Para nunca dejar de aplaudir

Cómo no quedar satisfechos con ese balance de ocho triunfos y una sola derrota, el mejor récord del torneo. Cómo no emocionarse al ver la bandera argentina, que desde ahora a nivel basquetbolístico será temida por muchos y respetada por todos

NO LO PUEDEN CREER:
El DT Magnano y Nocioni se agarran la cabeza: Argentina acaba de perder la final ante Yugoslavia
BUENOS AIRES --Mucho, muchísimo más de lo que fue a buscar se trajo la selección argentina del Campeonato Mundial de Indianápolis.

Ese segundo lugar tiene casi el mismo sabor de la gloria, sobre todo si se acepta que sus propios jugadores y entrenador remarcaron que hasta un sexto lugar los dejaba conformes. No era que les faltara ambición, todo lo contrario.

Los jugadores iban con el firme propósito de subir un escalón en el ambiente internacional, pero conocedores de las dificultades que eso presenta, fueron cautos en su confesión. Entonces cómo no disfrutar esa medalla de plata.

Cómo no quedar satisfechos con ese balance de ocho triunfos y una sola derrota, el mejor récord del torneo, apenas en la final, en tiempo suplementario y ante el campeón. Cómo no emocionarse al ver casi en la cima la bandera argentina, que desde ahora a nivel basquetbolístico será temida por muchos y respetada por todos.

Apenas una derrota sufrió el equipo que tan bien condujo el entrenador Rubén Magnano. Fue en el partido decisivo, y es cierto que eso provoca una insoportable mezcla de bronca y dolor, fogoneada por los desaciertos arbitrales del griego Pitsilkas y el dominicano Mercedes, quienes se equivocaron groseramente sobre el final del tiempo regular.

Es entendible que los argentinos se sientan frustrados, porque a dos minutos y medio del cierre tenían una ventaja de 8 puntos que ya les acercaba el aroma de la victoria y del título. Pareció que las puertas de la historia grande se abrían ante ellos invitándolos a entrar y quedarse para siempre.

Sin embargo, con toda la carga de imprevisión, excitante, vertiginosa y despiadada, que encierra el básquetbol, vieron cómo se les escapaba esa ventaja y la posibilidad del triunfo.

Pero igualmente nada debería impedirles disfrutar de ese valioso puesto, más aun si se recuerda que la gran figura argentina, Emanuel Ginóbili, apenas tuvo una presencia testimonial en el partido final, debido a una lesión de tobillo.

Hasta la categoría del rival, la indiscutible y admirada "segunda potencia mundial", como es Yugoslavia, le pone jerarquía a la derrota. Su plantel, repleto de estrellas, asusta. Con cinco nombres relacionados a la NBA, en la que algunos de ellos son figuras.

Con muchos hombres admirados en toda Europa, donde pertenecen al selecto grupo de los mejores. Precisamente Bodiroga, elegido el más valioso del continente esta última temporada, fue el hombre desequilibrante de la final.

Suele decirse, en un deporte con mucha lógica como este, que el mejor equipo siempre es el que gana. Argentina se permitió desafiar y vencer esa regla no escrita, pero asumida por todos. Los argentinos mostraron el mejor juego de conjunto del Mundial, con un estilo tan sólido como efectivo de cómo se juega a nivel internacional.

Su defensa, demostrada en los bajos porcentajes de aciertos que provocaba en sus rivales y en los muchos balones recuperados por partido, fue un ejemplo, mientras que en ataque dio placer ver jugar a un equipo inteligente para seleccionar sus tiros y generoso para repartirlos. Eso no le impidió a Argentina exponer algunas valoradas individualidades.

Ginóbili fue una de las atracciones del Mundial, por lo que fue elegido en el quinteto ideal del torneo. Oberto ratificó, por si hiciera falta, su enorme calidad, algo similar a lo de Sconochini, al tiempo que Nocioni exhibió su infaltable regularidad o Sánchez su capacidad para conducir.

Argentina llegó a Indianápolis con la intención de demostrarse que podía subir un escalón en el ambiente internacional. La idea era consolidarse en un segundo pelotón, detrás de los poderosos, Estados Unidos y Yugoslavia.

Entonces puede decirse que el objetivo se cumplió largamente, porque ya nadie duda de que los argentinos están en ese segundo grupo y con intenciones de liderarlo.

Mucho más optimistas deben ser enfrentando el futuro, que a excepción de Sconochini, los mantendrá reunidos en el mismo plantel, con el agregado de algunos de los que obtuvieron la medalla de bronce en el Mundial Sub 21 del año pasado. Por todo esto Argentina no perdió un título mundial, si no que ganó la medalla de plata. Un logro impensado por todos apenas un par de años atrás.

ALEJANDRO PÉREZ es periodista especializado en básquetbol desde 1986. Se desempeña como cronista del diario Clarín desde 1994. Además, es el relator de los partidos de básquetbol internacional de ESPN, columnista del SportsCenter Latino y de ESPNdeportes.com.

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