Por estas horas, los argentinos saben que, si bien el compromiso no es sencillo, serán los candidatos a ganar en Buenos Aires, del 7 al 9 de febrero, por la primera rueda del Grupo Mundial. Si bien quedan cuatro meses y no se sabe si los protagonistas locales y visitantes llegarán en su mejor forma física y tenística, vale la pena analizar esta importante eliminatoria.

Es evidente que son muy pocos los casos de rivales realmente accesibles que pueden tocarle a un equipo en Primera División, ya que participan los mejores 16 del mundo. Por eso mismo, ser local es casi siempre lo más valioso, por encima del adversario de turno.

Y sobre todo un país como Argentina, donde sus jugadores se criaron en canchas lentas, necesita poder elegir su aliada arcilla para hacerse más fuerte, al margen de los constantes progresos de sus jóvenes en las superficies rápidas.

ALEMANIA, UN RIVAL GANABLE
De ahí que tener a Alemania como rival es una buena alternativa. Aún cuando su as de espada, Tommy Haas, hoy figura N° 2 en el ranking. Y sí, en cualquier época, pocos podrán decir que enfrentar al segundo del mundo es positivo. Lo que ocurre es que, después de varios años de peleas e idas y venidas entre Haas y Nicolas Kiefer (64°, ex 4° en el 2000), nunca se sabe qué formación presentarán los europeos, cuyo segundo jugador hoy es Rainer Schuettler (30°).

Es más: aún cuando vengan sus dos principales figuritas - sólo intervinieron juntos en tres de las últimas ocho eliminatorias -, será un conjunto ganable por el hecho de que pierden nivel en una cancha de polvo de ladrillo muy lenta y pesada, como la que Argentina prepara en su casa.

Esa, la de elegir la cancha, sigue siendo la enorme ventaja que tiene el local. Y el otro punto clave en el que se sustenta esto de considerar a los germanos buenos adversarios es el gran presente de la potencia de América Latina. Sin dudas, porque ahora Argentina es considerada en el mundo entero un potencial campeón de la Davis en un par de temporadas más.

De no mediar rendimientos diferentes a los actuales, el nuevo capitán del equipo argentino, el ex doblista Gustavo Luza (viene de ser la mano derecha del renunciante Alejandro Gattiker), presentaría a los cuatro que mejor rindieron últimamente. Se calcula que el cuarteto, ideal para la mayoría, sería con Guillermo Cañas (15°, que está por reaparecer en el circuito tras una operación en la muñeca derecha), David Nalbandian (19°), Gastón Gaudio (22°) y el especialista en dobles Lucas Arnold.

Está claro, después de la dura derrota de Gaudio ante el ruso Yevgeny Kafelnikov (7°) en las semifinales, cuando dispuso de dos match-points al estar 5-2 en el quinto set, que esto puede marcar un punto de inflexión en su trayectoria copera. Siempre rindió mejor que Juan Ignacio Chela (23°), por lo que se estima que Luza le dará otra oportunidad. Inclusive, Gaudio estaba invicto en sus nueve partidos en la Davis, hasta que perdió ese encuentro y luego fue excluido por Gattiker en la jornada decisiva.

En su lugar entró Nalbandian, en su debut en este torneo (venía de lograr el dobles), y lo hizo muy bien. Por eso, él y Cañas pueden, como ya lo demostraron, jugar bárbaro en pareja con Arnold y además disputar los singles. O bien que Cañas o Nalbandian no disputen uno o dos individuales e ingrese Gaudio.

Estas son, en definitiva, las variantes que propone un equipo cada vez con más y mejores variantes. Ahí, precisamente, en los altísimos rendimientos de los cuatro se potencia este gran presente argentino.

EL RESPETO NO ES CASUALIDAD
Y este renovado boom, que ocurrió en la época de Guillermo Vilas y José Luis Clerc, es un peligro latente para todos. Por eso los alemanes ya están preocupados. Al margen de que Argentina está 4-2 arriba en los enfrentamientos entre sí, se potencia este enorme respeto en el hecho de que los europeos perdieron los dos encuentros en Buenos Aires, ambos en arcilla.

Además, los sudamericanos llevan cinco victorias consecutivas en su casa y no sufren una derrota desde el repechaje contra Eslovaquia, en 1998. Alemania está acostumbrada a jugar en superficies veloces y no actúa en cancha lenta desde hace tres años. Patrick Kuhnen, el capitán, es consciente de que la parada será durísima. "Hubiera preferido que nos tocara en nuestro país. Pero también nos servirá este difícil compromiso para saber dónde estamos parados", comentó.

Este ex jugador tomó la batuta del controvertido equipo alemán hace un mes, antes del triunfo sobre Venezuela por la permanencia. El técnico era Michael Stich, pero los directivos de su Federación lo sacaron porque había creado un gran clima de tensión y disconformismo su intento por querer poner al ídolo y ex enemigo personal suyo, Boris Becker, en el dobles.

Por todas estas cuestiones, también Argentina es favorito. Por suerte, ya no tiene problemas internos, como hubo en varias épocas, y entonces la unión y la solidaridad sirven para tirar todos el carro para el mismo lugar.

Del otro lado de la red, los alemanes están bastante peleados y eso genera el agravante puntual de no saber si presentará a Haas y a Kiefer, sus principales cartas.

Habiendo sido ubicado como séptimo cabeza de serie -por la actuación de este año y las ubicaciones de sus mejores jugadores en el ranking-, Argentina evitó enfrentar a una superpotencia en el debut. Y haciendo proyecciones hay que tener en cuenta que, si gana en la apertura, luego volverá a ser local, contra el vencedor del choque entre Rusia y la República Checa.

Sería una gran oportunidad para buscar la revancha frente a los rusos, aunque primero deberán derrotar de visitantes a los checos y posiblemente sin Kafelnikov, quien colgará la raqueta si obtienen la Davis en la final en Francia. En caso de repetir la escalada hasta las semifinales, el rival podría ser España o Estados Unidos: ante los españoles se decidirá la localía mediante un sorteo y contra los norteamericanos sería en Buenos Aires.

Por eso, el panorama es nuevamente alentador para Argentina. Vale recordar, simplemente, que este año recibió a Australia (sin el rey, Lleyton Hewitt) y a Croacia. Así, en su cancha preferida, tiene muy buenas posibilidades de volver a abrirse camino. Ahora, como hacía tiempo no ocurría, dependerá de sus propios hombres, ya en un nivel superlativo.

BRASIL Y EL RESTO, A SUFRIR
Si bien no se descuenta que Argentina gane inclusive transpirando muchísimo la camiseta, su choque es mucho mejor que el que le tocó a Brasil, el otro equipo latinoamericano que estará el año próximo en el Grupo Mundial. Sin antecedentes en encuentros ante Suecia (sexta preclasificada), la moneda resolvió que el primer partido entre ambos se dispute en Europa. Y es lógico que los suecos optarán por una carpeta sintética o, en su defecto, una cancha de cemento.

Si bien Thomas Johansson (16°) y Thomas Enqvist (28°) no atraviesan su mejor etapa, el primero logró en enero el Abierto de Australia y ambos son muy peligrosos en una superfice rápida. Además, está Jonas Bjorkman (47°), un tipo muy exigente y más ofensivo que sus compañeros, que puede ser una opción importante en un single y es uno de los mejores doblistas del mundo.

Ellos constituyen uno de los conjuntos más sólidos, por regularidad de sus integrantes, la versatilidad para adaptarse a diferentes situaciones y el concepto de compañerismo.

Gustavo Kuerten (40°) está buscando, en la recta final de esta temporada, recuperar lo máximo posible su rendimiento para volver a ser un adversario duro inclusive fuera de la arcilla. El otro individual está muy abierto, porque André Sá (65°) avanzó mucho y, con su acceso a los cuartos de final de Wimbledon, representa una seria amenaza para Fernando Meligeni (71°) en una cancha rápida.

Aquí se ve la diferencia entre las variantes con las que cuenta Argentina, mientras que Brasil depende, en especial, de Guga como singlista y de su aporte en pareja con Sá.

En caso de dar el batacazo, tendría un choque de mayor complejidad, ya que le tocaría Australia, como visitante y en césped, siempre y cuando los australianos superen en su casa a Inglaterra. Por el lado superior del cuadro, los otros candidatos a enfrentarse en los cuartos de final son Francia y Suiza.

ZONA AMERICANA: ECUADOR Y CHILE SE ELIMINAN ENTRE ELLOS
Por último, es bueno poner cierto énfasis en los equipos que están en la Zona Americana I, la segunda categoría, que buscan un lugar en la elite para el siguiente año. Los países con más nombres y jerarquía, Chile y Ecuador, sufrieron el duro golpe de sus prematuras derrotas en esta temporada y entonces no fueron designados favoritos. La consecuencia fue directa: se tendrán que ver las caras y sólo el ganador enfrentará luego a Venezuela para ver quién llega al repechaje.

Canadá, verdugo este año de Chile, esperará al vencedor entre Perú y Bahamas. Y Venezuela irá de punto, es muy probable, contra el que gane el gran choque de la región, en Ecuador, entre el líder local Nicolás Lapentti (29°) y colegas de mucho menores pergaminos, frente al ascendente conjunto chileno, con Fernando González (20°), Marcelo Ríos (25°) y Nicolás Massú (60°).