Atenas, Milanesio y después

El extraño ambiente que se vivió en Córdoba tenía una razón: la gente rotaba sus sentimientos entre la felicidad de ver a Atenas ganar su 7° título local y la tristeza por el retiro de su ídolo, Marcelo Milanesio, con las dudas que eso genera para el futuro

ÍDOLO EN SU ESPLENDOR
Marcelo Milanesio se despidió de su gente de la mejor forma: con otro título para Atenas y colgado del aro para arrancar la red y colgar su botas
(Fotobaires.com)
Un extraño ambiente rodeó la fiesta que se vivió en el Polideportivo de Córdoba cuando Atenas logró su séptimo título en la Liga Nacional de Argentina. Allí, mezcladas entre abrazos, gritos y besos, convivieron respetuosamente la alegría y la tristeza. Los casi 5 mil fanáticos pasaban sin disimulo de la felicidad que entregaba la contundente victoria en la serie final sobre Estudiantes de Olavarría por 4-1, al desconsuelo que les provocaba la aterradora idea de que nunca más volverían a disfrutar de Marcelo Milanesio con la camiseta de Atenas.

Esas sensaciones opuestas arrastraban, casi por instinto, otras emociones contradictorias: el orgullo de reencontrarse con ese pasado triunfador que caracteriza al club cordobés y la incertidumbre, con cierto aire de temor, por un futuro, sin su jugador emblema, que por ahora está indefinido.

Lo que todos parecieron tener claro es que con el nuevo título se terminó un ciclo, ese que durante 17 años, liderado por el propio Milanesio, le posibilitó a Atenas convertirse en el equipo más importante de la historia del básquetbol argentino.

ATENAS VERSIÓN 2001/2002
Este Atenas, versión 2001/02, fue diferente al de otras épocas. Al menos contó con nombres menos famosos. Sin embargo fue consecuente y fiel con algunas de sus características tradicionales. Primero se dejó guiar mansamente de la mano de Milanesio. Ante un equipo dinámico y veloz como Estudiantes, nunca más bienvenida la sabiduría del veterano base para manejar los ritmos del partido. A los 37 años, Milanesio supo administrar los nervios de su retiro inminente y le sobró calidad para convertirse en el hombre decisivo durante el último juego.

Otro aspecto que respetó este Atenas de su historia fue el no depender de sus extranjeros. Por eso, cuando la crisis económica del país provocó la partida masiva de los importados, no lo sintió. Por el contrario, se sintió más cómodo y allí comenzó su despegue. Con los productivos y costosos JJ Eubanks y Joe Bunn, Atenas nunca funcionó como equipo, tuvo resultados irregulares que a principios de diciembre generaron en conflictos internos que a su vez provocaron sanciones, multas y casi le cuestan el puesto al técnico Horacio Seguí.

Casi sin querer, la decisión de los dirigentes de despedir a sus extranjeros, pensando en el alivio financiero, les trajo un segundo beneficio, como fue que cada uno de los jugadores nacionales, en su mayoría demandantes de protagonismo, encontrara su lugar y espacio para soltar su ego.

Así, el alero Walter Herrmann, jugador más valioso de la final, disfrutó con el papel de principal vía ofensiva del equipo, para alcanzar un nivel altísimo hasta convertirse en el hombre más desequilibrante del torneo. Algo similar pasó con Gutiérrez, que se sintió cómodo en la función de definidor del juego interno. También Bruno Lábaque saltó a la formación inicial, para complementar con su potencia la habilidad de Milanesio.

EL PESO DE LA HISTORIA
Más allá de esto, la característica que más acercó a este Atenas con el histórico fue la actitud ganadora y la capacidad para liquidar rivales en el momento justo. Ambas condiciones deben emparentarse con la mística que parece envolver la historia de este equipo.

La demostración más contundente llegó en la serie final. Atenas se plantó ganador en la definición y su cierre de partidos, a excepción del cuarto, fueron siempre tan contundentes como brillantes.

Si mencionamos la final de la Liga no se puede obviar la calidad que mostró en todos sus juegos. Atenas y Estudiantes confirmaron, por individualidades y estilos, lo que se esperaba de ellos, gestando espectáculos que estuvieron muy por encima de lo que fue el promedio general del torneo. Partidos durísimos, parejos y emocionantes fueron la constante en las cinco noches, apenas descoloridos por las continuas protestas de los jugadores a los árbitros y la permisividad de éstos.

Pero el tema es Atenas, su nuevo título y el retiro de Milanesio. Motivos para disfrutar hoy, pero también para planificar el mañana. Aunque claro, eso llegará después de los festejos.

ALEJANDRO PÉREZ es periodista especializado en básquetbol desde 1986. Se desempeña como cronista del diario Clarín desde 1994. Además, es el relator de los partidos de básquetbol internacional de ESPN, columnista del SportsCenter Latino y de ESPNdeportes.com.

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