El resultado final no ofrece dudas : victoria de los Springboks por 49 a 29. No obstante, los 20 tantos de diferencia disienten con el desarrollo del partido. Sin pensar que pudo haber sido una victoria histórica, al menos Los Pumas debieron haber terminado más cerca.

Claro que varios de los errores fueron decididamente primarios, con deficiencias groseras tales como la recepción de las salidas, el lanzamiento de la pelota en los lines, o el tackle, que los sudafricanos explotaron a la perfección.

Porque es cierto que estos Springboks no asustan como en otros tiempos. Tienen un juego excesivamente previsible y basado, repetitivamente, en la potencia de sus hombres. No hay talentos, amagues o cambios de paso, tan solo alta concentración, precisión, velocidad y fuerza, cuatro elementos en los cuales siempre se basaron sus triunfos.

Tal como el técnico Marcelo Loffreda lo había pedido, el equipo entró despierto al duelo y tomó la iniciativa. Pero lamentablemente no sacó rédito del importante dominio que tuvo en el primer cuarto de hora. Gonzalo Quesada, el apertura y pateador argentino, falló dos penales y el equipo no pudo concretar un par de jugadas cercanas al ingoal local.

"Poco antes del partido pedimos cambio de pelotas porque estaban desinfladas, incluso el referee lo verificó. Pero en la cancha aparecieron de vuelta esas pelotas que, sumadas, al fuerte viento que había a unos 5 o 6 metros de altura, alteraban la trayectoria de la pelota. No me gusta que suene como excusa, pero uno se prepara mucho tiempo para ser efectivo y después aparecen estas cosas", dijo Quesada.

Loffreda, por su parte, reconoció que "fue fatal no haber anotado allí, porque después en dos pelotas quedamos 17-0 abajo. Pudimos remontarlo un par de veces, pero cometimos algunos errores que contra estos rivales se pagan con tries".

Felipe Contepomi, uno de los centros en Springs, fue más preciso : "nos hicieron tries a partir de pelotas nuestras, de ataques nuestros que organizamos correctamente, eso duele bastante".

Al término de la primera etapa Los Pumas perdían apenas por 17 a 13. Y un nuevo penal de Quesada tras la reanudación achicó la diferencia a un solo tanto (17-16) con un penal de 55 metros.

Pero de inmediato empezó la sucesión de errores que quizás pueden maquillarse cuando se enfrenta a seleccionados europeos, pero que ayer Sudáfrica no perdonó. Un penal de André Pretorius y un try de Stefan Terrblanche llevaron el marcador a 27 a 17 en apenas un par de movimientos.

"En buena medida hicimos lo que salimos a hacer, y hasta tuvimos mayor posesión que Sudáfrica. Pero cuando perdimos la pelota tuvimos que ir a buscarla al ingoal, ellos son muy veloces y oportunos. Y sin darnos cuenta ... nos comimos cincuenta", comentó Diego Albanese, aludiendo a una vieja broma del rugby de Buenos Aires.

Los Pumas se volvieron a acercar en un par de oportunidades. Y siempre los Springboks encontraron un error para volver a castigarlos. Incluso fue algo doloroso, sobre el final, cuando un line que Los Pumas propusieron a 5 metros del ingoal local, terminó en try de los sudafricanos en la otra punta.