El placer único de jugar en casa

Esta tercera edición del torneo argentino es la mejor. Los motivos: hay dos top-ten (el español Carlos Moyá y el local David Nalbandian); tres ex N° 1 (Moyá, Kuerten y Ríos); dos campeones de torneos de Grand Slam (Moyá, en Roland Garros '98, y Kuerten, en '97, 2000 y 2001), y un campeón del Masters (Kuerten, en el `00)

CANDIDATO
El argentino David Nalbandian, número nueve del mundo, es firma candidato para ganar el ATP de su país
(Reuters)
BUENOS AIRES -- Hay sensaciones incomparables en la carrera de un tenista. Lograr un título, ganarle a un top-ten, llegar a las instancias decisivas en un Grand Slam, obtener una victoria de peso en la Copa Davis y ni qué hablar de ubicarse en el selecto lote de los diez mejores del mundo son de las más importantes.

Pero también hay una tan gratificante y saludable que no necesariamente es consecuencia de un triunfo: se trata de la hermosa posibilidad de jugar en su propio país. Claro que si esto además viene acompañado del éxito, significa uno de los ideales de todo trotamundo de la raqueta.

Tan acostumbrados a recorrer el planeta con las valijas llenas de ilusiones y con escasas posibilidades de mostrarse ante su gente que los sigue y alienta a la distancia, ya sea por televisión, Internet, radio o bien al otro día por los diarios, en este momento muchos sudamericanos disfrutan de ese instante único.

Lo vivieron algunos chilenos en el Abierto de su país, en Viña del Mar, y ahora los copian los argentinos en la Copa AT&T, en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, también sobre polvo de ladrillo.

Ya se sabe que en la Davis son escasas las oportunidades de actuar como local durante una temporada o aún más, por eso disputar un campeonato del circuito regular de la ATP delante de los propios familiares, amigos y fanáticos en general representa una ocasión imperdible. Así lo entienden también los latinos que continúan en firme ascenso, salvo algunas excepciones.

Los casos del chileno Fernando González, quien estuvo ausente en Viña y no defendió la corona obtenida en el 2002 por diferencias con los organizadores, y del argentino Guillermo Cañas, que al margen de la actual lesión antes había optado por presentarse en Rotterdam, fueron sentidos por los dueños de ambos torneos. Pero sin dudas los mayores perjudicados son el público y los propios jugadores, ya que éstos dejan pasar la chance de poder tener una mejor comunión con aquellos que los tienen como ídolos.

Al margen de estas dos situaciones puntuales nada comprensibles, sobre todo porque son figuras y, como se ubican entre los 20 primeros del ranking, acaparan gran atención, la mayoría aceptó el reto de jugar en casa. Esta motivación extra, como ocurre a la hora de participar por equipo en la Davis, muchas veces significa un boomerang ya que más de uno se autopresiona demasiado y rinde por debajo de su nivel standard.

RIOS, FRUSTRADO ANTE SU GENTE
Hay sobrados ejemplos de esto, como inclusive se vio con Marcelo Ríos, quien había perdido tres finales seguidas en Chile (1995, '96 y '97) habiendo llegado siempre como amplio favorito. La situación se repitió esta vez, cinco años después de haber sido Nº 1 del mundo y ahora con menor crédito por parte de su gente. No había cedido ni un set en los cuatro primeros partidos y finalmente el Chino desaprovechó la ocasión para mejorar en un duro momento de su trayectoria cierto feeling perdido con su público.

Por su conflictivo carácter, Ríos se la pasó mucho tiempo creando problemas afuera de las canchas. Eso, sumado a molestas lesiones, le impidió recuperar su mejor forma adentro del rectángulo de juego, donde realmente es un fuera de serie, siempre y cuando tenga ganas de derrochar su talento.

Por ahí, por la motivación, pasa la llave de su tenis. Si está concentrado y enchufado, es capaz de sacar magos de la galera gracias a su exquisita mano, acelerar, tocar y así destruir rivales.

Había conseguido victorias magníficas, como la que logró en las semifinales, más cómodo de lo que él mismo pudo imaginarse, contra el argentino Gastón Gaudio. Su rival venía de hilvanar cinco triunfos consecutivos –dos en la Davis ante Alemania y tres en el torneo chileno— y con mucha confianza, pero el Chino hizo de las suyas y se impuso con comodidad. Aunque ya en la final, luego de dar otra clase en el set inicial, se derrumbó frente al español David Sánchez, quien jugó su primera definición de ATP.

Así, la 10ª versión del Abierto de Chile tuvo una coronación impensada. Y para el desarrollo del deporte en la zona, poco importa por estos días que cinco de los diez campeones de este certamen hayan sido sudamericanos: tres argentinos (Javier Frana, Hernán Gumy y Guillermo Coria), un brasileño (Gustavo Kuerten) y un solo dueño de casa (González). Además, siete de los que perdieron las finales también fueron de la región. Y este predominio se extiende al dobles, ya que en las últimas siete definiciones de la especialidad hubo por lo menos un vecino.

BUENOS AIRES ES LA VEDETTE
Por eso mismo, esta etapa del año es clave para Latinoamérica, ya que se disputan estos dos certámenes y la siguiente semana se desarrolla el torneo de Acapulco, en México. El último de la minigira es el que reparte una mayor bolsa de dinero en premios, aunque ahora la lista de figuras más importante es la que presenta Buenos Aires. Y pensar que estuvo muy cerca de no jugarse por problemas de AT&T, el sponsor principal, aunque luego la firma Altenis, la dueña de la fecha, confirmó la realización del campeonato.

Esta tercera edición ininterrumpida del torneo argentino es la mejor. Los motivos sobran: hay dos top-ten (el español Carlos Moyá y el local David Nalbandian); tres ex N° 1 (Moyá, Kuerten y Ríos); dos campeones de torneos de Grand Slam (Moyá, en Roland Garros '98, y Kuerten, en Roland Garros '97, 2000 y 2001), y un campeón del Masters (Kuerten, en el 2000). Otro dato de peso a tener en cuenta: más de diez participantes están ubicados entre los mejores 50 del mundo.

Además de Moyá, Nalbandian, Kuerten y Ríos, figuran González, Gaudio, el ecuatoriano Nicolás Lapentti (ex top-ten) y los dueños de casa Coria, Juan Chela, José Acasuso, Agustín Calleri y Mariano Zabaleta. La invasión local es muy grande, al punto de que a los diez ingresados (se incluyen Franco Squillari, Mariano Puerta y Edgardo Massa) pueden agregárseles más jugadores, siempre y cuando otros colegas superen la etapa clasificatoria.

Inclusive, participan los dos campeones previos: Guga Kuerten, quien siendo el N° 1 del mundo venció a Acasuso en la final del 2001, y el chileno Nicolás Massú, que superó a Calleri el año pasado. Todo esto tiene más que contento a Martín Jaite, ex figura y ahora director del torneo. "Esta vez hay un cuadro bárbaro. Jugar acá es una motivación especial para los argentinos y sería muy especial entregarle la copa de campeón a uno de los nuestros. Hay que tener en cuenta a Nalbandian, Gaudio y Chela, sin olvidarnos de Coria", dijo.

Esta continua explosión del tenis de Argentina, con el acceso el año pasado a las semifinales de la Copa Davis, la llegada de Nalbandian a la final de Wimbledon, el título de Cañas en el Masters Series de Toronto, el arribo de Nalbandian a la elite de los top-ten y la fresca victoria sobre Alemania en la Davis, provocó un gran interés de la gente, que motivó a que se triplicara la venta de entradas con relación a lo que ocurrió hace un año.

Por todo esto, los fanáticos del tenis no quieren dejar pasar esta oportunidad para ver y admirar a sus "pollos" y alentarlos con la esperanza de que alguno logre el título. Como lo expresó Jaite, qué mejor momento para pensar en que el sueño puede hacerse realidad. Sin ir más lejos, si la lógica acompaña y el nivel de los anfitriones no baja de la media habitual, el sorteo dejó la chance abierta de que pueda llegar un argentino a la finalísima por el sector inferior del cuadro.

Por el lado superior, en cambio, estarán Moyá, Kuerten, Ríos, González y Lapentti, más algunos españoles muy respetados. Es más: Guga y el Chino deberán eliminarse entre sí en la primera rueda. Por eso mismo, en condiciones normales, de ellos cinco, sobre todo, debiera salir el "enemigo" de un local para la final.

Y allí sí, como pasó en la Davis y volverá a ocurrir en el durísimo cruce contra Rusia por los cuartos de final, toda la gente hará fuerza para que el triunfo quede en casa. Aún más después de que pasaron dos años en los que las copas, pese a que hubo un local en la cancha el último día, se las llevaron otros vecinos.

Qué buena ocasión, entonces, para que un argentino pueda sacarse las ganas de descorchar el champagne ante su querido público. No lo pudo hacer Ríos en Chile y, si bien ahora hay más adversarios de mayor experiencia y jerarquía, es probable que algún integrante de la legión celeste y blanca pueda ser profeta en su tierra. La misión no es sencilla, por cierto, pero hay calidad para permitirse soñar despierto.

GUSTAVO GOITÍA es periodista especializado en tenis desde 1989. Se desempeñó como redactor en el diario La Nación, la revista VIVA de Clarín y el diario deportivo Olé, todos de Buenos Aires, y además fue comentarista en el canal TyC Sports. Actualmente es redactor del diario Clarín y columnista de ESPNdeportes.com.

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domingo, 16 de febrero