El sueño de un inmortal

Juan Marichal sólo quería competir fuera de su República Dominicana, pero su sueño lo embarcó en un recorrido que lo llevaría hasta los Estados Unidos como miembro de los Giants, que lo hicieron brillar con luz propia

Por ERNESTO JEREZ

BRISTOL -- Cuando Juan Marichal firmó para jugar béisbol profesional nunca pensó que un día llegaría a Cooperstown como uno de los grandes de todos los tiempos. Este dominicano, de Laguna Verde, simplemente quería representar a su país en competencias internacionales.

Sin embargo, y como el mismo Marichal nos contó, una vez que alcanzó el peldaño de poder realizar un sueño, nada ni nadie iba a impedir que algún día se hablara de él como alguien que se propuso una meta y la cumplió. Ni siquiera la barrera racial de esos tiempos.

De esa forma se embarcó en un recorrido que lo llevaría desde la República Dominicana hasta los Estados Unidos como miembro de Los San Francisco Giants, quienes le dieron la oportunidad de brillar con luz propia.

Es difícil sentarse frente a Marichal y pensar que perteneció a una era dominada por lanzadores aguerridos. Representantes del montículo que no vacilaban a la hora de establecer una zona cerrada de "strike". Figuras que no abandonaban el terreno de acción por el número de entradas lanzadas o porque ya habían superado el número de lanzamientos permitidos por partido. Y esto lo decimos no por la falta de garras sino porque este legendario lanzador respira un aire de paz y gran convicción de que cuando uno es bueno, tiene que ir más allá de la fuerza y del talento. Marichal también es grande en pensamiento y devoción.

Don Juan es una persona que no le teme al pasado y a contarnos todas las historias a las que le hicimos referencia. Desde Bob Gibson, Sandy Koufax hasta su incidente con el receptor de los Dodgers, Roseboro. El premio Cy Young, la Serie Mundial y su vida después del béisbol. Fue representante de equipos de Grandes Ligas y Ministro de Deportes de la República Dominicana. El golf es otra una de sus pasiones.

Pero su familia es lo más importante. Habla de su esposa con mucho orgullo y los ojos le brillan cuando menciona a sus hijos. Ni hablar de sus nietos. Juan Marichal tiene otro Salón de la Fama en su hogar.

Hace mucho tiempo fui a un juego de béisbol de la liga invernal dominicana con mi padre en Santiago y no podía creer la cantidad de personas en el estadio. Mi papá me explicó la razón. "Hoy lanza Marichal".

La gran carrera de Juan Marichal terminó hace mucho tiempo. Su legado, sin embargo, permanece intacto en la mente de todos los que amamos el mundo del deporte.

Gracias Don Juan. Estamos en deuda con usted.

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