Como una máquina, dirigiendo la mirada robotizada hacia el sitio de donde procedían las preguntas, Tiger, de 25 años, agradeció el esfuerzo de sus más directos competidores, Phil Mickelson y David Duval, y reconoció que tuvo que trabajar "duro" en todos los golpes.

"Ha sido un día muy largo. El viento lo ha puesto todo más complicado, además del juego tan sólido que ha mostrado Duval. En el 97 era demasiado joven para comprender el significado de ganar en Augusta. Este año lo he sentido con más profundidad y estoy muy satisfecho por el éxito", comentó un sonriente Tiger Woods.

Felicitado por el presidente de los Estados Unidos, George Bush, el mejor jugador del planeta comentó así su último putt que le brindó terminar con un "birdie": "Nada más salir la bola del putt vi que era muy bueno, caminé hacia el hoyo y antes de entrar lo vi claro. Fue emocionante".

Tiger recalcó que su próximo objetivo no es, ni mucho menos, la competición. "Voy a descansar y relajarme un poco. En ese breve periodo analizaré todo lo conseguido. De momento tengo que descansar del enorme esfuerzo y confío en que éste no será el último torneo que pueda ganar".

Para el jugador californiano sus golpes más destacables fueron el ejecutado desde el "tee" del 13 y el "putt" del hoyo 10. "Fueron los mejores, sin duda, los he practicado, sobre todo el primero, toda la semana, y me salieron bien en el mejor momento posible", añadió.

El propio Tiger recordó que antes que su gesta, hubo otros deportistas norteamericanos que entraron en la leyenda. En ese sentido destacó al atleta Carl Lewis, por sus medallas de oro olímpicas, el baloncestista Michael Jordan o al golfista Jack Nicklaus.