Es que la derrota sufrida en Buenos Aires hace dos semanas atrás frente a los Wallabies pegó duro, originó dudas y, tal como la calificaron los conductors del plantel, fue un "un paso hacia atrás".

Por eso el semblante de felicidad que mostró el entrenador Marcelo Loffreda al terminar el partido por los pasillos del estadio Flaminio, quien no dudaba en afirmar que "es muy positivo que se pueda desarrollar lo que se planeó. Es cierto que tuvimos errores y que fuimos irregulares, pero el equipo creció mucho en el juego sin pelota, tuvo una defensa importante y supo imponer la estrategia programada".

Los Pumas, es cierto, tuvieron una estrategia diferente. Esta vez salieron decididos a desarrollar un juego muy físico, con mucho contacto, pero cuidando a ultranza la posesión con un ágil y prolijo traslado de la pelota. Evidentemente es una táctica que solo pueden llevar a cabo equipo con madurez, equipo de alto vuelo. Y el equipo argentino lo hizo muy bien.

Italia ofreció una enorme resistencia, especialmente en lo físico, e incluso comenzó arriba en el marcador gracias a dos penales de Diego Domínguez -el cordobés no tuvo una buena tarde y fue reemplazado en el complemento-.

Y como si esto no fuera suficiente oposición para los argentinos, el primer tiempo debieron jugarlo frente a un fortísimo viento en contra que, de acuerdo a las palabras de Gonzalo Camardón, influyó "en las patadas, en los pases y hasta cuando corríamos, era muy difícil adecuarse a esta circuntancia". En la cancha esto se tradujo a olvidarse de jugar con el pie y avanzar, únicamente, con pases cortos y seguros.

Dos pelotas recuperadas en el primer tiempo originaron espacios para que los backs argentinos hicieran gala de su velocidad y llegaron al try en rápidos y muy aplaudidos contrataques a traves de Diego Orengo e Ignacio Corleto, para poner el partido 15-6 al término de la primera parte.

Italia se jugó todo en la reanudación y estuvo muy cerca de achicar la diferencia. Pero desperdició algunas situaciones y entonces Los Pumas se repusieron con el viento a sus espaldas, volvieron con su estrategia de un rugby corto, continuado y sometedor. Los locales aguantaron lo que pudieron, pero los argentinos los quebraron en tres ocasiones en el ultimo cuarto de hora, esta vez a través de Rolando Martin, Diego Albanese y Martin Durand.

Fueron quince minutos, los últimos, donde el equipo blanquiceleste jugó con personalidad y solvencia, hasta con lujos, pero en los cuales también se comprobó que el físico de los jugadores argentinos sufre mucho con este "rugby de rigor", ya que los medios (Pichot y Contepomi) se fueron golpeados, acompañando al antes reemplazado Roberto Grau (subluxación de acromio clavicular).

Este segundo triunfo de la gira -primero que se consigue en Italia como visitantes luego de tres intentos- colocó a los argentinos en una condición anímica ideal para afrontar la etapa irlandesa del viaje. Etapa que comenzará este mismo domingo cuando la delegación se traslade, pero que tendrá su primer compromiso recién el Miércoles frente a Irlanda A.