Un grupito de gente hablando en inglés por aquí, un poco de alemán más allá, algo de francés y mucho de nuestro folklore con distitnas tonadas del interior.

Todo se junta y se potencia con mucha prensa local, que sigue el día a día de este torneo, y unos cuantos medios extranjeros, que en formato de documental intentan explicar por qué, sobre el fin de cada año, hay una cita obligada en la parte más austral del planeta para ver lo mejor del polo.

Para el argentino común no son épocas propicias para recorrer el mundo, aunque al entrar a Palermo, durante el Abierto Argentino, no hace falta mucho para sentir que se está viviendo algo especial.

Como una jornada en Wimbledon, como un partido de la NBA, cada edición de este torneo tiene ese toque especial de los grandes eventos.

EL ÚLTIMO CAMPEÓN, EN MARCHA
A nivel estrrictamente deportivo, pasó el primero de los cinco fines de semana de este Abierto Argentino, y con distintas exigencias para las dos formaciones de Indios Chapaleufú se cumplió la lógica que indicaba victorias ante las dos formaciones debutantes en Palermo: El Metejón y La Irenita.

Sin embargo las cosas se complicaron bastante para el defensor del título, Indios Chapaleufú, tras la nueva lesión de su No. 3 Marcos Heguy (10 goles de handicap), quien fue reemplazado a los dos minutos y medio del primer chukker por Alejandro Agote (8).

El suplente cumplió con acierto su tarea; pero en un deporte donde el reemplazo de un jugador por otro sólo se da por lesión hace que los equipos, más allá de saber que estos contratiempos ocurren, siempre planeen estrategias basados en la formación titular.

Cualquier cambio altera considerablemente lo planeado, desde jugadas preconcebidas hasta lo más importante que es la distribución de los caballos.

Por esta razón, más que cuestiones propias que virtudes ajenas fue que este conjunto de los Heguy y Mariano Aguerre debió exigirse más de lo esperado para llevarse sus primeros dos puntos en la Zona A de Palermo.

Así, El Metejón, en su estreno en el Abierto le dio un susto a Chapaleufú, y sigue pensando que su gran día será ante Ellerstina, equipo al que casi deja afuera de Hurlingham, partido que, de no mediar ningún contratiempo climático, se jugará el sábado 23 en la cancha N° 1 de Palermo.

El último sábado, al equipo debutante le faltó ese plus que sin falta necesitan los más chicos para sorprender y que es jugar el mejor partido en un día complicado del rival.

Alejandro Díaz Alberdi, el jugador más experimentado, tardó en entrar en escena; Santiago Chavanne no desniveló con la habilidad de su taqueo; Francisco de Narváez fue el más sólido de la tarde y parecía decisivo en la ejecución de los penales, pero después terminó errando todo lo que tiró; Lucas Criado, por último, finalmente debió retrasarse más de lo esperado.

El Metejón trabajó muy bien la defensa y falló al momento de generar ataques, un déficit que ante Indios Chapaleufú, aún sin jugar al máximo de sus posibilidades, se paga caro.

Ante Ellerstina la suerte de El Metejón puede ser otra; claro que hay otro interrogante y es saber cuánto mejoró el conjunto de los hermanos Novillo Astrada y Gonzalo Pieres (h.) desde que jugaron su último encuentro un mes atrás.

De cualquier manera, el fin de semana asistiremos a un encuentro de alto voltaje, ya que para El Metejón una nueva derrota significaría su eliminación, mientras que para Ellerstina es necesaria la victoria para no llegar con presión al último partido de la Zona ante Indios Chapaleufú.

CHAPA II, CON MUCHA SOLIDEZ
Esta temporada, Indios Chapaleufú II va tomando el rumbo del 2000.

Sólo los grandes lo han puesto transitoriamente en aprietos, y ante las formaciones de menor nivel lo suyo es pura contundencia.

Parte de este presente se lo deben a Alberto Heguy (h.), quién está montado como en sus mejores temporadas.

El delantero, con los siete goles que marcó ante La Irenita, sumó 302 goles en Palermo desde su debut en 1985. Así ingresó al "Club de los 300"; una marca que en Palermo sólo alcanzaron su hermano Eduardo (388), su primo Bautista Heguy (384) y Adolfo Cambiaso (313).

Para La Irenita fue un choque sin posibilidades ante un equipo de Indios Chapaleufú II que arrancó con lo mejor y jugando como si enfrente tuviera a sus primos o a La Dolfina.

Los cinco chukkers iniciales se jugaron a mucha velocidad por parte de Indios, de ahí los diez goles de diferencia que sacaron los Heguy, para después no repetir su lote de caballos.

Con el partido ya resuelto, La Irenita terminó con una imagen en alza aunque frente a La Dolfina no se augura a priori un resultado distinto al de su debut.