades de lanzar desde la llave, donde los porcentajes de efectividad son siempre superiores.

Fue precisamente Shaq quien se combinó con Kobe Bryant, en el reencuentro de ambos ex compañeros de Lakers con el técnico Phil Jackson, para guiar al Oeste al triunfo y conseguir el MVP conjunto al cierre de la jornada. El abrazo final entre ambos sirvió para que la NBA le ponga un final feliz a una de sus historias controversiales, emulando el cierre propio de una película de Hollywood.

Si bien Kobe anotó sus 27 puntos y Shaq sólo 17, fue el interno de los Suns el que le puso pimienta al juego cuando el estadio estaba tan callado como un cine, allá por el tercer cuarto. A partir de ese momento, el plano se inclinó a favor del equipo de Jackson, que apuró el trámite para llevarse el cuarto 38-24, diferencia que a la larga sería imposible de levantar para el de Brown.

No hay mucho más que decir del partido en sí. Sólo que tuvo el último parcial completamente de más, porque los jugadores trataron de divertirse entre ellos más que pelear por emparejar el juego. Dwight Howard tiraba triples, LeBron James trataba de hacer algún dunk espectacular. Sumemos que los tickets para este juego son extremadamente caros... en fin.

Hay que recuperar la mística. Se ve que así por sí solo el asunto está empezando a complicarse. La situación obliga a generar nuevos incentivos entre los jugadores, quizás buscar que entrenen más seguido entre sí, que ataquen con sistemas, que sientan que el verdadero mérito es defender el honor deportivo dentro de la cancha. En síntesis, cambiar la mentalidad: que el show no tape el rendimiento deportivo.

Por fortuna, el talento por ahora no escasea. Hay que despertar a tiempo, los fanáticos quieren ver un partido de básquetbol, más allá de las figuras.

Escuchar a quien corresponde, entonces, significará crecer en la dirección correcta.

Phoenix ya cerró sus puertas. Y la cuenta regresiva hacia el All-Star de Dallas, ya está entre nosotros.