Guga Kuerten volvió a ver la luz

El brasileño consiguió su primer título en 13 meses, subió al puesto 40° del ranking y dio otro paso en el regreso a la élite, de donde nunca, de no haber sido por una lesión, debió haber salido

BUENOS AIRES -- Volvió a ver la luz. Volvió a autoconvencerse de que podía jugar exigiéndose al máximo sin sufrir dolores físicos y, además, ganar un título. Y eso, para un deportista de alta competencia, significa sentirse realizado.

En el caso de Gustavo Kuerten, se trata de un momento especial: su victoria en el Abierto de Brasil, en su país, donde nunca había logrado un torneo de ATP, le permite haber recuperado la confianza y saber que está otra vez en la lucha, dispuesto a darle batalla a quien sea.

Fue una semana perfecta para Guga, ya que festejó los 26 años en Salvador, rodeado de su gente. Si bien el carismático y sencillo flaco de rulos es de Florianópolis, es un ídolo en cualquier punto de Brasil y se dio el enorme gusto de coronar su gran actuación con otro título. Fue el 17° de su carrera y el primero de la temporada, ya que no lograba un certamen desde hacía 13 meses.

El último festejo había sido en el Masters Series de Cincinnati, donde derrotó en el 2001 a Roddick, Haas, Ivanisevic, Kafelnikov, Henman y Rafter. Está claro que era su mejor etapa, en la que dominaba el circuito, luego del tricampeonato en Roland Garros.

Además, esa se trató de la temporada en la que consiguió más títulos: seis. Hasta ahí, todo funcionaba bárbaro, porque jugaba, se divertía, ganaba mucho dinero (era una consecuencia, no una prioridad, a esa altura) y su físico le respondía.

DOLORES DE ESPALDA... Y DE CABEZA
Pero, con el correr de los meses, Kuerten empezó a sentirse cada vez peor de las molestias en la espalda, producto de la tremenda exigencia de pisar y rebotar en las canchas duras de cemento. Inclusive, el torneo brasileño del año pasado marcó un antes y un después en su magnífica trayectoria: perdió inesperadamente en la primera rueda ante su compatriota Flavio Saretta e hilvanó su peor racha en el profesionalismo, con 10 derrotas en 11 partidos.

Por eso, en marzo de este año, luego de su debut y despedida en Buenos Aires ocurrido unas semanas atrás, Guga pasó por el quirófano. Le hizo caso a su médico, porque entendió que el único camino para volver a ser el que fue era operarse, alejarse del circuito -apenas fueron dos meses- y después ir encontrando la mejor puesta a punto. El regreso fue progresivo, con la alarma constante en su cabeza del miedo a volver a sentir dolores y tener que verse obligado nuevamente a parar.

Sufrió caídas, le resultó duro el golpe de quedarse afuera del Abierto de Francia en los octavos de final y avisó realmente en serio de que estaba mejor de cuerpo, cabeza y juego en el US Open, cuando alcanzó los octavos. Su triunfo en la segunda rueda sobre Marat Safin, aún cuando el ruso no atraviesa su mejor etapa, le otorgó el plus de confianza clave para salir más decidido a correr la cancha y a impactar sus golpes con mucha pimienta.

Igualmente, cuando un jugador vuelve al ruedo necesita superar el temor con horas y partidos. Y victorias, es obvio. Todo está relacionado entre sí: el timing se consigue lentamente, van llegando los triunfos y la fe se agiganta. El propio brasileño es consciente de que en este campeonato les ganó a rivales ubicados detrás del puesto 70 del ranking y que le costó más de la cuenta deshacerse de algunos de ellos, pero haber vuelto a obtener un título es muy fuerte.

El click llega cuando, como le acaba de pasar a Kuerten, un tenista ve que, aún sin rendir como mejor puede hacerlo, consigue el éxito. Se trata de un cambio de mentalidad o, mejor dicho, de volver a sentirse seguro y confiado como antes. De entender que, si bien debe seguir recorriendo el trayecto hacia la recuperación definitiva, está encaminado. Sin dudas, el aspecto más débil suele ser el mental, porque se pierde el ritmo de sumar victorias y sentirse ultraganador.

UN REGRESO LENTO PERO SEGURO
Por todo esto, Kuerten está de vuelta. Entre la inactividad y los torneos que jugó en búsqueda de su mejor nivel, había retrocedido hasta el 55° puesto en la clasificación de la ATP. Precisamente, ese lugar no lo ocupaba desde su primer título, que fue nada menos que el de Roland Garros 97. Ahora la victoria en Brasil, sobre canchas de cemento y contra el argentino Guillermo Coria, le permitió subir al 40° puesto.

Hubo momentos en los que mostró una intensidad de juego impecable, como en su mejor época, pero fueron tramos cortos. Su servicio potente y su revéssuelto y exquisito a una mano le abrieron el camino, coronado gracias a una gran determinación para salvar un match-point en el tercer set y cerrar con categoría en el tie-break decisivo. En esos puntos clave, cuando hace falta más actitud ganadora que tiros vistosos o para el aplauso, Guga hizo la diferencia.

Fue una ventaja mínima, es cierto, pero la logró con mentalidad positiva. "Todos los títulos son importantes, pero este es muy especial. Superé los límites esperados, pero sé que todavía puedo dar más en el 2003", dijo feliz y emocionado Kuerten. Hacia allí, justamente, se prepara él: sabe que lo que queda de esta temporada será valioso para sumar más confianza y en la próxima irá por el salto del retorno esperado.

Con tres Grand Slam sobre sus hombros, más cinco Masters Series, una Copa Masters y una estupenda marca de 17-6 en finales, Kuerten es consciente de que su presencia, al margen de no estar al ciento por ciento, también genera muchísimo respeto por parte de los rivales.

El debe aprovechar ese plus, como lo hizo en su país. Se lo vio muy motivado y hasta probó seguido cambios de ritmo propios de su sello, sobre todo al acelerar con el revés y definir luego el punto con un drop preciso y desconcertante.

Con determinación, Kuerten logró salir adelante y coronarse en su país. Disfrutó ante un público feliz, aunque bastante irrespetuoso, porque insultó mucho a Coria cuando éste iba a sacar. Si bien es conocida la gran rivalidad entre argentinos y brasileños originada por el fútbol, dolió que trataran así al finalista ya que las veces que Guga estuvo en Buenos Aires -qué mejor caso que el del título conseguido el año pasado- fue ovacionado y hasta mucha gente quería que ganara él.

Lentamente, como era previsible, está siendo otra vez una seria amenaza para los animadores del circuito. Necesitaba encender otra vez la llama del éxito, codearse con los tramos finales de un torneo y nada mejor que un título para hacer el negocio redondo. Tiene todo para triunfar, en especial el fuego sagrado que caracteriza a los grandes campeones, a aquellos que se diferencian del resto por la manera de jugar y decidir en los momentos importantes.

Al ritmo de batucada, Kuerten festejó en una semana clave, justo en la previa a la eliminatoria contra Canadá, en Río de Janeiro, donde Brasil intentará mantenerse en el Grupo Mundial de la Copa Davis. El equipo verdeamarelho recuperó a su as de espada. El será la llave del triunfo.

De conseguirlo, Guga dará otro paso en este camino de regreso a la elite. De donde nunca, de no haber sido por una lesión, debió haber salido.

GUSTAVO GOITÍA es periodista especializado en tenis desde 1989. Se desempeñó como redactor en el diario La Nación, la revista VIVA de Clarín y el diario deportivo Olé, todos de Buenos Aires, y además fue comentarista en el canal TyC Sports. Actualmente es redactor del diario Clarín y columnista de ESPNdeportes.com.

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