Sin embargo, llegar a ese momento placentero, el de la entrevista, no es tan fácil; el proceso hasta que uno finalmente puede sentarse frente a él y comenzar la entrevista es en general bastante complicado.

Afortunadamente, los conocimientos que tengo de él y que él tiene de mí facilitan un poco las cosas, y cada tanto podemos seguir disfrutando de esa sana amistad que nació cuando jugamos juntos en Argentinos Juniors.

Pero como les decía, la parte difícil de entrevistar a Diego sigue siendo la previa, o sea encontrar el momento para hacerle la nota.

Les cuento entonces como comenzó -y siguió- el camino para poder disfrutar de este Perfiles con Maradona.

IDAS Y VUELTAS ANTES DEL REPORTAJE
A principios de 2004, en ESPN me consultaron sobre la posibilidad de hacer la entrevista y por supuesto que acepté con mucho gusto, ya que para mí siempre es un placer encontrarme con Diego. Pero antes que nada, había que confirmar que él estuviera en Cuba, que no iba a viajar a ningún lado por compromisos contraídos y, finalmente, que supiera de mi visita y arreglar la nota.

Durante varios días me dediqué a hacer llamados desde la Argentina para chequear si realmente estaba en Cuba, y una vez confirmado el dato comencé la búsqueda más difícil: ubicarlo a él. Fueron varios llamados a La Pradera, su lugar de residencia, a teléfonos de amigos suyos y, claro, también a su celular.

Tuve suerte porque logré ubicarlo relativamente rápido: hablamos un rato y se puso muy feliz con la posibilidad de que lo fuera a visitar y que nos reencontráramos, y al mismo tiempo hiciesémos la nota.

El mismo día que aterricé en la isla lo llamé y quedamos en que me pasaba a buscar al día siguiente por el hotel.

Pero como suele ocurrir, Diego tuvo uno de sus compromisos inesperados y por lo tanto no se produjo el encuentro, y recién al otro día recibí la visita de su chofer, quien me avisó que Diego me esperaba en un campo de golf por la tarde.

Hacia allá fuimos y por supuesto lo encontré, estaba montado en su carrito (es al único jugador de ese campo de golf que le permiten usar carrito a motor, ya que está prohibido) jugando al golf con un amigo colombiano, que tuvo la brillante idea de traerle pelotitas de golf con luz interior, lo cual permite jugar de noche.

Nos abrazamos, reímos, lo acompañé un par de hoyos y quedamos que en cuanto terminara de jugar nos reencontrábamos en el bar; en ese entonces serían las 18:30 hs.

Pero claro, el fanatismo de Diego por el golf es tal que, con sus pelotitas especiales, juega hasta que las velas se apaguen solas, por lo que ya entrada la noche y él no aparecía decidimos volver al hotel, no sin antes dejarle un mensaje con su chofer para encontrarnos al día siguiente.

Y así fue: a la tarde de esa jornada Diego me llamó y me citó en su casa de La Pradera y, antes de su diaria práctica de golf, finalmente pudimos realizar esta entrevista para Perfiles.

Estuvimos hablando durante más de dos horas, recordando momentos especiales, amigos en común, anécdotas....

Y, como siempre me pasa con él, me fui con la alegría de haberlo encontrado mejor, sin las presiones que tiene cuando vive en Argentina, pero con una gran necesidad de reencontrase con sus afectos, a quienes extraña mucho, y por quienes daría la vida.