González no tiene nada que demostrar con su guante, pero sí tiene que batear más. El está consciente de eso y dijo que este año probará una estrategia bien simple para mejorar: batear con más tranquilidad.

Su equipo lo pondrá en la parte baja del lineup, en un esfuerzo por quitarle un poco de presión.

"Esta va a ser una campaña vital para mí", manifestó el jugador a la AP. "Tengo que mejorar mis números".

González había repuntado un poco en su bateo en el 2001 tras una campaña anterior en que fue afectado por una lesión en la muñeca e hizo poco con el madero. Arrancó con mucho ímpetu el 2002, pero su temporada se cortó abruptamente al dislocarse el hombro izquierdo el 18 de mayo en un partido ante los Gigantes.

Se perdió el resto de la temporada y después no pudo jugar durante el receso invernal. Por ello está tratando de calentar motores en la pretemporada primaveral.

Explicó que en los partidos de exhibición está buscando bastante turnos al bate e intentando tener calma a la hora de pegarle a la pelota.

González considera a su vez que los planes de Florida de ponerlo a batear de octavo le ayudarán a concentrarse más y le quitarán presión.

El bateo ha sido el dolor de cabeza para el venezolano. Antes de la temporada del 2001, González trabajó duro para ajustar un poco su forma de batear. Se le recomendó que se agachara un poco más y levantara el pie izquierdo al hacer el swing para que viera mejor la rotación de la bola y la conectara con mayor solidez.

Ello pareció darle resultado porque terminó con promedio de 250 y 48 carreras impulsadas, en contraste con el paupérrimo 200 del año anterior.

No obstante, "siento que me apresuro en algunos turnos", señaló.

González dijo que después de la operación por la lesión del año pasado sintió molestias a la hora de hacer swing, pero que en estos momentos, a dos semanas de que arranque la temporada regular, "no siento dolor, ni incomodidad".

Asegura que en la defensiva todo anda bien. Los Marlins admiran la destreza del venezolano, parte de uno de los más seguros infield de la Liga Nacional, con el tercera base puertorriqueño Mike Lowell y el camarero dominicano Luis Castillo.

Uno de los admiradores de González es su compatriota y coach de tercera base Oswaldo Guillén, quien también derrochó chispa y seguridad en sus tiempos de jugador de cuadro.

"Alex ha estado muy afectado por las lesiones, pero regresó y está jugando bien; se está divirtiendo", manifestó Guillén a la AP. "Si tiene una buena temporada ofensiva y sigue haciendo lo que sabe hacer como los grandes en el shortstop, él puede competir para el Guante de Oro".

"Todos en el equipo cruzamos los dedos para que esté saludable y tenga su tercera temporada completa", agregó.