Arantxa ya hizo oficial el adiós

Como se comentaba desde la semana pasada, Arantxa Sánchez Vicario, la mejor tenista española de todos los tiempos y ex número uno del mundo, anunció su retirada después de 17 años de profesional

LA ULTIMA LAGRIMA
Arantxa Sánchez Vicario, emocionada durante el anuncio de su despedida del tenis profesional
(Reuters)
BARCELONA -- Arantxa Sánchez Vicario, la mejor tenista española de todos los tiempos, ha anunciado el martes su retirada del tenis profesional después de 17 años como profesional.

La tenista, ganadora de cuatro torneos de Grand Slam (tres Roland Garros y un Abierto de Estados Unidos), cinco Copas Federación, cuatro medallas olímpicas y que fue número uno mundial en 1995, adujo "motivos personales" para abandonar su carrera en el mundo del tenis.

"No ha sido una decisión fácil, pero había llegado el momento de afrontarla. Me considero una privilegiada en todos los sentidos, porque he estado siempre arropada por mi familia, amigos y los medios de comunicación. Además, las lesiones siempre me han respetado", dijo la tenista.

Cansada de viajes, entrenamientos, concentraciones y la presión de la alta competición, a sus casi 31 años, la falta de motivación, la lesiones y su caída en picado en la clasificación de la WTA -ha cerrado el 2002 en el puesto 54, el peor desde 1987- han precipitado su retirada.

Atrás, deja cien títulos de la WTA: 29 individuales (cuatro Grand Slams) 67 de dobles (seis Grand Slams) y cuatro de dobles mixtos (todos Grand Slams), además de haber conquistado cinco Copas Federación, dos Copas Hopman, cuatro medallas (dos de plata y dos de bronce) en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos y el premio Príncipe de Asturias del Deporte en 1998.

Arantxa, la única tenista española que ha logrado ser número uno del mundo (1995) y el único deportista español, hombre o mujer, que se ha colgado cuatro medallas olímpicas, no sólo deja un impresionante palmarés.

Su retirada confirma el vacío del tenis femenino español, que no ha sabido o no ha podido encontrar una relevo para ella ni para Conchita Martínez, su pareja de éxitos olímpicos y de Copa Federación y quien también afronta la recta final de su carrera.

TODO COMENZO ALLA POR 1985
La pequeña tenista barcelonesa irrumpió en el circuito en junio de 1985. Con tan sólo dieciséis años y empeñada en seguir la estela de sus hermanos, Javier y Emilio Sánchez Vicario, Arantxa pronto dejó de ser conocida por su vinculación familiar para ganarse, por derecho propio, el respeto de las grandes campeonas.

La primera de ellas, la alemana Steffi Graf, a quien venció en la final de Roland Garros en 1989, en el que sería su primer Grand Slam y el título que le colocaría entra las diez primeras del mundo por primera vez en su carrera.

Steffi descubrió aquella tarde de mayo en París, que a veces, no basta con tener un buen golpe de derecha y un servicio demoledor, sino que la fe, la garra y el carácter ganador son tanto o más importantes cuando se ansía el triunfo.

Su velocidad de piernas, su revés a dos manos, su moral inquebrantable para levantar partidos que todo el mundo veía perdidos y ese enorme corazón con el que ha afrontado todos sus retos en la pista hicieron de Arantxa una rival temible.

La francesa Mary Pierce (Roland Garros 1994), de nuevo Steffi Graf (Abierto de Estados Unidos 1994) y la estadounidense Monica Seles (Roland Garros 1998) perdieron finales de Grand Slam ante Arantxa, a pesar de que todas ellas eran tenistas mucho más talentosas que la española.

Su amor por este deporte y su fortaleza física hicieron de Sánchez Vicario una jugadora todoterreno. Nadie en el circuito femenino tenía un calendario más apretado que el de la catalana, capaz de disputar individuales y dobles, torneo tras torneo.

Sólo así se explican sus cien títulos de la WTA y sus más de 700 victorias en el circuito, registro este último que sólo han sido capaz de superar cuatro de las más grandes tenistas de la historia: Martina Navratilova, Chris Evert, la propia Steffi Graf y Virginia Wade.

A buen seguro que Arantxa ha echado la vista atrás y, después de examinar semejante balance deportivo, ha creído que era el momento de echar el freno y decir basta.

Sin embargo, nadie duda de que la catalana seguirá vinculada al mundo del tenis. Su próximo destino podría ser la dirección del equipo de la Copa Federación, donde ojalá pronto la veamos animar con su famoso "¡Vamos, vamos!" a la nueva generación de tenistas españolas, que suspiran por ser como ella algún día.

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