Grande detrás y fuera del volante

El piloto brasileño sorprende por su simpleza y simpatía fuera del volante y por su agresividad y deseo de triunfar detrás de él. Puedo decir con orgullo que lo entrevisté, pero también digo con humildad que gané un nuevo amigo

Por LUIS ALFREDO ALVAREZ

BRISTOL -- En días pasados tuve la fortuna de entrevistar, yo diría más que entrevistar, de conversar y conocer, a uno de los personajes más carismáticos del mundo de las cuatro ruedas: Helio Castroneves. El piloto brasileño sorprende por su simpleza y simpatía fuera del volante y por su agresividad y deseo de triunfar detrás de él.

Helio es un héroe sin ínfulas de grandeza, es un ser humano como usted o como yo, sencillo, atento, con buenos modales y extaordinarios sentimientos. Me hizo sentir en su casa desde el mismo momento en que toqué a su puerta. Me hizo sentir su amigo y hasta su propio hermano.

Su casa tiene el calor de todo hogar bien concebido y el brillo de los trofeos obtenidos durante tantos años. Me llamó curiosamente la atención que guarda todos los detalles previos y posteriores a cada triunfo. De Indy 500 conserva desde el primer artículo escrito antes de la carrera, pasando por el gran trofeo y llegando hasta la famosa botella de leche... y en su caso tiene dos!

Me contó con tristeza un acontecimiento en el que podemos darnos cuenta el valor que le da a las cosas. Durante la mudanza de su oficina, la botella de leche que bebió cuando ganó por primera vez en Indianapolis, se le cayó de las manos al encargado de la mudanza y se quebró al hacer contacto con el piso. Mientras Helio con lágrimas en los ojos observaba indefenso como se pulverizaba un recuerdo valioso, el encargado de la mudanza le consolaba, ignorante de lo que esa botella representaba. Helio tuvo que contratar a un restaurador quien supo poner cada pieza en su lugar.

Almorzamos y conversamos de la vida, de la muerte de Senna, del miedo a tener un accidente, de sus multas por exceso de velocidad y de su fé cristiana. Helio tiene un pequeño altar en casa donde se erige entre sus cascos una imagen de la Virgen de Fátima, y en una mesa central, confundidos entre revistas y reportajes que le han realizado hay estampitas de Santa Rita y escapularios de varios santos, los mismos que cuelgan de la cadena de oro que reposa en su cuello.

Helio me condujo a su garage y me mostró a dos consentidos y no fueron presisamente sus Ferraris, sino los dos regalos obtenidos en Indianapolis, una camioneta Bravada y un Corvette convertible que dicen a lo largo y ancho Indianapolis 500, 2001 y 2002. Encendió su Corvette, me invitó a dar un paseo por Key Biscayne (a máxima velocidad) y demostró nuevamente su sencillez al llegar al peaje y decirme "tienes un dolar que me prestes…es que no tengo dinero en la cartera".

Creo que esa misma simpleza que muestra en cada entrevista refleja su personalidad alegre, dinámica y optimista. Es una persona muy positiva y que genera una confianza tremenda. En mi país de orígen diríamos "ese tipo tiene angel".

Su historia es fascinante, fue un chico criado en un nucleo familiar pequeño de una hermana y sus padres, pero que desde muy joven supo darle valor a las cosas. No es fácil cuando a temprana edad comienzas a asumir responsabilidades como él lo hizo y te apartas de tus seres queridos en busca de realizar tus sueños, convencido en tu capacidad y que tienes el talento suficiente para triunfar. Pero tampoco es facil ganarte la confianza de tus seres queridos en un deporte donde pones en riesgo tu vida en cada segundo, en cada giro, en cada carrera.

Helio comenzó, como todos los que llegan lejos, compitiendo en el karting y admirando a los grandes como Fittipaldi y Senna. Viajando a Europa buscando una plaza y persiguiendo un sueño de correr en la categoría reina y, aunque su carrera tomó otro rumbo, ha triunfado en cada serie en la que ha competido en base a dedicación y fé.

Ganar una carrera en autos de fórmula es muy dificil. La lucha por tener el mejor auto, la mejor escudería conlleva siempre a tener el mejor piloto y Helio ha demostrado ser el mejor, porque allí donde fue siempre ha triunfado. La serie Indycar le ha ayudado a dar a conocer su nombre, su personalidad le ha valido un apodo (Hombre Araña) y las 500 Millas de Indianápolis lo llevaron directo a la Gloria al obtener la victoria dos veces en la carrera más famosa del mundo. Sin embargo, su sueño es emular a sus ídolos Fittipaldi y Senna y aún no desmaya en su ilusión.

Helio Castroneves es y será siempre un vencedor, por que nació así con ese sello y es un digno ejemplo de dedicación y constancia no solo para quienes emprenden esta exigente y dificil carrera, sino para cualquiera que quiera triunfar en la vida.

Hoy digo con orgullo que entrevisté a Helio Castroneves, pero también digo con humildad que gané un nuevo amigo.

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HELIO CASTRONEVES