La MSN del Barcelona aplastó al Valencia impotente

Jordi Blanco | Corresponsal (ESPN Digital)

BARCELONA -- Tres de Messi y cuatro de Suárez. Y un penalti fallado por Neymar, el exhibicionista de la noche, el futbolista especial, la samba eléctrica. Le faltó el gol al brasileño, pero le sobró fútbol. Y el Barcelona lo agradeció. 7-0 y el billete para la final en el bolsillo. La MSN no para.

Media hora para marcar tres goles, cinco minutos para mostrar su grandeza, un instante para enseñar sus atributos. Y una noche para recordar. El Barcelona sentenció con una exhibición bestial su clasificación para la final de Copa frente a un Valencia superado en todo momento y en cualquier situación.

Y que goleado, aún pudo abandonar el Camp Nou con la sensación de librarse de una humillación para la historia. La primera mitad acabó con un claro 3-0 que bien pudo ser el doble, cerrada con un penalti (dudoso) que falló Neymar después de que Messi estrellase en el larguero una asistencia de oro de Suárez.

Los poco más de 60 mil hinchas que acudieron al estadio azulgrana (una entrada muy discreta para ser una semifinal de Copa) disfrutaron de una noche feliz, olvidando el sufrimiento con que derrotó el equipo de Luis Enrique al Atlético de Madrid el fin de semana y recuperando las mejores sensaciones.

EFE

Sin Alves ni Mascherano, con Rakitic en el banquillo y Mathieu acompañando a Piqué en el centro de la zaga el campeón se puso en marcha de inmediato. Se encontró con un rival al que Gary Neville metió mano colocando a dos laterales por banda, en un intento de cerrar espacios al ataque... Y despoblando el centro del campo se vio el Valencia aplastado con un ataque descomunal de la MSN.

Neymar, llegado desde Madrid apenas 24 horas antes de declarar ante el juez, se montó un festival enorme, con regates de fantasía y asistencias definitivas que puso de los nervios a la defensa valencianista en pleno. Le regaló a los siete minutos el 1-0 a Suárez y fue espectador de excepción en el pase de Vidal al uruguayo para el 2-0. Todo ello en doce minutos de eliminatoria.

Gary Neville necesitó media hora para entender que el sucidio al que se había condenado su equipo podía pasar de duro a ser especialmente doloroso y recompuso el equipo sacando de escena a Danilo para meter a Feghouli. Pero no había nada que hacer. Ya había regalado Ney el tercero a Messi y el festín era de época.

Aún tuvo fortuna el Valencia de mantener ese 3-0 hasta el descanso. Mucha suerte con un remate fallado de Leo y un penalti errado por Neymar. Estaba claro que el suplicio tendría un segundo acto.

Y en ese segundo acto al equipo che no le bastó con mostrar la casta que ni se le adivinó en el primero. ¿Dio mejor impresión? No se podrá saber porque enfrente el campeón azulgrana no se preocupó de rebajar el ritmo y aunque el Valencia se acercó alguna que otra vez al área de Ter Stegen, cada ataque del Barcelona era un locura.

Así llegó el 4-0 con un taconazo maravilloso de Suárez y una finalización alucinante de Messi, que dejó sentados a dos defensas como quiso antes de marcar de disparo cruzado. Gustándose y gustando, el Barça fue una apisonadora. Y el Valencia se asemejó a un grupo de niños asustados.

El festival del Barça no se detuvo porque, a medida que se acercó el final del partido, los hombres de Neville, en inferioridad por la expulsión de Mustafi, volvieron a rendirse. De la rabia pasaron a la impotencia y ni alcanzaron a presionar. Regalando el balón dieron una muestra de impotencia como despedida que provocó hasta pena.

Y, claro, recibieron otro, el quinto, de Messi, que agradeció el regalo de Parejo en el área para destrozar con un disparo a Ryan con todos sus compañeros mirando la escena. Y no tardó en llegar el sexto, de Suárez, en un remate de cabeza que la defensa che siguió con la mirada. Y el séptimo, otra vez del uruguayo, con un disparo raso.

Y suerte tuvo el Valencia de que se acabase el partido. Jamás había recibido una goleada tan dura en el Camp Nou...

El Barcelona está en la final de Copa después de una noche inesperadamente feliz y dichosa, con el festival de una MSN esplendorosa y, enfrente, un Valencia derrumbado desde el primer momento. El peor Valencia que se recuerda.