Sampras y un punto de inflexión

La caída del gran Pistol Pete en la segunda rueda de Wimbledon y ante un rival muy accesible puede acelerar el final de su extraordinaria trayectoria, una de las tres mejores de la historia

BUSCANDO LA SALIDA
Pete Sampras acaba de perder con el suizo George Bestl en segunda ronda de Wimbledon, uno de sus torneos favoritos, y donde consiguió su último triunfo en el 2000
(Reuters)
¿Y ahora cómo sigue esta historia? Es la pregunta del millón. La que todos los amantes del tenis se están haciendo. ¿Cómo hará Pete Sampras, el récordman mundial, para continuar después de semejante shock? Porque hay derrotas y derrotas. Y sin dudas esta, en la segunda rueda de Wimbledon y ante un rival muy accesible, puede acelerar el final de su extraordinaria trayectoria, una de las tres mejores de la historia.

Hace ya poco más de dos años que la carrera de Sampras entró en la curva descendente. Eso está claro. Su mentalidad prodigiosa, ganadora a ultranza, y su físico, castigado después de tantas batallas encima, empezaron a fallar. Y todo tiene que ver con todo: sus dolencias le quitaron ritmo de competencia en algunos momentos y hasta le impidieron jugar torneos importantes, eso repercutió en su confianza y se reflejó, finalmente, en su juego.

Ya no es más el Pistol Pete que imponía presencia y resolvía fácilmente los partidos sencillos y hasta sacaba adelante los choques complicados con el peso de su camiseta. El tiempo pasó y no fue en vano.

En los umbrales de los 31 años, Sampras lleva dos temporadas y 30 certámenes jugados sin obtener un título de ATP (así y todo trepó a las finales del US Open 2000 y 2001). Su último festejo, el 63° de su campaña profesional, fue justamente el de Wimbledon 2000, que le permitió lograr el récord histórico para un varón: 13 trofeos de Grand Slam y siete en la mismísima Catedral.

Es que este es su campeonato, en el que acumula la excelente cifra de 63 victorias y 7 derrotas en 14 participaciones. Por eso el golpe impacta muy fuerte. Se trata, ni más ni menos, que de la más dura eliminación del rey del césped en su casa adoptiva a lo largo de 11 años.

PEOR, IMPOSIBLE
Si estaba golpeado por su derrota en el debut de Roland Garros, el torneo que nunca pudo conseguir, al que sólo una vez llegó a semifinales y hace ya seis años que no supera la primera semana de competencia, esto puede ser fulminante para Sampras. Es un ganador por naturaleza, una figura que está superacostumbrada a competir, pero la clave ahora radica en que no sabe bien lo que significa perder tan seguido y, sobre todo, en su superficie favorita. De hecho, sólo cayó en 19 de los 220 partidos que jugó en pasto.

Un descanso será fundamental para analizar el futuro. Decidir, al fin de cuentas, si quiere remar contra la corriente de un cuerpo cansado, que ya le pasa la factura de 15 años de carrera, y una mentalidad con muy escasa paciencia para resolver situaciones adversas.

Por eso, si de por sí le costó prepararse y tomar conciencia de lo que es jugar en el lento polvo de ladrillo de París, mucho más duro será en esta oportunidad, luego de ver que no puede, inclusive, en el veloz pasto de Londres.

Justamente, en Wimbledon, él siempre se caracterizó por hacer la diferencia con un servicio potente y variado -el arma de su tenis ofensivo-, pegar latigazos con su derecha y buscar la definición del punto lo antes posible, haciendo saque y red o directamente con el tiro letal de su servicio.

Así destrozó las ilusiones de casi todos los top-ten y los destacados especialistas en césped durante la década del 90. Y se cansó (en el buen sentido) de hilvanar triunfos transpirando poco y sabiendo que muy rara vez cedía un game de saque. Por eso, él era consciente de que, con un quiebre por set, le era suficiente para quedarse con un parcial. O bien buscaba liquidar un set mediante el tie-break.

LA CAÍDA MÁS IMPENSADA
En esta ocasión, haber sido eliminado por el suizo George Bastl no estaba en los cálculos de nadie. Ni del propio N° 145 del mundo, que había perdido en la tercera y última rueda de la etapa clasificatoria y luego ingresó en el cuadro principal debido a la renuncia por lesión del español Félix Mantilla. Para Sampras, que figura 13° en el ranking y fue preclasificado en el 6° lugar en este torneo, le llegó la hora de la pesadilla en la cancha 2 (la tercera en jerarquía), apodada el Cementerio de los Elefantes. Y vaya si esta vez tropezó un peso pesado.

El estadounidense cometió demasiadas doble faltas y así se derrumbó su propuesta en los dos primeros sets ante un adversario que se agrandó, ya que sacó y devolvió bien y hasta resolvió con criterio varios puntos en la red. Mejoró lentamente su saque pero siguió equivocándose con las voleas, pero en el quinto capítulo, cuando todos se imaginaron que resolvería la cuestión con muñeca, cayó otra vez en errores con su servicio y, especialmente, careció de categoría para cerrar el partido a su favor.

Por todo esto, quedó en evidencia que Sampras está mostrando apenas un escaso porcentaje del potencial que lo llevó a ser el indiscutido N° 1 del mundo y dueño de varios récords. Le faltó ese plus decisivo que lo convirtió en un monstruo de la raqueta, capaz de ridiculizar a cualquier rival en una cancha rápida, desde el cemento, pasando por la carpeta sintética y llegando, obviamente, a su amado césped.

Si no pudo vencer a Bastl, un jugador de 27 años que jamás logró un título, sólo en dos de sus siete Grand Slam disputados consiguió un triunfo y este año perdió en la primera ronda en los tres campeonatos ATP jugados (sólo da pelea en los challengers, de segundo nivel), su presente se merece un replanteo muy serio. Porque el año pasado Sampras fue superado por otro suizo, Roger Federer, en los octavos de final, pero se trató de un rival de enorme futuro, de 20 años, dueño de tres trofeos del circuito mayor y actualmente 9° en el ranking mundial.

Y ENCIMA LO ACOMPAÑÓ AGASSI
Para no sentirse solo en esto de irse cabizbajo del campeonato más importante del mundo, también su amigo y compatriota Andre Agassi (N° 4 del mundo y tercer cabeza de serie) hizo las valijas muchísimo antes de lo previsto. Sin los reflejos y la aceleración habituales para devolver casi a la perfección y ahogar con un constante limpiaparabrisas al rival, el Kid de Las Vegas no tuvo respuestas para superar el obstáculo que le puso el tailandés Paradorn Srichaphan (67° en el ranking, de 23 años y sin títulos de ATP).

Agassi, campeón de Wimbledon 92 y finalista en el 99, careció de las variantes necesarias para frenar el juego completo de su adversario, que ataca con criterio y se mueve muy bien en las superficies rápidas. Así, sumada la derrota del ruso Marat Safin (2° favorito, pero que no domina con facilidad el césped), el tercer Grand Slam de la temporada se quedó rápidamente sin tres figuritas difíciles, quienes justamente se ubicaban en el sector inferior del cuadro.

No sólo ellos (los jugadores) y sus fans quedaron tristes, también lo están los organizadores. Porque Wimbledon tiene peso propio de sobra para bancarse cualquier eliminación, pero indudablemente la caída de Sampras le quita un ingrediente más que especial. ¿Tendrán que acostumbrarse todos a pensar en este Abierto sin su principal animador? La respuesta sólo la tiene el gran Pistol Pete.

GUSTAVO GOITÍA es periodista especializado en tenis desde 1989. Se desempeñó como redactor en el diario La Nación, la revista VIVA de Clarín y el diario deportivo Olé, todos de Buenos Aires, y además fue comentarista en el canal TyC Sports. Actualmente es redactor del diario Clarín y columnista de ESPNdeportes.com.

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miércoles, 26 de junio