Un cabezazo de Héctor Moreno catapulta al Espanyol

BARCELONA (Jordi Blanco) -- A lomos de un Sergio García excepcional y a través del cabezazo de un imperial Héctor Moreno el Espanyol sacó petróleo de un partido tan trabado como difícil, que se le puso muy cuesta arriba al grupo de Aguirre a la media hora por la expulsión de Víctor Álvarez, pero que salvó cuando apenas se podía apostar por su victoria.

El Granada, tan atrevido en su apuesta futbolística, como cegado ante puerta, evidenció porque es el segundo peor equipo de Primera División en cuanto a capacidad realizadora. A través de Recio o Buonanotte impuso un juego combinativo ante la capacidad física del Espanyol, pero apenas nunca puso en peligro la portería de Kiko Casilla.

Partido extraño, el control del juego era andaluz y las ocasiones periquitas. En el 'club de la lucha' que se convirtió el equipo de Aguirre, sobresalió de manera excelsa la calidad de Sergio García. Jugador especialmente dotado de una técnica muy brillante, el capitán regaló senda asistencias mágicas a Córdoba y Stuani en la primera mitad que no supieron decidir y que dieron a pensar que su desacierto podía, en cualquier momento, condenar al equipo.

Se acercó al abismo el Espanyol cuando Victor Álvarez vio la roja a la media hora, convirtiéndose la parte final del primer acto en una suerte de suplicio para los locales, dominados sin disimulo por el mejor juego de un rival convencido de poder dar el golpe.

Pero el Granada jugaba sin más. Esquivando en ocasiones el juego duro local, era incapaz de convertir su dominio en gol. Si acabó el primer tiempo dando sensación de superioridad, se fue apagando después y a medida que fue transcurriendo la segunda mitad dio por pensar que el 0-0 no se movería del marcador.

Fue Héctor Moreno quien lo impidió. Ya en dos ocasiones había avisado por arriba el central mexicano y a la tercera hizo diana. Colocó con maestría el centro de córner de Sergio García, dio un paso al costado Moreno para quedar desmarcado y convirtió su cabezazo en un misil ante el que nada pudo hacer Roberto.

Líder en la zaga, el azteca obtuvo como premio su primer gol de la Liga, el primero anotado por un defensa del Espanyol en un momento trascendente. Si el empate se contemplaba como un mal menor para los periquitos y como una ocasión perdida para los andaluces, la diana supuso una catapulta para el grupo de Aguirre.

Tres puntos de oro, que sirven para dar fe que el Espanyol, sin mucho fútbol que ofrecer, es un equipo aguerrido, orgulloso y que con pelea es capaz, todavía, de ofrecer algo esta temporada. Y si a ello se le suma la capacidad de Héctor Moreno y, por encima de todo, la prestancia de Sergio García, tiene mucho ganado.

Lo demostró este viernes, en la apertura de una jornada que no olvidará el Granada. Ofreciendo una apuesta atractiva, sucumbió víctima de su nula capacidad de asustar en ataque.