LOS ÁNGELES — No hubo sorpresas, porque no había secretos. Gerardo Martino sólo hizo oficial una nómina manoseada y esparcida en los buscapiés de los rumores, de manera incansable, durante los recientes días. Son 31, y de ellos quedarán 26 después del amistoso ante Suecia.

Además, entiéndase, que, en la pobreza del horizonte futbolístico mexicano, simplemente, no hay para más. La cosecha 2018-2022 ha sido paupérrima. Una sequía, casi. Acaso se escapan dos nombres: el portero Carlos Acevedo y el mediocampista Alfonso González. ¿Marcarían diferencia? Ni ellos, ni los rehenes de la lista de vetados por Martino lo harían.

El anuncio, sobrio, austero, dejó sin duda una sensación de aspereza vigente entre los tres protagonistas, más allá de que Gerardo Martino ya no disimula –ni tendría porqué-, el hartazgo hacia cualquier protocolo mediático. Pero, el lenguaje corporal ni siquiera tenía un dejo de hipocresía, entre el Tata, Yon de Luisa y Jaime Ordiales. La mímica del desprecio.

Pero, aún quedan hogueras encendidas y hachas enterradas. La guerra más intensa, apenas comienza. Entre esos 31 citados, todos querrán una de las 26 camisetas disponibles. En cada entrenamiento, cada interescuadras, cada balón, cada orden, se agazapa el destino. Y ellos lo saben. Ya nadie puede quitarles nada, sólo ellos pueden perderlo todo.

Las 26 visas para Qatar no tienen dueño, aunque tienen preferidos. Dos de esos sitios dependerán de milagros médicos: Raúl Jiménez y Tecatito Corona aparecen en la convocatoria, pero con serias desventajas. Dependerán más de las veladoras que de la cancha.

Gerardo Martino lo ha dejado en claro: llevará a quienes estén en condiciones plenas para competir desde el partido ante Polonia. No hay treguas, ni concesiones, ni plazos, ni amparos médicos. En la caravana no habrá una ambulancia itinerante.

Lleva a tres de los porteros más confiables. Todos experimentados. Un veterano con numerosas cicatrices, que asistirá a su quinto mundial y que ser perfila como titular, más allá de la grotesca pifia que perpetró contra su América en la Semifinal ante Toluca. Guillermo Ochoa se multiplica en mundiales, y difícilmente Alfredo Talavera o Rodolfo Cota podrán desplazarlo.

Si ese error mayúsculo ante Toluca, y sus fobias para el juego aéreo, desatan preocupación en torno a Ochoa, los estremecimientos crecen cuando se revisa la lista de los zagueros centrales. Una trinchera que se fragiliza con el ocaso de Héctor Moreno, la inexperiencia de César Montes, Johan Vásquez y Jesús Angulo, hasta caer en el despistado Néstor Araujo.

En carriles laterales, Kevin Álvarez es hoy mejor que Jorge Sánchez, mientras que Gerardo Arteaga se relega ante la evidente preferencia de Martino hacia un Jesús Gallardo de más decepciones que ilusiones con Rayados.

Sólo hay un sitio en el Tri donde hay tranquilidad, es con Edson Álvarez esperando que ya muestre en el Tri, sus momentos poderosos con el Ajax. Luis Romo ha desaparecido desde aquel torneo en que Cruz Azul fue campeón, y hoy Erick Sánchez muestra mejores condiciones.

Dos de las obsesiones y esperanzas ciegas del Tata, son la explosividad y el talento de sus jugadores habilitados para funcionar como interiores. Sí, esos factores que nunca aparecieron en 2020, 2021 y 2022. Su problema es que, por derecha, Héctor Herrera fue a asilarse a la MLS y Charly Rodríguez no pudo sostenerse de manera consistente con Monterrey. Por izquierda, es de esperarse que Luis Chávez sea el relevo directo cuando flaqueen las rodillas de Andrés Guardado, sin soslayar el nivel de Erick Gutiérrez en el PSV.

¿En el ataque? Entre chiqueadores, cataplasmas, curanderas, tecnología avanzada y los rosarios de las Damas de la Vela Perpetua y el Cirio Chorreado del Santuario de la Virgen de Luján, Martino espera que Tecatito y Jiménez se levanten de su lecho de dolor y estén listos ante Polonia. A él no le sirven para hacer planes ante Argentina o Arabia Saudita. No, le urgen ante Polonia.

De la salud de ellos dependerá el destino de Uriel Antuna, Diego Láinez y Santiago Giménez. Si los dos, Corona y Raúl, sanan, estos tres quedarían fuera. Quede claro, ninguno de los cinco, hoy, garantiza marcar diferencia. Funes Mori es inamovible, y Henry Martín se ganó por derecho propio un sitio. Por izquierda, el Chucky Lozano deberá dejar de lado esa obsesión de ser el héroe de todos los juegos, y su escudero será la interrogante sobre la mejor versión de Alexis Vega. ¿El Piojo Alvarado? Sólo que alguno de estos dos se quede en el camino en Girona.

Ahora, Gerardo Martino y sus elegidos, viajarán a su lujoso reclusorio en Girona. Se aislarán del universo tóxico que se ha originado entre las tristonas actuaciones del Tri, y ese pesimismo tan mexicano, propenso a la tragedia, más aún cuando dos adversarios tienen a ejecutores como Lionel Messi con Argentina y Robert Lewandowski con Polonia.

Vendrán jornadas intensas en la encerrona. Martino está convencido, en medio del pesimismo generalizado, que en ese enclaustramiento y a marchas forzadas, podrá restablecer el mejor nivel de sus jugadores, para restablecer también el mejor futbol de la selección mexicana, como se insinuó en 2019.

Y más allá de las asignaciones desesperadas de Martino, queda una promesa abierta, hecha por el aparente líder del grupo, y que estará en su quinto mundial, Andrés Guardado: “Al final, en el momento importante, el grupo cerrará filas y haremos historia”. Algo similar dijo el mismo Tata.

Sólo, será necesario, que ese juramento colectivo, la conviertan en su Credo.

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Martino lleva manejando en su reporte desde hace varios meses la falta de gol en el Tri
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LOS ÁNGELES — Gerardo Martino anunciará este miércoles a sus Once del Patíbulo y a sus respectivos caballerangos rumbo a Qatar 2022. A bordo de una frágil barcaza con el atlas abierto, una brújula y un compás, con rumbo a Utopía: El Quinto Partido.

“Vendrá la muerte y tendrá tus letras”, escribió Mauricio Montiel. Tiene la bellísima y siniestra ternura de un epitafio. Digno de un nuevo apocalipsis futbolero para Martino y su Selección Mexicana.

Los vientos, de negros desalientos, que empujan la endeble balsa aventurera, hieden a pesimismo. Hasta las míticas sirenas han huido de esa ruta suicida que garantiza encallarse en la fase de grupos. Poseidón y el destino ceban a dos bestias (Argentina y Polonia), y una rémora babeante y jadeante (Arabia Saudita).

Al final, el fracaso, el naufragio, tan inminente y cíclico como parece evocará esa sentencia: “Vendrá la muerte y tendrá tus letras”. Esta vez con las letras de Gerardo Martino, como antes las de tantos otros.

El técnico argentino sorprende. No puede precisarse si se automedica de un alucinante ilusionismo, o de una fe guiada con la mala fe de un lazarillo deshonesto, o en verdad cree en un milagro, tan imponente que espera más una transfiguración bíblica, que una transformación humana. En Qatar no se escuchan las campanas de Belén sino las voces de Babel.

Gerardo Martino ha sido, al menos, sincero. México ha ido en un proceso degenerativo de su futbol. 2019 se llenó de fiestas patrias, pero 2022 ha sido un 2 de noviembre en Comala. Él lo acepta. “Habíamos jugado muy bien, ahora jugamos muy mal”.

Como mariscal operativo del Tri-tanic, él es el principal responsable. ¿Es también el principal culpable? Tal vez no tanto: él creyó, como muchos, como tantos, en el espejismo que deslumbra, hacia afuera, el futbol mexicano. Hamelín para principiantes.

Martino ha insistido en un razonamiento que lo exculpa, pero, también, lo condena. Poco después de las agonías ante Estados Unidos y Canadá, deslizó suavecito, la llaga del Tri: “hay una baja de juego en algunos, que afecta al equipo”.

No hay duda. Andrés Guardado, estoico, masoquista, le agrega kilometraje a unas rodillas que envejecieron antes que su corazón rojinegro. Héctor Herrera se ha jubilado como futbolista. La tragedia de Raúl Jiménez ha prolongado su inquina. Tecatito Corona invoca a los chamanes de Bahía de Kino, mientras los médicos del Sevilla y del Tri golpean el reloj de arena. Y así, contando.

Pero, por su parte, Martino no reaccionó a tiempo. No supo, no quiso o no pudo. O no lo dejaron. O todo junto. Recuérdese que se apoltronó casi un año sabático en 2020, y en 2022, oreó pañales con la ternura de un abuelo, mientras la Liga Mx reanudaba feroces zafarranchos.

Hoy, él, como muchos, descubre apenas a un notable Luis Chávez y a Kevin Álvarez, mientras hay una guerra mezquina entre el técnico y la FMF, para no domar la soberbia y acelerar la “repatriación” de Alejandro Zendejas. A Alfonso González, lo desdeña por ser Ponchito, y con su lista de vetados, el Tata podría armar una selección paralela.

Tal vez, en uno de los actos más genuinos, humildes e inútiles, pidió clemencia desde la investidura lamentablemente más desprestigiada en el futbol, la del ser humano. “La gente no me conoce, no sabe cómo soy como persona, seguramente si me conociera nada de esto pasaría”, dijo después de agresiones verbales, bautizadas con líquido caliente.

Una pifia de Martino. Nadie lo firmó por ser un franciscano, sino por un objetivo, que él mismo asumió como propio al ser presentado: ese Quinto Partido, ése, el Santo Grial del hereje futbol mexicano.

¿Qué viene? Ejercer el mando. Rescatar futbolistas, y, especialmente, rescatar a esos tipos atrincherados, trémulos y recelosos, detrás del jugador.

A Martino y a México los alcanzó su destino: una generación que entra en la decrepitud competitiva, y otra generación que apenas asoma, inmadura, sin importar las edades, a ese macrosismo mundialista, de enormes exigencias y de fantásticos cadalsos. La leña verde, con el Tri, arde mejor.

Tendrá poco más de dos semanas y dos partidos (Irak y Suecia), para hacer monumentales ajustes. A saber: devolverles el futbol a los decadentes; integrar al maremágnum a cabecitas jóvenes; empezar desde la “A” y llegar a la “Z” en el funcionamiento del equipo. Recorrer del Alfa al Omega del futbol esencial en el tren bala de la desesperación.

Gerardo Martino se ha quejado frecuentemente de la falta de intensidad de sus jugadores. Es su obligación imbuirla. Y si no la encuentra, desechar al rejego, al renegado, al desertor. El indolente es una manzana podrida.

Si en ese lapso de noviembre, antes de enfrentar a Polonia, El Tata restablece, reconfigura, resucita, a sus Once del Patíbulo y sus caballerangos, para que se acerquen a la versión 2019, habrá que labrarle una bonita lápida para el Boulevard de los Caídos en la antesala del Quinto Partido. Ahí, en la rotonda, en el paraninfo del fracaso.

Al final, tan si lo consigue como no, la fascinante expresión de Mauricio Montiel, le acompañará con letras escarlatas en su currículum vitae: “Vendrá la muerte y tendrá tus letras”.

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LOS ÁNGELES — Nacho Ambriz armó un galimatías en el Juego de Ida. Y otro en la Vuelta. Para Fernando Ortiz fue complicado, tanto como para un daltónico resolver un Cubo de Rubik. Y Toluca es finalista. Incuestionable. Irrefutable.

Una fastuosa y frenética fiesta en el Estadio Azteca que terminó en fastuoso y silencioso funeral. El Teatro de la Fe, convertido en luctuoso Mausoleo de la Esperanza americanista. Toluca: 3-2 en el global. El #ÓdiameMás es hoy más un meme que una injuria, que un desafío. Desfallece en las playas lastimeras del #YaMerito.

Parecía improbable que Toluca mejorara su versión del Juego de Ida. No necesitó hacerlo: Ambriz decidió presentar una versión totalmente distinta: a la frondosa cintura del América, le puso una ajustada y ceñida faja de postmaternidad y la desapareció.

Más allá de los contrastes, entre un Nacho Ambriz que jugaba un paso delante de los escarceos tácticos de Ortiz, la historia se escribe en la gallardía de sus hombres. Toluca tuvo espartanos y en el América, se ausentaron los exquisitos.

Jean Meneses se atragantó de cancha, se convirtió en el señor feudal del Azteca y todo Santa Úrsula, mientras en el fondo, Tiago Volpi abortaba los abordajes del América, interrumpiendo balones urgidos de gol, de ese único gol que necesitaba El Nido para acceder a la Final.

Toluca terminó hecho jirones en músculos y pulmones, pero agigantado espiritualmente con el pase a la Final, en una batalla que requirió más de 100 minutos, y un soponcio, cuando ya en el tiempo agregado, un soberbio remate de Henry Martín, pareció trastocar y arruinar su hidalga y estoica resistencia. El VAR no dudó: fuera de lugar.

Más allá del pase magistral para el gol de Alejandro Zendejas, Diego Valdés sigue quedando en deuda. Egoísta, vicioso de su soberbia, volvió a ser un jugador participativo con el balón, y desdeñoso sin él. El overol le duele a su ego. América, este sábado por la noche, necesitaba 11 guerreros, y no sólo eventuales paisajistas.

Y mientras el Leónidas toluqueño movía piezas, cambiaba hombres, se codeaba peligrosamente con el suicidio, y bajo el reto de Juan Luis Guerra, cruzaba el Niágara en bicicleta, sus hombres se llevan todos los honores, porque ninguno menguó la sangre y las hormonas, en esa batahola de más de 100 minutos.

Y como en la Semifinal de Ida, llegó el momento en que Álvaro Fidalgo se quedó solo en la cancha. Richard Sánchez, con otra amarilla y la roja merodeando, debió salir, mientras Diego Valdés se dedicaba a enredarse en círculos en la cancha, antes de ser sustituido.

Los cambios fueron reflejo de las tormentas internas de ambos entrenadores. Ortiz reaccionó con desesperación y angustia, mientras Ambriz cambiaba tuercas por tuercas y tornillos por tornillos.

En diez minutos, en tres movimientos, El Tano entregó la plaza. No fue culpa suya. O no sólo fue culpa suya, porque al final los relevos (Roger por Valdés, Aquino por Richard, y Cabecita por Brian Rodríguez), no fueron capaces de cumplir las órdenes de liderar el milagro. Era una guerra que había que librarla con mucha transpiración, pero con una dosis espontánea, explosiva, de inspiración.

Así, en los últimos 20 minutos del juego, América accionaba y reaccionaba por impulsos, por estertores, como patadas de ahogado, con balones al centro, porque ya en carriles interiores, ni Pedro Aquino le daba claridad, y Roger Martínez y Jonathan Rodríguez no encontraban el bisturí para al menos asociarse en esas zonas, de por sí, pobladas inteligentemente por el adversario.

Así se irguió Toluca en el bombardeo inocuo del adversario. Estaba dispuesto a morir, pero no a dejarse matar. Y lo consiguió, todavía con un par de manotazos de Volpi, y esa anotación de Martín, inmaculadamente anulada.

Toluca tendrá un día más de descanso que su rival. Este domingo, resuelven la duda Pachuca (5-2) y Rayados. Por lo pronto, la advertencia fue descaradamente puntual por parte de Ambriz: hay un porcentaje más elevado de lo que el propone y dispone, que lo que el rival descompone.

¿América? A sobrevivir al castigo mediático, inconsecuente, mordaz, punitivo y merecido, que la otra mitad del futbol mexicano, más uno, le han estado recetando. ¿Deberá seguir Ortiz? Sin duda, sólo habrá que poner en barata, en saldo, al dos por uno, a quienes quedaron en deuda, empezando por los flamantes refuerzos de poco desgaste espiritual, como Diego Valdés y Jonathan Rodríguez.

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LOS ÁNGELES -- 2-1, sí, aventaja, pero, Toluca, innecesaria e inexplicablemente, eligió el Purgatorio, con más riesgo de terminar en el Infierno que en el Paraíso de La Final. Los Diablos Rojos se privaron del Cielo por un pecado capital: dejar al América herido, malherido, sí, pero malditamente vivo, resollando.

Toluca tocó a las puertas del Cielo, le abrieron el zaguán, pero se negó a entrar. Se engolosinó de soberbia, de la gloria efímera de 90 minutos, cuando pudo pagar por la ruta completa de los 180 minutos. Difícilmente encontrará otra oportunidad como la de este miércoles por la noche.

Ha sido el mejor Toluca del Apertura 2022. Este Toluca, éste que le pasó por encima al América durante 65 minutos, éste mismo, habría robado el torneo de haber tenido esa consistencia en la fase regular. ¡Vaya equipo!

Cierto, era un escenario mágico para los Diablos: Semifinal de Ida y el conjuro siniestro del #ÓdiameMás. Vaya botín. Históricamente, el adversario se amamanta de esa espuria leche de desprecio que emana el América. Por eso, a El Nido, perdonarlo, es fortalecerlo.

2-1, pero sin ningún aval para la encerrona que se le viene en el Estadio Azteca. Cierto: nada es imposible, sólo, únicamente, el Toluca deberá ser una mejor versión de sí mismo que la del miércoles por la noche en la mítica Bombonera. ¿Podrá?

Entiéndase: el mejor Toluca del torneo venció con escueto margen a, tal vez, el peor América de los últimos tres meses del torneo, al que se reivindicó desde sus cenizas, después de aquella derrota ante León (3-2).

Véase pues: América puede, quiere y debe ser una muchísima mejor versión que la del miércoles por la noche. ¿Podrá y querrá Toluca ser una mejor versión que la que ha sido su mejor versión del torneo? Poder, puede; querer, quiere; deber, debe. Como siempre, una súplica: háganse pedazos con la exquisitez del futbol.

Mientras deleitaba Toluca con el futbol de Jean Meneses, Leo Fernández, Camilo Sanvezzo y el Cocoliso Gonzalez, y se sublimaba en el fondo un cuadro bajo castigado en el torneo (23 goles en contra), además de una noche de derroche hormonal de Marcel Ruiz y Claudio Baeza, sin olvidar las piruetas salvadoras de Tiago Volpi, mientras tanto, en el América, sus colosos se colapsaban.

Noche errática de Diego Valdés, Álvaro Fidalgo, Cabecita Rodríguez y Henry Martín, en especial el uruguayo, distraído, inconexo, abúlico. ¿Richard Sánchez se cortó una pierna con una temprana tarjeta amarilla? Y en el fondo, la cuarta mejor defensa de los ocho primeros de la Tabla, se derrumbaba. Uno de los orgullos del Tano Ortiz, su línea de fondo, afloraba, de nuevo, bobalicona.

La primera puñalada es de dos traidores: Haret Ortega, ex águila, y una salida tímida, acobardada, como de una quinceañera cuidando el manicure recién hecho, por parte de Guillermo Ochoa. Si Robert Lewandowski y Lautaro Martínez vieron esa salida tierna, de Bambi, del arquero americanista, debieron relamerse los bigotes para su próxima cita mundialista. 1-0. Y la vorágine del festival escarlata en la tribuna.

No fue sólo Ochoa. Néstor Araujo aparece detrás de su arquero, custodiando ferozmente... al hombre invisible. Con su apariencia de leñador, macho alfa, pero Araujo fue la candorosa representación de la indecisión e inacción del miedo. Homenajeó a Rex, el huidizo dinosaurio de Toy Story, mucha facha y poca sustancia hormonal.

El 2-0 lo regala Emilio Lara. Peca de confianza, peca de desatención y peca de novatez. Regala un penalti que Leo Fernández no perdona, en una de sus mejores jornadas en El Infierno del Nemesio Díez.

Aquello pudo ser el sepelio del América, pero entre la inusitada, inesperada, sorprendente, viveza del VAR, anula un gol a Sanvezzo, y éste mismo perdona en otra ocasión al encarar a Ochoa.

Quede claro, Nacho Ambriz reinventó su alineación respecto a la serie ante Santos, e hizo ver mal a la formación estelar del América. Su pecado, fue, insisto, perdonar.

¿Se tardó Fernando Ortiz en los cambios? Sánchez obligó a su salida con la amarilla a cuestas y una tarjeta anaranjada verbal que le recetó el silbante Marco Antonio Ortiz. El paraguayo ya jugaba gratis. La prueba es que entra Pedro Aquino y casi de inmediato le plantan su amarilla en las narices.

Los ingresos de dos hambrientos, Brian Rodríguez y Roger Martínez, por dos caricaturas de sí mismos, Cabecita y Valdés, le dieron fuerza e intensidad al ataque. El uruguayo y el chileno, por la valoración de este miércoles por la noche, que sería injusta, habrían ganado el pase para la lista de transferibles. Pero, tal vez, este sábado tendrán su reivindicación.

Henry Martín, en la única libertad que tuvo en el partido, y que el VAR cerró los ojos y se fue “por las tortas”, en términos de Miguel Herrera, para no revisar un eventual fuera de juego, generó el 2-1. Para llegar a 13 goles y seis asistencias, Martín horadó por izquierda y centró preciso a la llegada de un basilisco: Emilio Lara, quien reclamaba el derecho a lavar su error con el gol que significaba llevar, al menos, a terapia intensiva al águila desfalleciente.

¿Estaba Gerardo Martino en la tribuna del Azteca, para entender que Martín es más que su paisano y ahijado Rogelio Funes Mori en este momento? Sí, estaba, acompañado de su valet Jorge Theiler, quien fue pescado por las cámaras, apenas arrancando el juego, con un bostezo gigantesco, prolongado. ¡Qué falta de consideración el no respetar sus años, y obligarlo a ir al estadio, a ver una Semifinal de la Liga MX y con al menos cinco seleccionables en la cancha! ¡No hagan eso! A esa hora, ya debía estar abrazando su peluche del Tata, y durmiendo.

Lo mejor de todo, para nosotros los ateos, ajenos totalmente a las religiones paganas de El Nido y El Infierno, es que la Semifinal aún tiene la llave del misterio colgada al pescuezo. América deberá mostrar una mejor versión, muchísima mejor, que la de este miércoles por la noche... y el Toluca, también.

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LOS ÁNGELES — Tres Terminator y un timorato. Así las Semifinales del Apertura 2022, tras un zafarrancho dominical de resucitados. Y, por favor, ¡háganse pedazos!

Con Toluca y Pachuca agregándose con drama e inteligencia a la antesala de la Final, se alinean con el América para ponerle cuota de futbol gratificante al desenlace, mientras Rayados, ratificando su tacañería, desentona, pero respira y aspira.

1.- Resucitado Número 1. Chamaqueando, los Diablos Rojos, recetaron los Santos Óleos a unos Guerreros que se impacientaron cuando ya babeaban la cuchara con la sopa de la remontada, con un dominio absoluto. Ambriz puso dos tapones a su trémula represa, y sorprendió en tres minutos con goles de Jean Meneses y Andrés Mosquera. Los Laguneros se murieron de nada.

2.- Resucitado Número 2. En tanto, a Miguel Herrera se le hicieron añicos sus mentiras, y con ellas sus promesas. Y apareció, fantasmagórico, el esperpento de Chivas y Terremotos de San José, para dar la victoria a Tuzos: La Chofis López, el desahuciado de sus propios pecados, sigue luciendo los privilegios de sus siete kilos perdidos. Veo a La Chofis y casi escucho a San Mateo: “Porque de los arrepentidos será el Reino de los Cielos…”.

Ya el sábado, América había redondeado la histórica humillación sobre Puebla (11-2). Los Camoteros ofrecieron resistencia, pero ni ellos creían en una hazaña. La fe y la esperanza estaban incineradas en la pira monumental del 6-1 de ida. Valentía poblana acudir a su propio funeral con buitres de mascotas.

En tanto, Cruz Azul quiso jugar a lo Vucetich. Renunció al ataque y eligió la resistencia. Monterrey pepenaría con un remate de Germán Berterame la expiación de sus pecados de avaricia. La Máquina reaccionó. Visitó la casa de Andrada con más frecuencia que un recaudador de impuestos, pero el arquero argentino glorificó sus habilidades y su suerte. En las páginas ociosas del hubiera, se leerá: “Y si el Potro Gutiérrez hubiera salido con sus tres hombres punzantes (Antuna, Rotondi y Carneiro) …”. Se sabe, el hubiera, es la fosa común de los arrepentidos. Al final, un 3-0 mentiroso.

Ahora a regocijarse con estas Semifinales. Insisto: tres Terminator y un “Timoranator”. Tres asesinos y un timorato, pero, aún éste, con su doctrina oscura del miedo, tiene –nominalmente--, el ataque más poderoso de la Liga Mx, tanto que hasta se da el lujo de jugar con Rodolfo Pizarro.

Sólo una bandera ondea a toda asta, la del América. Dicho estaba hace meses, incluso tras los reveses calamitosos ante Xolos y León: es el plantel más equilibrado, ordenado y sólido de la Liga Mx. En cada puesto de Coapa hay un seleccionado nacional, un lujo en el que compite con Rayados.

Toluca va a complicarle la vida a El Nido. Pero, sus problemas en defensa y en la habilidad de recuperar el balón en la cancha del adversario, lo dejan comprometido. Diablos Rojos es un equipo con más frágil posicionamiento y menos huella de malicia que el Puebla, pero tiene dos distractores y ejecutores de zona, con movilidad y sorpresa, como Carlos González y Camilo Sanvezzo.

No se extrañe que en esta llave aparezca un nuevo tsunami de goles, pero esta vez repartidos, tomando en cuenta la superioridad de Cocoliso y Sanvezzo en fuerza, velocidad e inteligencia sobre la zona central en el fondo del América.

Sin embargo, la riqueza de plantel de El Nido, el momento mayúsculo que vive, que consolida el orden, la confianza y la rabia competitiva, le mantiene como favorito para llegar a la Final. Si Nacho Ambriz se decide, nuevamente, al ejercicio kamikaze que favorece a su equipo, erizará de alerta, al menos, el plumaje de las Águilas.

Y la otra llave, a la medida para ambos. Guillermo Almada ya aprendió la lección. Ya sabe que el Ministerio de los Pilotos Suicidas, fracasa en la Liguilla. Ante Tigres levantó una trinchera, cierto, más de lodo que de granito, pero sobrevivió a la visita, cargando sólo con el gol de Gignac, tras el obsequio arbitral del penalti. En el Juego de Vuelta volvió a lo suyo, desesperó a El Piojo Herrera, que cometió errores en los cambios: decidió sacar a Rafa Carioca, pero retuvo en la cancha a un fantasma como Florián Thauvin, quien deambuló 81 de los 80 minutos que estuvo en la cancha.

Los Tuzos pierden una pieza clave: Kevin Álvarez, con la roja a cuestas, pero los párvulos a los cuales recurre Guillermo Almada parecen funcionarle sin complicaciones, como el caso de Marino Hinestroza, quien suple a Romario Ibarra y genera el pase para el gol de La Chofis.

Y retomar la obviedad: de plantel a plantel, Monterrey es superior. Además, rebasa a Tuzos en el termómetro de la experiencia, las mañas, el temple con el balón. Sin embargo, hay una gran diferencia: Rayados es demasiado regodeo, demasiada displicencia, lasitud y laxitud en la marca. Además, la tropa de Almada tiene más resistencia atlética y dinámica, que Rayados, con jugadores que llegan tarde a las citas.

Claro, Monterrey tiene dos bestias monumentales al ataque como Rodrigo Aguirre y Germán Berterame, éste, sin duda el delantero más astuto y creativo en labores de equipo que hay en la Liga Mx.

Afortunadamente para el espectáculo, ni Vucetich le puede dar a Rayados, lo que hoy no tiene, ni Almada le puede dar ya a Pachuca, lo que hoy no tiene. Con sus virtudes y falencias, sólo queda ver un Juego de Ida cerrado, a menos que los imponderables, especialmente un gol tempranero, trastoquen los guiones de ambos equipos.

Irrefutable pues, la analogía en torno a estas Semifinales: tres Terminators y un Timoranator, que, dicho está, este Rayados sólo necesita que le suelten el freno de mano, que juegue sin Pizarro, para que juegue con once, y que le enciendan la mecha corta de su poder ofensivo, pero, no lo olvide, el cohetero, es el ex Rey Midas y en lugar de mechero, carga un extintor…

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LOS ÁNGELES — ¿Era necesaria tanta impiedad? ¿Era necesaria tanta crueldad? Sí. El precepto y concepto depredador del #ÓdiameMás no tolera debilidades ni concesiones. Como la elegía de Gracia de Triana a Manolete: “Morir matando, matar muriendo”. Y que doblen las campanas.

6-1. América hizo sentir la superioridad al Puebla. Jordi Cortizo, a los ’14 vanaglorió al Camote Enfranjado. Medio México sacaba las castañuelas porque el coloso se tambalea.

Sin embargo, cuando hieres a la bestia, pero no la matas, te conviertes en víctima. Henry Martín con doblete, Alejandro Zendejas, Diego Valdés, Brian Rodríguez y Federico Viñas, tarascaron al Puebla, a “dentelladas secas y calientes”, en términos de Miguel Hernández.

¿Quién es mejor entrenador? La votación diría que Nicolás Larcamón, pero la noche del miércoles, Fernando Ortiz le robó el tablero, las piezas y sólo le dejó jugar con las blancas, para el espejismo de Cortizo. Lo de #LarcaMou es fascinante, pero lo de la #TanoTesla fue vigoroso.

Puebla ha permutado. Es un equipo marrullero: desdeña la posesión inútil, pero se regodea con la posesión táctica, la posesión inteligente, la posesión tangible. Mire Usted, ante Tigres, sólo tuvo un 37 por ciento de posesión y venció 2-1. Las expulsiones felinas ocurrieron cuando estaba consumado. Ante Pumas ganó con un 40%, y empató con Pachuca con un 38% de posesión. Larcamón detesta el oropel y el rococó, lo suyo es el músculo y las neuronas.

Tano Ortiz le descubrió la jugarreta. ¿Quiénes fueron los alfiles de la masacre, sin reflejarse en el marcador y sin reflectores? ¿Quiénes fueron la Kryptonita para el #SúperCamote? Dos portentos de sacrificio: Álvaro Fidalgo y Richard Sánchez. Se fueron sin condecoraciones en la red, casi en la injusticia cruel del anonimato. Y cuando el paraguayo debió salir por la amarilla y molestias, se empotró Pedro Aquino con una solidez fascinante.

Más allá de que en este espacio, antes de arrancar el torneo, se apostó por la #TanoTesla, y no, no por prejuicios o taras enanas de creer en decretos, la riqueza del plantel americanista, lo convierte en la mejor legión extranjera del continente.

Todos, absolutamente todos los futbolistas que utilizó la #TanoTesla ante Puebla, han sido al menos alguna vez seleccionados nacionales de su país, y algunos con doble pasaporte, como Alejandro Zendejas.

Por cierto, que la noche del miércoles, salieron varios WhatsApps firmados a la nómada, veleidosa y caprichosa cabecita de Gerardo Martino. Y hay dos palomitas azules, señal de que debió leerlos, pero, no se sabe si pudo entenderlos.

1.- Henry Martín suma 12 goles y cinco asistencias. Es tiempo de que el Tata pare su peregrinación hormonal a Luján, para pedirle a la Virgen del lugar, por la salud de Funes Mori. Cierto, en el Mundial no enfrentará adversarios como los de la Liga Mx, pero, por lo pronto, es el mejor delantero mexicano. Malgasta veladoras en el argentino, cuando el mexicano ya tiene su altar.

2.- Tecatito Corona sigue en la terapia intensiva de las dudas. Alejandro Zendejas sigue levantando la mano. Hay una inercia de pasividad en el Tri. Como si tragaran pasiflora a puños. Ni Martino urge a Yon de Luisa o a Jaime Ordiales a solucionar el conflicto con Estados Unidos, ni los dirigentes resoplan de intenciones para hacerlo. Haraganes.

3.- Y que vuelva la burra al trigo. ¿No prefieres Emilio Azcárraga Jean empezar mañana desde cero con el Tano, que seguir empezando desde cero, como ha ocurrido desde 2019 con el Tata Martino? ¿Será, Emilio, que en el fondo eres tal y como Octavio Paz describe al mexicano: “Al eludir la mirada ajena nos eludimos a nosotros mismos, son rasgos de gente dominada, que teme y que finge”? ¿Quién te domesticó Emilio?

En fin, ¿qué viene ahora? Seguramente Fernando Ortiz hará varios cambios. Puede darse esos lujos. Tiene una jauría hambrienta. Y todos son mastines. Nada que ver con los perritos falderos rojiblancos. Pero, seguramente, en ofrenda a ese divinizado #ÓdiameMás, saldrá a escalpar a los poblanos.

¿Y Puebla? Larcamón tratará de poner en pie de guerra a sus caídos. Veremos, en un ataque de desesperada dignidad, la mejor versión posible del Puebla. Ya se ha dicho, es el equipo más canchero, más marrullero, más sudamericano, más de desalmado espíritu de Copa Libertadores, de toda la Liga Mx, pero, además, sabe, cuando no sufre de amnesia, jugar muy gratamente al futbol.

Y por mí, para deleite sibarita, como desterrado aficionado del Atlante, que se hagan pedazos en el marcador.

Es decir, a lo taurino, a lo poético de Gracia de Triana sobre los restos de Manolete: “Morir matando, matar muriendo”.

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LOS ÁNGELES — Ricardo Peláez abandonó al Guadalajara. Los Vergara (Amaury, Yelena, Katya y Diego) le dijeron que no iba más. Él estuvo de acuerdo. Y los tres años de fracaso, los millones de dólares despilfarrados, y el decepcionado Universo Chiva, también asintieron desde la mortaja del caos.

Sólo hubo dos itinerantes que compitieron con Peláez en su conferencia de prensa de despedida, esos, los danzarines de un cínico arrepentimiento: “Me equivoqué en muchas cposas”. “Fallé en muchas cosas”.

Peláez renegó del término “fracasé”, explicó, porque al patriarca de tantos fracasos en Chivas, Amaury Vergara, le disgusta la palabra fracaso. Claro, es como hablar de sogas en casa del ahorcado.

Ante tanta reincidencia, en ese mea culpa, que a fuerza de repetirlo Peláez medio centenar de veces, perdió la frescura de la sinceridad, era inevitable recordar a Séneca:

"Errare humanum est… perseverare diabolicum (Errar es humano… perseverar en el error es diabólico)”, sentenció el filósofo griego.

Sí, lo de Peláez en Chivas dejó de ser humano para convertirse en diabólico. Lo reconoció, como si la suma desesperada y lloriqueada de justificaciones, diera como total un consuelo.

Ricardo Peláez llegó a Chivas abusando de promesas, títulos, jerarquía, blasones. Este martes se ha ido abusando de justificaciones, no pretextos, justificaciones, que no es lo mismo. Justificarse, cuando te vas, es exonerarte a costa de los que se quedan. Tirar estiércol, encender el ventilador, e irse por la puerta de atrás. Eso es justificarse.

En una actitud alevosa, casi traicionera, asegura que deja nombres, hombres, proyecto, estructuras, planes, para que a corto plazo Chivas tenga éxito. “Estoy seguro”, dijo. Claro, y si no ocurre, los culpables son los que se quedan, no el que se fue. Si todo era tan perfecto, porqué reiteró hasta el aburrimiento “me equivoqué mucho”, “fallé mucho”.

Se plagió la frase de Winston Churchill: “Los grandes éxitos se hacen de pequeños fracasos”, olvidando que los suyos han sido colosales. ¿Cuántos más faltaban para encontrar el éxito?

¿Y Chivas? Más allá de las mentiras de Peláez, dando a entender que deja la mesa servida, en realidad queda en manos de cuatro personajes que ven al futbol como un AntiCristo. Vendedores de ilusiones, a través de maquillajes, pociones mágicas y otras chucherías. Flautistas de Hamelín, pero sin flauta, acaso cencerros.

En medio de un acto eficiente e irrisorio de autorridiculizarse por parte del Departamento de Comunicación de Chivas, David Medrano dio la exclusiva sobre Peláez y asegura que un tal Alejandro Manzo, cuyo currículo ostenta únicamente ser cuñado de Amaury, se queda al frente del Rebaño, al lado de una toxicidad arraigada en el equipo, como lo es Mariano Varela y su ahora achichincle Javier Mier.

En verdad, sólo faltó que Amaury le llamara a Eduardo Hernández, el promotor, y le entregara el control de Chivas a PromoFut. La cocinera, de ama de llaves también.

Chivas tiene tres meses para tratar de poner orden. Lo primero es buscar un tipo que sepa de futbol. Los cuatro cerebros que despidieron a Peláez (Amaury, Yelena, Katya y Diego) ni saben, ni quieren, ni pueden, y, por lo tanto, ni deben.

¿Quién? Un equivalente a Monchi del Sevilla, quien también mete la pata, y tanto, que llevó de vacaciones a Chicharito, pero ha estado detrás de los grandes momentos del club. Un personaje del corte de Hans Westerhof. O regresar a Paco Gabriel de Anda, pero sin las emboscadas de entonces por parte del #Pelagatos2.0 (el hoy muy perversamente feliz José Luis Higuera). ¿Merecerá Néstor de la Torre una enésima revancha?

Termina una nueva era triste en Chivas. Y, lamentablemente, se inicia otra. La afición deberá heredar el mote de su vecino, ése, el de #LaAflicción. Al final, aún quedan un par de años sin la despiadada amenaza del descanso.

“No hubo ni llanto ni duelo por Rosa Leyes, el indio. Su muerte, toda su vida, se la fue llorando él mismo”: Alberto Cortez.

Así, la salida de Ricardo Peláez de Chivas. Ni llanto, ni duelo. Acaso, el suyo propio.

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LOS ANGELES -- Chivas eliminado y, sin duda, escucharemos la voz de los cobardes engolándola como valientes, sopranos del fracaso, barítonos de las excusas; jugadores, Ricardo Peláez, Amaury Vergara. Plañideras de su propia muerte.

Luis Enrique Santander, juez y parte rojiblanca, había indultado a Chivas. Él y sus dos veces compadre Yair Miranda, éste desde el VAR, habían saqueado a Puebla. Fingieron miopía, estrabismo, queratoconiosis, cataratas y lagañas masivas para no marcar dos penaltis clarísimos y una inevitable roja para el Tiba Sepúlveda.

Santander ha hecho más por el Guadalajara que Amaury Vergara en toda su gestión.

En la serie de penales, digna y merecidamente, Puebla va a la Liguilla a tirarle un trabalenguas al América que, seguramente, sabrán resolver en Coapa. No será fácil, pero será posible.

¿Chivas? Tres meses de vacaciones, es decir, Fiestas de Octubre y a prepararse para el maratón Guadalupe-Reyes, bacanales que arrancan el 12 de diciembre y terminan el 6 de enero.

Como canta el gurú rojiblanco, Cristian Nodal: “Botella, tras botella ando tomando pa’olvidarme de ella…”. La Liguilla es al Guadalajara lo que Belinda a Nodal.

¿Qué se viene en Puebla? Una nueva alza de Nicolás Larcamón en la Bolsa de Valores de la Liga Mx. Lástima que Amaury sepa más de Alfonso Zayas, de Tun-Tun y del Borolas que del técnico argentino.

¿Qué se viene en Chivas? Un cisma y un sismo. Ojo, a todos los niveles, hasta donde despachan dos parias del futbol como Mariano Varela y Javier Mier. Lástima por los chavos de fuerzas básicas, otra vez, de la ilusión al orfanatorio. Veamos.

1.- Tratando de humillar al ex Rey Midas, Peláez juramentó en una conferencia de prensa: “El día que me vaya (de Chivas), me iré sin pedir un centavo”.

Seguramente, este lunes amanecerá su renuncia en el escritorio de Amaury, aunque tal vez se traspapele con las cintas VHS de los clásicos de teporochos que tanto adora el júnior. Tal vez tuvo razón Miguel Herrera en su momento.

2.- Es de esperarse que el resto de la Familia Vergara confronte, finalmente, a Amaury. Queda claro que un equipo adicto al fracaso es la peor imagen que puede tener OmniLife.

Polvos y bebidas milgrosas, pero que ya no llegan ni a la Liguilla. Al grito populachero de “¡Cácaro, deja a la boletera!”, la situación es tan dramática que el tío y las hermanas de Amaury le han pedido que se busque un sustituto y él se dedique a lo mismo que cuando Jorge estaba en vida: a nada.

3.- Y, claro, Chivas se devalúa. Vienen tiempos de negociaciones; contratos televisivos, patrocinadores y el escenario de una afición harta, descontenta, burlada, ninguneada, manipulada a base de dedazos de atole, pésimas decisiones y terribles contrataciones.

¿Cómo negociar como protagonista del futbol mexicano a un equipo que se ha convertido en comparsa, en pelele, en patiño?

Chivas insulta hoy las memorias del Campeonísimo.

4.- Deseable será que mantenga el proyecto de Ricardo Cadena, pero es fundamental que lo consoliden y lo respalden con autoridad, jerarquía, personalidad y refuerzos. Ha demostrado que tiene habilidades tácticas, emocionales y estratégicas, pero cuando hay una muñeca directiva tan frágil, tan voluble en cuestión de autoridad, al técnico se le debilita.

5.- La limpia es urgente. Los grandes refuerzos de Peláez no han funcionado. No comparto los reclamos de los allegados a los Vergara de que se investigue la pulcritud de sus operaciones con una auditoría. Él podrá hacer mal las cosas, pero es difícil creer que, además, hace cosas malas, pero es el momento de liquidar a los padres de los escándalos alcoholizados y bastardos de la cancha: Calderón, Briseño, Mozo, Ormeño, Angulo, Alvarado, Ponce, Mier, Molina, y contando.

El problema es quién compra desecho tóxico.

Ojo: Chivas tiene tres largos meses para replantear totalmente su futuro. Debutan en la segunda semana de enero. Tiempo hay de sobra.

El problema, ciertamente, es contar con personajes capaces y capacitados para construir algo de estas ruinas que quedaron en Puebla a pesar de la conmiseración de Santander, y no hay garantía de que en Chivas los tengan, además de que tampoco tienen la habilidad para identificarlos, encontrarlos y contratarlos.

No es lo mismo comprar un cargamento de fosfatidilserina para sus menjurjes que a un tipo que conozca de futbol.

¿Llegó el momento de que los momentos de contingencia de la Familia Vergara estén por encima de la promesa hecha a Jorge Vergara de no vender al equipo?

Cierto. El problema es el mismo del tercer apartado: ¿cuánto vale un equipo que ha perdido afición, protagonismo, millones de dólares, trascendencia, respeto, honorabilidad, jerarquía y dignidad?

En su momento, una copropietaria de cuyo nombre no quiero acordarme, dijo que el equipo valía $900 millones. ¿Quién pagaría hoy eso por un club en desgracia, con futbolistas decadentes y con un estadio que apenas registra dos o tres llenos por años y más por sus rivales que por el Guadalajara mismo?

Tal vez el escenario drástico y dramático para Amaury Vergara es ya ineludible: a Chivas lo vendes, lo abandonas o lo hundes.

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LOS ÁNGELES -- Benjamín Mora era, hasta este miércoles, un desconocido para casi todo el futbol mexicano. Hoy es el nuevo técnico del Atlas.

Sus escarceos como entrenador en México no seducen a nadie. Su hoja de vida en Malasia, país 146 en el ranking de FIFA, no son cuentas menores: nueve títulos con los Tigres del Johor Darul Ta’zim. Ahora, de los clásicos ante Pahang y Felda United, Mora deberá concentrarse en los de Chivas.

Alejandro Irarragorri no teme aventurarse. Fue quien trajo por primera vez a Diego Cocca a México, y lo maldijo con el mote de “Guardiola de América”. Fue un fracaso. Lo intentó de nuevo con el Atlas, y obtuvo un Bicampeonato, más allá de las benditas equivocaciones de la tropa arbitral.

El mismo Irarragorri sufrió un fracaso con Luis Zubeldía, pero acertó con otro desconocido en México, Pedro Caixinha, y Guillermo Almada ha extendido su grato futbol hasta Pachuca. De todo pues, buenas, malas y pésimas elecciones.

Quién se atreva a describir a Benjamín Mora pecará de mitomanía y de arrogancia. Entiéndase que dar datos y cifras cortesía de Wikipedia es sólo un escapismo y una obligación de este oficio, pero ni remotamente nos muestra un perfil claro del nuevo técnico del Atlas. Decir que es trabajador, modernista, actualizado y estudioso es una obviedad, tomando en cuenta la sagacidad para atreverse a tocar puertas en Malasia.

El mismo Mora ha dejado claro que su gran anhelo era dirigir en México. Le espera un desafío. Pero, también le espera un plantel sólido, con el que además dispondrá de casi dos meses para ponerlo a punto para el Clausura 2023.

¿Traerá refuerzos de Malasia? Entre los diez mejores jugadores de la Súper Liga, nueve son extranjeros y sólo un nativo figura entre ellos, y su posición es lateral por izquierda, y de esos diez, nueve rebasan los 30 años. Pero, ojo, cuatro de esos diez, los dirigió el mismo Mora en el Johor: Jordi Amat (español), Fernando Forestieri (ítalo-argentino), Bergson (brasileño) y La’Vere Corbin-Ong (malayo).

Sin embargo, con la cultura del Grupo Orlegi, que se consolida poco a poco con Santos y Atlas, seguramente las primeras semanas, Benjamín Mora las dedicará a las fuerzas básicas, en lugar de buscar soluciones treintañeras y exiliadas en Malasia.

Una buena noticia para la afición rojinegra, es que el equipo de Mora dejó sello goleador en Malasia y que destacó en ese renglón especialmente como visitante. Sería, insisto, soberbio y obcecado, pretender decir que gusta del futbol ofensivo, espectacular, de posesión, y demás habladurías. Seguramente adaptará su estilo de juego a lo que tiene en el vestidor y al entorno de competencia de la Liga MX.

Ojo: el Clausura 2023 ofrece una oportunidad magnífica a los clubes. Tendrán en tiempo efectivo la posibilidad de hacer la mejor pretemporada de su historia, y eso podría favorecer un feroz e intenso ritmo de competencia. Un técnico avispado no hará un trabajo de pretemporada sólo para el Clausura, sino también para el Apertura 2023. Es un año perfecto, para lucimiento de los buenos entrenadores, con buenos preparadores físicos.

Ciertamente los más afectados serán aquellos clubes que cedan jugadores a la Selección Mexicana para el Mundial de Qatar, pero sin perder de vista que al Tri le alcanzará para apenas tres partidos y abandonar el país anfitrión bajo las notas de Amarga Navidad de José Alfredo (“Diciembre me gustó pa’que te vayas...”).

Visto así, la presentación de Benjamín Mora será en un hábitat de alta competencia, dentro, ciertamente, de la competitividad mediopelo que a veces muestra la Liga MX. Pero significará un mayor desafío, porque ningún club podrá quejarse de que no pudo reforzarse a tiempo, o de que sus jugadores están cansados o lesionados.

Es evidente que en la negociación entre Irarragorri y Mora debió privar una palabra: paciencia. Este directivo a veces pierde los estribos y hasta sataniza entrenadores (Daniel Guzmán, Rubén Omar Romano, Dante Siboldi, Guillermo Almada), pero aún con ellos fue paciente, tolerante.

Así, Mora sabrá que no se espera un milagro el primer torneo, como incluso no se esperaba con Cocca en sus primeros pasos con el Atlas.

¿La afición rojinegra? Vive empachada. Le dieron un Bicampeonato. Con eso puede regodearse golosa y glotonamente un tiempo. De Mora dependerá que la misma cantidad de lágrimas que se derramaron en el Estadio Jalisco en el adiós a Cocca, vean una metamorfosis en aplausos en 2023. Al final, esa misma afición atlista siempre está dispuesta a nuevos tiempos de ser La Aflicción.

Al menos algo queda muy claro: Orlegi se atreve a algo más. No busca reciclar entrenadores, ni caer en esos malos hábitos de ser seducido por promotores sin escrúpulos. ¿Será cierto que fue el mismo Eduardo Fentanes quien le sugirió a Irarragorri poner atención en Mora? Sólo ellos lo saben, pero esas decisiones audaces son bienvenidas en un futbol con directores deportivos aburridos, simplones, facilistas, conformistas, que despachan desde su escritorio, y que no se atreven a ver más allá de sus “pinochescas” narices.

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LOS ÁNGELES -- Pumas rompe con Andrés Lillini. Con el secretismo sospechoso que se maneja el club, de momento, no se sabrán los motivos reales del divorcio. ¿El mal torneo con el mejor equipo posible? ¿Ofertas mucho más generosas al entrenador, que la mendiguez con que se maneja Pumas? ¿Labor de zapa de Miguel Mejía Barón para allanarle el camino a Ricardo Ferretti? ¿Ignorancia pedestre de los directivos en términos de futbol?

Ciertamente Lillini es el principal responsable de los milagros previos y del fracaso en este Apertura 2022. Se le encumbró como genio cuando eliminó a Cruz Azul en aquella remontada, y se le fustigó como inepto en el balance de este torneo.

Lillini debió beber de las dos aguas de los manantiales de los excesos. Del dulce y del amargo. Fue del exitismo al fracaso. Y éste, sin duda, tiene más chacales que defensores.


Pumas pierde, sin duda. Debió retener al especialista en fuerzas básicas, pero, queda claro, el ambiente estaba tan contaminado, tan pútrido, que era ya imposible parchar una relación. ¿Volverá el equipo a caer en el caos de sus semilleros? Apenas parecía reaccionar.

Junto con Lillini debería irse el directivo, que en un acto de fanatismo ciego y de poca inteligencia, aceptó el contrato de Dani Alves, con más minutos que cualquier plan de telefonía en México. Ni el celular de Carlos Slim goza de tantos minutos aire.

Pumas intentó desmentirlo, cuando este reportero reveló esta inusitada complacencia hacia Alves en las pantallas de ESPN. El tiempo corroboró la novatez y estulticia de la dirigencia del equipo. Y en cierta manera, también de Mejía Barón y Lillini.

Sin embargo, para aquellos torpes y torvos detractores de Dani Alves, debe hacerse una consideración justa. Ciertamente jugó más minutos de los que merecía, y debía ser sustituido necesariamente cuando al equipo le urgía.

La página de Statiskicks genera una valiosa radiografía en torno a Alves, que confirma, como aquí se afirmó en su momento, que mantenía la vigencia de un Tesla, con compañeros con mentalidad de avalanchas callejeras.

Statiskicks revela estos datos sobre el comportamiento de Dani Alves, lo cual demuestra que en los momentos útiles dentro del juego, sus compañeros no lo aprovecharon, y Lillini no logró armonizar un plan de estrategia correcto.

1.- El brasileño fue el jugador con más pases filtrados precisos en el Apertura 2022, con un total de 17. ¿Por qué se desaprovecharon balones posicionados de gol?

2.- Sin incluir a enganches o mediapuntas, Dani Alves fue el jugador que más pases al área penal entregó en este torneo, con un total de 66, muy por encima de los 42 de Fernando Gorrirarán de Santos, o de los 36 de Álvaro Fidalgo.

3.- El brasileño fue el futbolista con mejores estadísticas en la generación de futbol por parte de Pumas. Por lo tanto, el equipo y su planteamiento no estuvieron acordes con lo que él podía producir.

4.- En el acumulado de pases clave, pases progresivos precisos, pases largos precisos, ganancia en encares, y porcentaje de duelos defensivos ganados, Alves superó, por ejemplo, a Fidalgo, en consideraciones globales. ¿La diferencia? El jugador y su entorno táctico.

Ciertamente, en lo irrefutable, es que Dani Alves permaneció en la cancha más minutos de los necesarios para Pumas. Ahí, la responsabilidad en Pumas es estrictamente de quienes aceptaron ese acuerdo.

Además, estas cifras, constatadas, vividas, experimentadas en la cancha, debieron ser en cierto momento, una humillación para los compañeros de Alves, quien estaba unas, muchas, neuronas por delante.

Ahora vendrá una nueva aventura para Lillini. Sin contrataciones exuberantes, pero seguramente con dirigentes que no se dejen deslumbrar por lo que pudo haber sido y no fue. El técnico argentino tiene una garantía: con poco, hace más que con mucho. Y de esa experiencia, él también debió aprender.


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