Andre Agassi lo ganó por KO

El Kid de Las Vegas, de 32 años, solamente tardó una hora y 16 minutos en derrotar al alemán Rainer Schuettler por 6-2, 6-2 y 6-1, para sumar el octavo título del Grand Slam de su carrera

OTRO TROFEO PARA ANDRE
A sus 32 años, Agassi sigue sumando títulos de Grand Slam
MELBOURNE -- El estadounidense Andre Agassi demostró que a sus treinta y dos años resiste a apearse de la cumbre del tenis mundial justo en el momento de sellar su octavo título en un Grand Slam, el cuarto en el Abierto de Australia, tras aplastar a su rival, el alemán Rainer Schuettler.

El tenista de Las Vegas, a sus 32 años y 272 días, el sexto más "viejo" de toda la historia en conquistar un título de los grandes, ha alimentado su palmarés y renovado las expectativas de un nuevo futuro a costa del germano, incapaz de sobreponerse al impacto de verse ubicado de pronto en semejante escaparate internacional y encarando a una de las leyendas del tenis.

Pero Agassi demostró que todavía sigue por encima del resto y no concedió oportunidad alguna a las dudas. Ni tampoco a las sorpresas.

En una hora y dieciséis minutos, en lo que supone la menor duración de una final en el Abierto de Australia, despachó a su rival, que sólo pudo anotarse cinco juegos a lo largo del partido (6-2, 6-2 y 6-1).

La apuesta desafiada a su mujer, la ex tenista alemana Steffi Graf, pareció ser una motivación suficiente para el jugador estadounidense, quien días atrás desveló el retorno de su esposa a las canchas de tenis en el torneo de dobles mixtos de Roland Garros si conseguía el triunfo en el Abierto de Australia.

El reto está expuesto porque Agassi, un hombre acostumbrado a marcarse renovados alicientes, ha resistido siempre al ostracismo sometido por el apabullante dominio de su compatriota Pete Sampras y a la irrupción actual de las talentosas nuevas generaciones.

El tenista norteamericano se ha repuesto de la sequía de grandes títulos que padeció hace un año y a la decepción en la final del Abierto de Estados Unidos, cuando sucumbió con claridad, precisamente, ante Sampras. Pareció una de las últimas presencias del tenista en la cumbre. Pero quedaba Australia.

La Rod Laver Arena del Melbourne Park suele ofrecer buenas noticias a Agassi, vencedor del torneo en sus dos últimas presencias -el año pasado una lesión le mantuvo al margen- y en 1995.

Schuettler no pudo disimular la sensación impresionante que recorrió su cuerpo ante su gran cita. De hecho, hasta el tercer juego no anotó su primer punto. El estadounidense, sin embargo, se sintió agusto y no quiso perder el sabor de los escenarios estelares.

El resto de Agassi, una de sus mejores armas, terminó de sentenciar la primera manga. El germano sólo fue capaz de conservar uno de los cuatro momentos de saque que dispuso.

La rápida sentencia del primer set pareció tener un efecto balsámico sobre el tenista de Korbach, víctima de la presión y de los errores, que aprovechó el aparente acomodo del estadounidense para hacer gala de su fortaleza física y su resistencia en el fondo de la pista.

Esto mantuvo el equilibrio durante el segundo. Hasta que Agassi rompió el saque de su rival en el quinto juego y después en el séptimo. Schuettler se había perdido.

El tenista germano debió asumir que aquél no era su sitio. No resistió a la precipitada coronación de un rival legendario y estrechó la agonía antes de reconocer ante el público que su sentencia y su efímera gloria ya estaba escrita

-EFE

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