Marat Safin se coronó como zar

La final de este año era la de Yevgeny Kafelnikov, que no quería retirarse sin una ensaladera de plata, y Mikhail Youznhy aportó el punto clave, pero la victoria final dependió en gran parte del número uno ruso

PARIS -- A la tercera fue la vencida y, tras dos finales perdidas el tenis ruso se hizo con una Copa Davis, un trofeo que pone de manifiesto el avance el tenis en ese país, pero que demuestra, sobre todo, la grandeza de un tenista, Marat Safin.

A él le deberá Rusia dos tercios de esta ensaladera de plata. El otro se lo ganó un desconocido veinteañero, extravertido y de tenis prometedor, que se llama Mijail Youznhy y que sustituyó a Yevgeny Kafelnikov en el último partido, el que certificó la victoria.

Pero en del éxito tiene una gran culpa Safin. No perdió ningún set en los encuentros individuales y, sin ser un jugador de dobles y con un compañero, Kafelnikov, que apenas aportó nada, tuvo contra las cuerdas al doble francés.

El jugador, formado tenísticamente en Valencia, ha terminado la temporada en el tercer puesto del mundo, pero sus prestaciones sobre la tierra batida de Bercy indican que muy pocos tenistas pueden batirle.

El triunfo en la Copa Davis demuestra que puede concentrarse cuando quiere. Ganar una competición, lejos de su estadio, con la superioridad que lo ha hecho puede hacerle superar un escalón en la carrera por ser el tenista de referencia del futuro, en la que su principal rival será el australiano Lleyton Hewitt.

Safin no vive en Rusia, ni se ha formado en Rusia. A menudo dice que no le debe nada a Rusia. Pero para Rusia ha ganado esta competición, la primera de su historia.

La final de este año era la de Kafelnikov, hijo de la formación rusa y que había anunciado que no quería retirarse sin una ensaladera de plata, un trofeo para su país.

Pero Safin le ha robado la estrella, ayudado por el joven Youznhy, el último tenista ruso que sigue entrenándose en su país.

De la mano de estos dos jugadores, el tenis ruso da un paso al frente, olvida una generación marcada por la derrota y pone rumbo directo al éxito.

Kafenikov estuvo en las dos finales perdidas por Rusia (94 y 95) y pasó por esta testimonialmente, para saludar con su adiós la llegada de los nuevos capos.

Al menos a él habrá que agradecerle que sacara al tenis del oscurantismo de la época soviética cuando no era promocionado por el estado al considerarlo un "deporte burgués".

Sus récords quedarán ahí: el primer ruso en ganar un Grand Slam (Roland Garros en 1996) y en haber ocupado el primer puesto de la ATP (1999).

A los 28 años y con problemas físicos, probablemente ponga punto y final a su carrera y cierre una página de la historia del tenis ruso, al que hombres como Safin y Youznhy auguran un gran porvenir.

-EFE

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viernes, 01 de noviembre
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