Cualquiera que conozca el historial dramático de Mike no puede ignorar esa posibilidad.

Mi hermano, Andresito, no coincide con esa aseveración diciendo que vio una entrevista con el ex-campeón de los mastodontes en la televisión que lo convenció no solamente de que el combate se va a efectuar, sino de que Tyson va a demoler a Lewis a su antojo.

"Lo vi más brillante que nunca, más alerta, con el sentido común de sus mejores tiempo, y una calma envidiable," me dijo el brother.

Eso me recordó la explicación que me expresó Cus D'Amato - ese gran manejador (fenecido) que llevó a Floyd Patterson, al que escribe y a Tyson, a saborear la felicidad de una corona mundial- cuando conoció por primera vez a Tyson.

"Su cuento de que él esperaba por la advertencia del chófer de la guagua para que todo pasajero se cuidara de los pillos-carteristas, antes de robarle sin que nadie se diera cuenta," me dijo Cus, "me impresionó sobremanera."

Para Cus, esas experiencias demostraban que su nuevo pupilo de solamente 13 años de edad tenía la malicia y el pensamiento de un futuro campeón. Para Cus, transferir esa perspicacia de la calle directamente al cuadrilátero era el truco más fácil a efectuar en la re-construcción de títere callejero a campeón mundial de Mike Tyson.

Por supuesto, la concentración de Cus para convertir a Tyson en boxeador de primera clase fue única. Si uno quería conocer bien a Mike, lo mejor no era hablar con el boxeador, sino con Cus.

Y yo me convencí - cuando Tyson se desarrollaba a los 13, 14, 15 y 16 años de edad - que el muchachón expresaba con su cuerpo y acciones su gran inteligencia, mientras su apoderado las verbalizaba. La combinación era misteriosa pero efectiva.

Mike siempre fue tímido y tuvo miedo de expresarse. Reconocía sus limitaciones académicas. Pero Cus le consiguió un tutor privado que comenzó a educar a Mike en todos los aspectos fundamentales de la vida académica y cotidiana.

Consecuentemente, Mike comenzó a adquirir confianza en su capacidad intelectual. Se la pasaba leyendo libros de todo género y viendo películas de boxeo de los grandes campeones modernos y del pasado.

Pero sus años de violencia tanto en su casa como en su vecindario y la escuela durante los años de su niñez parecieron estar incrustado en su subconciencia como garrapata en caballo viejo. Entonces fue cuando D'Amato se dio cuenta que Mike tenía un grave conflicto. No había problemas con él en su departamento intelectual, pero nadie, ni el mismo Mike, podía garantizar buen resultado en cuanto a su disposición emocional.

Hay quienes reclaman que aunque su desarrollo intelectual a tenido su adelanto, lo mismo no se puede afirmar de su condición emocional. He ahí la sospecha de que se efectúe el combate Lewis-Tyson el próximo sábado.

Tratando de ser lo más lógico posible dentro de unas normas tan complejas que sólo un gran psiquiatra pudiera explicar, los resultados a esperarse de Mike Tyson en un cuadrilátero hoy en día son muy dificiles de anticipar.

Sin embargo, de efectuarse la pelea el sábado, cualquier experto real de boxeo no puede tener una opinión definitiva sobre el resultado del combate sin ofrecer dudas razonables. Yo no soy excepción.

Si Tyson logra ofrecerse a sí mismo largos momentos de paz y relajamiento en medio de la acción contra el inglés Lennox Lewis, entonces vamos a observar al Tyson de sus mejores tiempos, capaz de disponer de su oponente en uno de los primeros seis asaltos.

Pero si el ex-campeón entra al cuadrilátero con duda, o si deja que Lewis lo coloque en un sitial de inseguridad psicológica o emocional, entonces que se olvide de reconquistar su vieja corona.

Por consiguiente, el resultado del combate -si se da- el 8 de Junio en Memphis, Tenessee, no tiene nada que ver con Lennox Lewis.