México tuvo a Alemania en un puño, pero se equivocó

Getty Images

SALVADOR DE BAHÍA (René Tovar / ESPN Digital) -- México tiene una particularidad que debería patentar en muchos casos. Jugar bien y pocas veces obtener la victoria. Para haberle ganado a Alemania se necesitaban tres cosas fundamentales en el futbol: Goles, algo que al Tri se le complica mucho, una buena actuación en sus líneas y cero errores, pero no fue así. El representativo nacional sumó apenas un punto cuando debieron haber sido tres.

Tres jugadores se responsabilizaron de la victoria parcial y alentadora pasados los 70 minutos: Oribe Peralta, quien corre como un joven de 23 años e Hirving Lozano, un futbolista que tiene una madurez extraordinaria, sin dejar de mencionar, claro, que el autor del gol fue Rodolfo Pizarro, otro jugador de una camada interesante de futbolistas mexicanos.

Faltaron los europeos, pero sobró la actitud en el campo. Ver correr a Oribe novato es un gozo. Gritar, manotear, dar indicaciones es saber que el ‘Cepillo’ entiende de la responsabilidad que tiene como uno de los tres refuerzos que llevó México. Asumió en el campo su liderazgo no sólo con gritos, sino con el primer gol que abrió la esperanza de una posible sorpresa en el primer juego mexicano en busca de la revalidación del oro.

Pareciera también que Hirving Lozano no es parte de los jugadores menores de edad. Es más si tuviera mayor número de años, Raúl Gutiérrez se hubiera encargado de llevarlo a Olímpicos sí o sí. Quizá por eso el ‘Potro’ trajo a Brasil portero, defensa y ataque, porque el mediocampo lo asume el ‘Chucky’, un jugador hábil, rápido e inteligente. No todo es belleza. Si Lozano tuviera en este torneo el gol que tanto hace falta en estos torneos, entonces, hablaríamos de un crack al que le queda chico el adjetivo de promesa.

Hirving encabezó la revolución inicial. Al técnico Raúl Gutiérrez no le asustan los nombres. Tampoco las historias. El Potro hace lo que piensa. Lo hizo bien frente a los europeos. Jugarles de tú a tú no resultó una ofensa fácil de digerir para los alemanes que se vieron superados en los primeros 30 minutos.

Tener en el ataque a cuatro talentosos jugadores debe ser un privilegio. México lo tiene. El alud ofensivo con Rodolfo Pizarro, Marco Bueno, Oribe Peralta y el propio Lozano, dejaron muy claros los papeles desde un inicio: México quiere revalidar el oro, porque ha dejado de ser un invitado para convertirse en un auténtico protagonista.

Sin embargo, para dar el golpe sobre la mesa se necesita algo que México careció en el primer tiempo: Goles. Hirving acarició la posibilidad en dos ocasiones. La primera donde el balón optó por llegar a una fila lejana de la tribuna. La segunda, donde Timo Horn le robó el gol en la boca de los aficionados mexicanos al taparle un disparo. ¿Error o acierto? Las dos cosas se conjugaron. Quizá también que Oribe debió haber disparado y no cedido el el balón a su compañero. Sólo especulaciones.

Lo mejor fue el complemento del partido. Cuatro goles. México sólo facturó lo bien que jugó en el primer tiempo. Alemania, por su parte, sólo aprovechó descuidos defensivos para llevarse un valioso punto, cuando en el ambiente se sentía que se iba sin nada en las manos.

El partido de esta noche, sin duda, deja un sabor agridulce en la boca: Por un lado, la amargura de que el Tri tuvo en la mano a Alemania, pero no concretó la victoria, pero también la dulzura de que si mantiene este nivel seguramente estará en la siguiente ronda. Lástima. Se va con un punto. Pobre si se considera que debió sumar los tres.