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Gastón Alto, sobre jugar con Ma Long: "Fue una experiencia única que me llevo para toda la vida"

Gastón Alto se cruzó con Ma Long en la primera ronda del Campeonato Mundial de Durban. WTT

El tenismesista argentino Gastón Alto afrontó en el Mundial de la disciplina, que se está disputando en Durban, Sudáfrica, uno de los partidos más importantes de su carrera: enfrentó a Ma Long, considerado el mejor jugador de todos los tiempos, en la primera ronda del certamen.

La derrota en sets corridos en el court central (los parciales fueron 5-11, 2-11, 3-11 y 8-11) no opaca el gran rendimiento del mendocino, que no tuvo suerte en el sorteo pero se llevó “una experiencia única para toda la vida”, según le comentó a ESPN.com desde la tercera ciudad más poblada del país africano, ubicada a orillas del océano Índico.

“Como me venían tocando jugadores complicados en los últimos torneos, hice la broma de que me iba a salir con Ma Long. Y así fue. Se sortea todo el cuadro y uno viene con la ilusión de avanzar de ronda, así que la idea era cruzarme con otro jugador, algún europeo con el que se pudiera jugar”, indicó Gastón, quien al principio lamentó el enfrentamiento, aunque luego, viendo el escenario más tranquilo, pensó que “era un lujo jugar contra el mejor de todos los tiempos”.

Y completó: “Es como si en el fútbol tuviéramos la posibilidad de jugar un partido con Messi por los puntos. Me di un lujo en vida, estaba completamente contento, con algunos nervios, para no hacer papelones, porque nunca me había tocado jugar con un jugador chino top del mundo. Fue una gran alegría, disfruté muchísimo el partido e hice todo lo que estuvo a mi alcance, pero demostró ser un profesional grandísimo y tener un nivel bárbaro. La experiencia es única y me la llevo para toda la vida”.

El cinco veces campeón nacional (2008, 2009, 2010, 2012 y 2016) contó que el sábado, jornada en la que se disputó el partido en el Centro de Convenciones de Durban, se levantó como un día normal y trató de concentrarse en cómo hacerle daño a su rival. “Si bien claramente soy muy inferior a él, como deportista siempre tengo la ilusión de ganar. Y tuve la tonta ilusión de creer que podía. Siempre trato de pensar lo mejor, por lo menos antes del juego, y después veo qué pasa”, señaló quien, después de varios meses de entrenar y competir en Europa, regresará al país para descansar en su Mendoza natal y, claro, seguir entrenando.

En vísperas del cotejo, Alto, que le preguntó a Ma Long si podía cambiarse la camiseta, ya que tenían el mismo color y él no contaba con un modelo de repuesto, a lo que el chino accedió sin inconvenientes, estaba “nervioso y ansioso”, con ganas de que volara la pelotita. El lujo de tener enfrente a “un ídolo para todo el que juega este deporte” convivía en todo momento con la motivación de afrontar un compromiso relevante, por el contrincante y el contexto, para su exitosa carrera.

“Al partido entré un poco nervioso, porque no sabía qué iba a pasar, pero a medida que fueron transcurriendo los sets fui mejorando el nivel, acostumbrándome un poco al saque y a la recepción. Me sorprendieron la calidad y los ángulos con los que tira la pelota, lo que me exigió y forzó a errar bolas que a lo mejor no venían tan difíciles. Pero fue un resultado súper justo y ganó tranquilo”, expresó el 140° del ranking mundial (llegó a integrar el top 100), que recién en el último set “se pudo acercar un poco, jugar mejor y acomodarse a la velocidad del partido”.

El integrante de la Selección Argentina, que trabajó en la previa con su amigo Pablo Tabachnik y su hermano Matías Alto, ambos entrenadores del combinado nacional, y estuvo acompañado durante el encuentro por Gustavo Levisman, hizo un balance de los cuatro sets, en los que ganó 18 puntos, varios a partir de su saque, una de las virtudes de su juego: “Viendo los videos creo que fue digno el papel que hice. Si bien el resultado fue abultado, me sentí bien, cómodo. Terminé de jugar y me quedé como ‘cómo no juego otra vez’, porque un poquito me había acostumbrado… no sé si para ganarle, pero me había acostumbrado un poco a sus saques y recepciones, a cómo sacarle yo. Fue lindo. Empecé con muchos nervios y terminé jugando bien, concentrado, sin irme de foco, y lo disfruté”.

Además, el argentino, que se quedó con el mejor punto del partido, levantando varias pelotas lejos de la mesa y sorprendiendo al chino con un certero contraataque, valoró que “los globitos son un recurso” y, aunque la mayoría de las veces va a perder los puntos desde atrás, el rival lo llevaba a esa situación, ya que al ser este más rápido y fuerte le costaba hacer daño en las primeras pelotas y seguir el ritmo sobre la mesa. Finalizado el match, Alto aprovechó para desearle suerte, porque “es el jugador favorito de todos”.

Entre risas, el habitual protagonista de competencias a nivel nacional y continental deseó que Ma Long, a quien había visto brillar hacía dos décadas, en un Mundial juvenil en el que daba años de ventaja, se consagrara en el primer Campeonato Mundial que se disputa en África desde El Cairo 1939 “para decir que salió campeón por ganarle a él en primera ronda”. Y añadió: “Obviamente quiero que siempre avancen los latinos, pero como perdió Hugo (Calderano) me gustaría que fuera él, que es el que más me gusta de todos los chinos. Y digo que perdí con el campeón y por arrastre quedo mejor que el resto, ja”.


Algunos de los logros de Ma Long, apodado el Dictador o el Dragón, son haber ganado cinco medallas de oro en Juegos Olímpicos, trece en Campeonatos Mundiales y ocho en Copas del Mundo, contabilizando todas las modalidades. El actual #3 del mundo, que en octubre cumplirá 35 años, ocupó la primera posición del escalafón global durante 64 meses, récord total, incluidos 34 consecutivos entre marzo de 2015 y diciembre de 2017. Además, el oriundo de Anshan, ciudad ubicada en la provincia de Liaoning, es el único jugador que obtuvo en dos ocasiones el Grand Slam del tenis de mesa, es decir, coronarse en dos ocasiones en la modalidad individual de los tres grandes torneos del deporte, algo que otros cuatro jugadores consiguieron ‘tan solo’ una vez.

Si bien algunos catalogan al sueco Jan-Ove Waldner, pionero en cuanto a conseguir el Grand Slam, como uno de los más grandes de siempre, en el tenis de mesa hay consenso en que Ma Long es el mejor de todos los tiempos.


Gastón consideró a Ma Long –aclarando que los chinos “juegan a otro deporte”– y a Waldner como los mejores de la historia, pero valoró mucho el legado de Calderano, brasileño de 26 años que actualmente ocupa el sexto puesto del ranking mundial y llegó a ser el tercer mejor jugador del planeta, algo inesperado, hasta su impetuosa aparición, para un tenismesista latinoamericano.

Y ahondó sobre las características que destaca del carioca, que este año ya se consagró en dos certámenes del circuito mundial, disputados en Durban y Doha: “Para mí es un fenómeno, un fuera de serie y, si bien es más chico que yo, lo tengo como un referente. Ayer perdió con Brian Afanador, que también es un amigo y tuvo mucho mérito, en una ronda en la que no está acostumbrado a perder y contra un jugador con el que no está acostumbrado a perder, y lo hizo como un señor. Seguramente estará dolido por la derrota, pero son cosas que pasan en el deporte y él es una inspiración para los más chicos, para transmitirles que se puede y que, así como se puede ganar todo, también se puede perder un partido como el que perdió ayer. Si me tengo que quedar con alguien en el mundo es con Hugo, que es latino, de los nuestros, y siempre quiero que le vaya bien”.

De cara a lo que viene, Alto fijó como gran objetivo para el resto del año el Campeonato Panamericano que, sin sede ni sistema definidos, tiene una gran importancia por tratarse de un torneo clasificatorio para los próximos Juegos Olímpicos, competencia en la que debutó a los 36 años, en Tokio 2020 (2021). El múltiple medallista a nivel continental señaló que siempre mira para adelante y que ya se olvidó de todo lo conseguido, con el fin de focalizarse al 100% en conseguir esa plaza por equipos, a la que catalogó como “el sueño y la ilusión de todos”.

Asimismo, el mendocino, que espera con ansias regresar a sus pagos, ya que pasa casi la mitad del año afuera y extraña, se desligó, entre risas, de la analogía de su amigo y compañero Horacio Cifuentes, quien lo comparó con Benjamin Button por su vigencia: “La verdad que no soy Benjamin Button, pero sí encontré el mejor nivel de mi carrera después de los 30 años. Creo que puede ser por la época en la que me tocó jugar y vivir: de chicos o juveniles jugábamos uno o dos torneos por año, con suerte, y hoy en día el circuito se ha agrandado, es mucho más fácil ir a Europa. Antes no era tan accesible, solo podías ir por tus propios medios y no todos podían viajar. Y hace mucho estoy yendo a Europa, tengo competencia, ligas, torneos con la Selección. Puedo entrenar en otro nivel, con los mejores, y creo que esa ha sido la gran diferencia”.

Finalmente, el #7 del mundo en dobles -junto a Cifuentes- destacó al profe que lo prepara en Mendoza, resaltó que no es un jugador que tenga muchas lesiones y reflexionó: “Me gusta entrenar, me gusta competir y todavía me siento bien. Por eso me siento vigente. No sé cuánto tiempo más duraré, pero esperemos que mucho”.