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El más grande

CD. DE MEXICO -- Era una mañana justo como la de hoy.... era temprano y, satisfecho aún por sus logros en las canchas de tenis, Rafael Osuna, popularmente conocido como "El Pelón", lejos estaba de saber que unas horas más tarde, iniciaría su leyenda.

Y es que precisamente una mañana como la de hoy, un 4 de junio pero de 1969, Rafael Osuna fallecía trágicamente en un accidente aéreo, el mismo que arrebató la vida a don Carlos Madrazo, notable político en pulla con el gobierno, y por cuya presencia se sigue pensando, se trató de un atentado.

Jamás se pudo comprobar, pero lo que sí es un hecho es que en ese accidente se perdió al más grande tenista mexicano de todos los tiempos, a un hombre carismático, lleno de vida que dejaba en la orfandad a un vástago y al deporte mexicano y que tenía aún mucho qué brindar al tenis mundial.

En el circuito internacional se lo reconoce aún como uno de los grandes de todos los tiempos, e incluso en el US Open se le sigue rindiendo homenaje, año a año, a la memoria de uno de sus grandes campeones.

Osuna fue el héroe del Club Deportivo Chapultepec, que hace 50 años era considerada cuna de los más grandes altetas en la capital mexicana, y ahí, desde niño, desarrolló sus grandes talentos por lo que hoy, el estadio en donde se han librado las más grandes batallas en Copa Davis, lleva su nombre.

Fue en su roja arcilla donde Rafael jugó sus más grandes partidos, y fue ahí, donde convivió muy de cerca con los cientos de niños que deseaban ver de cerca a su ídolo. Así lo recuerda, aún con emoción, Alfredo Domíngue Muro, hoy convertido en uno de los comentaristas deportivos más prestigiados del país. De niño, seguía afanosamente a Osuna para verle de cerca, escondido detrás de uno de los árboles que rodeaban a la cancha de prácticas.

Sorprendido, Alfredo debía abandonar el estadio porque no tenía boleto, por supuesto las localidades estaban agotadas para ver al astro, y Osuna pidió que lo dejaran ingresar, o de lo contrario no jugaría.

Desde siempre fue un hombre encantador de gran carisma, cuya vida y trayectoria sigue viva en las memorias de don Francisco Contreras, "su Pancho", su capitán en Copa Davis y de su querida hermana María Elena que le rindió homenaje en un libro de colección, "Sonata en Set Mayor", cuya página final, encierra las últimas horas de vida de Rafael Osuna.

Y recorre el mundo tenístico difundiendo su legado, otro Rafael, pero Belmar Osuna, su sobrino, quien es su más fiel admirador y que presidió los homenajes de inducción al Salón de la Fama del tenis, y hace justo un mes, del homenaje que se le rindió en la Universidad del Sur de California.

El campus universitario en donde el coach George Tolley enseñó a Rafael a sacar provecho de sus dotes naturales y en donde sigue hoy día, forjando a las nuevas generaciones con su amor por el deporte blanco.

Rafael Osuna es la inspiración de toda una generación de tenistas latinoamericanos, como lo declaró hace un par de años en este espacio, el mismo Guillermo Vilas, quien vio en él al ejemplo de lo que un auténtico campeón debe ser y como él, Raúl Ramírez, entre otros.

Hoy lo recordamos como cada uno de estos 38 años, que sólo han servido para acrecentar la figura del legendario tenista. Un jugador que no se rendía ante nadie, que disfrutaba del tenis, que poseía una mentalidad triunfadora muy especial y un carisma impresionante.

Una tenacidad que por momentos me llega a recordar lo que es hoy otro Rafael, el españolito Nadal, quien hoy escribe punto tras punto, su propia leyenda.

Osuna tiene un lugar especial en la historia del deporte blanco y hoy me permito recordarlo en este breve espacio... ¡Descanse en paz!