La de Espil, una baja significativa

El tirador Juan Espil, máximo anotador histórico de la selección argentina, decidió autoexcluirse del equipo que participará del Mundial de Indianápolis, a priori debido a "problemas personales"

BUENOS AIRES -- Ninguno de los protagonistas de esta historia hace un drama por lo sucedido, aunque sí dejan escapar algo de desilusión por cómo se llegó al final. Lo concreto es que el tirador Juan Espil, el máximo anotador histórico de la selección argentina decidió autoexcluirse del equipo que participará del Mundial de Indianápolis, debido a "problemas personales", según la versión oficial.

Se sabe que todo se originó en un problema de salud de su esposa, que hoy parece ser más solucionable de lo que se pensó en un comienzo. Sin embargo Espil decidió estar junto a su familia, descartando el torneo más importante de 2002, actitud que debe respetarse.

El propio jugador mostró algún síntoma de frustración por no poder ponerle, a los 34 años, el cierre que su magnífica trayectoria de ocho temporadas, desde los Juegos Panamericanos de La Habana en 1991 hasta el Preolímpico de Puerto Rico en 1999, merecía y que él había planificado.

También en la intimidad el entrenador Rubén Magnano se lamenta por la pérdida de un hombre al que él le tenía pensada una participación, no prioritaria, pero sí valiosa dentro del equipo.

UN EXTRAÑO PROCESO EN LA SELECCIÓN
Un caso extraño el de Espil en el actual proceso del seleccionado argentino. Hombre clave del equipo durante las etapas de los entrenadores Guillermo Vecchio y Julio Lamas, siendo el líder anotador en nueve de los diez torneos en los que intervino, entre 1993 y 1999, nunca llegó a jugar bajo las órdenes de Magnano. En 2000, año sin competencias oficiales, el técnico decidió darle oportunidades a los más jóvenes, y en 2001 fue el propio Espil el que renunció al Sudamericano y al Premundial.

A pesar de eso, el entrenador insistió con su convocatoria para el Mundial. No se le escapaba que Espil, un escolta de 1,94, venía de hacer una magnífica temporada con el Joventut de Badalona en la competitiva Liga de España.

Magnano anotó sus estadísticas: décimo anotador del torneo (el primero no extranjero) con 16,2 puntos de promedio, 3 asistencias por juego, un 40% en triples, cifra valorable si se calcula que es el jugador que más tiros de tres puntos toma (6,4 por juego), 47% en dobles y un 83% en libres.

Al evaluar incluyó como ingredientes que el jugador, con seis temporadas en el básquetbol europeo, donde es respetado como uno de los mejores tiradores del continente, le aportaba experiencia y juego colectivo, generándole un sabroso coctel que no quería desperdiciar.

Pero no pudo ser. El equipo argentino perdió un jugador que seguramente hubiese quedado en el plantel que irá a Indianápolis. Perdió a un histórico, que sin tener el protagonismo de años atrás, hubiera gozado de minutos vitales en cada juego.

UN SUPLENTE DE LUJO
Magnano le tenía reservado un papel de "suplente de lujo", como tal vez lo tengan el pivote Luis Scola o el alero Andrés Nocioni. El entrenador, con buen criterio, imaginaba a un Espil mentalizado de su función "secundaria", sin el apetito ofensivo de épocas anteriores, pero como alternativa para el juego exterior, a partir de su fina puntería en los tiros a distancia.

Hay que tener en cuenta que Argentina no encontró, luego de Espil, ningún tirador natural y consistente como él. Aun cuando Emanuel Ginóbili, Leandro Palladino, este con su lugar casi asegurado en el plantel tras la renuncia de Espil, o Hugo Sconochini son aceptables lanzadores, sobre todo los dos primeros, no pueden compararse con el jugador del Badalona.

Espil está considerado uno de los mejores tiradores del mundo FIBA, por eso Magnano lo tenía claro: Espil abierto era una amenaza concreta para defensas que se cerrarán con frecuencia para impedir los movimientos en el poste de bajo de pivotes como Scola o Fabricio Oberto o ante las penetraciones de Ginóbili.

Es cierto también que Espil no asegura la intesidad defensiva de los otros jugadores de su puesto. Por eso se le reservaba una tarea específica para determinados pasajes.

Los antecedentes de Espil en la selección argentina dicen que disputó doce torneos internacionales, con 89 partidos oficiales, que posee el máximo registro con 1506 puntos, a un promedio de 16,9 por partido, y un sorprendente 43% en triples.

Con esos números y el excelente estado físico que muestra a los 34 años, no hubiese tenido problemas para ganarse un lugar en Indianápolis. Pero está dicho, no pudo ser. Espil, con todo derecho, priorizó su familia y cerró, al menos por ahora, un brillante ciclo con la camiseta nacional.

ALEJANDRO PÉREZ es periodista especializado en básquetbol desde 1986. Se desempeña como cronista del diario Clarín desde 1994. Además, es el relator de los partidos de básquetbol internacional de ESPN, columnista del SportsCenter Latino y de ESPNdeportes.com.

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sábado, 03 de agosto