Doblete de Fernando Torres para cerrar el Calderón

MADRID (Paola Núñez, corresponsal) -- El Niño y su misticismo encaminaron la victoria por 3-1 sobre el Athletic de Bilbao con que el Atlético de Madrid puso fin a la campaña. Cerró la cuenta Ángel Correa, que tras una temporada de escaso protagonismo pasará a la historia como el último colchonero que marcó en el Vicente Calderón.

Un agridulce regalo de despedida para la que ha sido el hogar de los rojiblancos en los últimos 50 años.

Hace medio siglo, en octubre de 1966, fue otro mito colchonero el encargado de marcar el primer tanto del Atlético de Madrid en el Vicente Calderón, Luis Aragonés. Los tantos del Niño mimado de la grada y Ángel Correa dejaron la cuenta definitiva en 2,312 goles del Atlético de Madrid en el Manzanares.

El partido era un mero trámite para el equipo colchonero, que bien podría haber dado por concluida su temporada hace una semana, cuando amarró la tercera plaza en la clasificación con el empate 1-1 ante el Betis. Se antojaba desabrido, como lo ha sido la mayor parte de la temporada rojiblanca, y acabó siéndolo en cuanto Fernando Torres cumplió con las labores propias de su estatus de amuleto.

Un tanto deslucido, también, fue el tradicional mosaico en las gradas. En un estadio donde suele darse peso a la narrativa - a veces más que al contenido - se desplegó una manta gigante que hacía referencia al Paseo de los Melancólicos donde se encuentra emplazado el estadio destinado a ser demolido en el futuro cercano. Las ha habido mejores, ya no en los últimos años, si no en las últimas semanas.

Fernando Torres animó la tarde con sus dos tantos.

Abrió el marcador prácticamente de rebote a los 7' después de que Griezmann le pusiera el balón con un cabezazo cuando comprendió que el remate le quedaba demasiado incómodo. Tres minutos después, repitió la dosis con un golazo de media chilena. Celebró con el correspondiente beso al escudo y la grada lo agradeció con un estruendoso aplauso. También Simeone, que sonreía de oreja a oreja en el área técnica.

Fernando Torres no marcaba en casa desde mediados de febrero, cuando contribuyó con un tanto a la victoria por 3-2 sobre el Celta. Desde entonces, apenas había colaborado con un tanto en la goleada por 0-5 sobre Las Palmas. Su cosecha en la temporada 2016-17 se cerró en ocho tantos en Liga; diez en total.

Pero como otras tardes en el Manzanares, lo que importaba era el simbolismo.

Y los goles del Niño no pueden ser más simbólicos. En el plano terrenal, sin utilidad alguna. Nada ganó el Atlético con ellos y tampoco el jugador, cuyo futuro sigue siendo tan incierto como ayer.

Después, el sopor. Descontó Iñaki Williams por el Athletic, pero la grada apenas lo notó.

Ajena a lo poco que ocurría en la cancha, se entretuvo rompiendo el silencio de tanto en tanto con cánticos a los jugadores o haciendo "olas". El penúltimo momento emocionante de la tarde llegó con poco más de 25 minutos por jugarse, cuando el goleador de la tarde dejó su puesto a Kevin Gameiro.

El último lo puso Tiago, que también se llevó una emotiva ovación pues no volverá a vestir la camiseta rojiblanca. Cerca del final, Ángel Correa arrancó el último grito de "gol" a la grada. Tan anecdótico y agridulce como los anteriores.