"He empezado un poco nerviosa, como de costumbre en la primera ronda, pero poco a poco he recuperado las sensaciones. El público ha estado fantástico, creo que me he reencontrado con la magia de Roland Garros", afirmó la menos de las Williams.

La ganadora de los últimos cuatro Grand Slam dijo que no ha tenido grandes dificultades de adaptación a la tierra batida, porque se ha entrenado en Montecarlo y ha jugado con su hermana Venus.

La jugadora, que afirmó que se sintió bien en la pista, señaló que le desanimó un poco perder su saque en una ocasión, porque quería "terminar el encuentro sin que su rival le rompiera el servicio".

"En ese momento me he dicho que había que luchar, que no tenía perder ningún servicio más", aseguró.

La número uno del mundo destacó la importancia de tener ahora "casi dos días de vacaciones" ya que no volverá a jugar hasta el próximo miércoles y bromeó sobre sus actividades en el tiempo libre: "voy a comprar champú y acondicionador".

Williams reconoció que en los últimos meses ha modificado algo su juego y que ahora le cuesta menos subir a la red sobre todo después de hacer una buena volea.

"Antes no me gustaba subir en la volea pero ahora me encuentro bien, esa es la gran diferencia. Ahora esa es una parte sobre la que cuento", dijo.

La jugadora afirmó que tras el torneo de Cayo vizcaíno trabajó duro la forma física. "No sé si he perdido peso, pero he trabajado mucho mi condición física, sobre todo mis piernas por que en tierra hay que estar en la mejor forma posible, he hecho mucha gimnasia. Esperaba jugar más en tierra pero creo que puede valer", aseguró.

La tenista negó haber oído que su hermana Venus vaya a dejar el tenis ante la imposibilidad de vencerle.

Serena señaló que en el circuito europeo siempre viaja con su padre o su madre, su guardaespaldas, su entrenador y su perro.