Yao Ming es un gigante con clase

Los Houston Rockets esperan que el chino Yao Ming los ayude a forjar una dinastía por la próxima década.

ABRAN PASO: Yao Ming se abrirá el paso en la NBA con los Houston Rockets. (AP)
PEKÍN -- Con sólo 21 años el pívot chino, Yao Ming, se ha convertido en un "tesoro nacional", un diamante en bruto con un potencial inimaginable, al mismo nivel que el gimnasta Li Ning tras los Juegos Olímpicos de Los Angeles 84, o los mejores palistas del tenis de mesa en la actualidad.

"El hombre tranquilo", como le definen algunos de sus compañeros, es una rara avis en el deporte de la canasta, un talento natural, "majestuoso, fibroso y flexible como el bambú", según asegura uno de sus primeros entrenadores y con una ambición sin límites.

Yao, de 2.25 metros de altura y 110 kilos de peso, "domina todos los resortes del juego. No hay duda de que podría forjar una dinastía en la NBA: la Dinastía Ming", augura la prensa deportiva local.

Esa es la esperanza de los Houston Rockets, equipo que le ha seleccionado con el número uno en el sorteo universitario de este año, "Yao es el jugador franquicia que buscamos. No tenemos ninguna intención de traspasarlo", aseguraba Rudy Tomjanovich, entrenador del equipo, hace unas semanas en Shangai.

Aunque sus padres, ambos internacionales con China, le inculcaron la afición al baloncesto, no fue hasta el año 1997 cuando entró a formar parte de un equipo profesional, Shangai Sharks, tras coquetear con las piscinas y el waterpolo, y un año después ya había sido seleccionado por el equipo nacional.

Su actuación en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 acabó de despejar toda sombra de duda, Yao lanzó, taponó, machacó, corrió el contraataque y asombró a los espectadores con su agilidad y sencillez, poniendo contra las cuerdas a los todopoderosos norteamericanos, con Vince Carter a la cabeza.

Esta temporada, tras varios años de sinsabores, Yao ha cumplido el primero de sus sueños, adjudicarse el campeonato de liga y sus número lo dicen todo: 41 puntos y 21 rebotes de media en los cuatro partidos de los que constó la final, además de unos espectaculares 21-21 en tiros de campo en el primer encuentro.

Su compañero, David Benoit, antiguo jugador de los Utah Jazz y de liga española, no deja de asombrarse "Yao es único, es un genio. Es ágil como Shaquille O'Neal, y tira triples como Arvydas Sabonis. Estoy convencido que impactará a todos en su primer año".

No a todos, Del Harris, entrenador de los Angeles Lakers en 1987, ya le había augurado un futuro prometedor, "este chico tiene unos fundamentos excelentes. Algún día llegará a ser una estrella de la NBA".

En todo caso, Yao ya no será un pionero, sus compañeros de selección, Wang Zhizhi Y Menk Batere, tres años mayores que él, y con los que integra la famosa "Muralla China Ambulante", ya juegan en la Liga Profesional Norteamericana, en los Dallas Mavericks y Denver Nuggets, respectivamente.

"Estoy acostumbrado a las frustraciones, no quiero hacerme muchas ilusiones. Acabe jugando o no en la NBA, todo ocurrirá a su debido tiempo", asegura con aparente indiferencia Yao tras conseguir el título de liga.

Por su parte, la NBA no parece albergar demasiadas dudas, si tenemos en cuenta que el pasado abril organizó una sesión especial de entrenamiento con Yao Ming de estrella en una universidad norteamericana, sin público en las gradas, pero con la presencia de innumerables ojeadores, cazatalentos, directivos y periodistas.

La conclusión fue unánime, "los hombres altos tienen grandes problemas de movilidad y fallan en el tiro exterior. No es el caso de Yao, tiene un excelente tiro de media distancia y corre el contraataque como un jugador de 2 metros", se rendía ante la evidencia Dawson, director general de los Houston Rockets.

A la prensa norteamericana se le agotan los adjetivos para definir al gran Yao, algunos le comparan con Akeem Olajuwon "El Sueño", jugador de origen nigeriano que llevó a los Rockets a conseguir dos anillos de la NBA, otros le atribuyen las cualidades para convertirse en el ansiado antídoto para Shaq.

Yao Ming tiene ante sí el reto de su vida, representar a una nación que confía ciegamente en que conquiste el "Sueño Americano", ejercer de embajador de buena voluntad entre el último imperio sobre la tierra y el gigante asiático, y convertirse en el mejor jugador extranjero de la historia de la NBA.

-EFE


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