Los ingleses dominaron desde el comienzo del partido a los galeses que salieron encogidos y acomplejados, como si supieran de antemano que sus rivales eran superiores.

Los forwards de Inglaterra, una de sus máximas armas, no fue esta vez la decisiva, aunque machacó a la galesa, sino la línea de tres cuartos que, muy dinámica y rápida, sorprendió periódicamente a la selección local.

Will Greenwood, que consiguió tres tries, Matt Dawson y Johnny Wilkinson fueron los líderes del equipo visitante, mientras que en Gales, apenas Howley, con brillantez e iniciativa, y Gibbs, por fuerza y honor, mantuvieron la dignidad de su selección en un Estadio del Milenio que enmudeció desde los primeros compases de la primera parte debido a la superioridad de sus vecinos y eternos rivales.

Por si la paliza de la primera parte, 15-29, hubiera sido pequeña los de la rosa consiguieron, nada más salir en el segundo periodo, el tercer try de Greenwood y, posteriormente, el primero de Cohen, que hicieron soñar a Inglaterra con la posibilidad de superar el récord de marcador de 1998 entre ambos conjuntos (60-26).

A partir de ahí, Gales logró su segundo try y se apagó definitivamente para dejar que Inglaterra le encerrará en su campo del que apenas pudo salir.

Los ingleses, inconscientemente, pararon entonces el ritmo del partido y los galeses se libraron de una humillación mayor.

Gales (15): Morris, Mc Bride, Young, Gought, Wyatt, Charvis, Quinell, Williams; Howley, Jenkins; James, Gibbs, Taylor, Thomas y Jones. También jugaron: Moore, Jones, Bateman y Moon.
Inglaterra (44): Leonard, West, Vickery, Johson, Grewcock, Hill, Dallaglio, Back; Dawson, Wilkinson; Luger, Catt, Greenwood, Cohen y Balshaw. También jugaron: Healey, Tindall y Perry.