LOS ÁNGELES -- Rodolfo Pizarro hereda el desafío inevitable e irrechazable de todos los mexicanos recién llegados a la MLS: ser mejores que Carlos Vela, amo y señor de los reconocimientos individuales en 2019.
Y su primer reto es precisamente ante el mismísimo Carlos Vela, quien llega inflamado tras su protagonismo en la eliminación del León en la Concachampions.
Así, Inter de Miami debuta visitando al LAFC este domingo. Y el impacto será más allá de las garitas fronterizas de EEUU. En México habrá atención sobre los dos jugadores que pertenecieron a Chivas.
Si bien Pizarro tuvo un buen año, colaborando con un título de Liga, Carlos Vela jamás debutó en el Guadalajara, porque tras el título mundial Sub 17, empacó ilusiones con rumbo al Arsenal de la Liga Premier.
Pizarro tiene un palmarés para presumirle a Vela: títulos de Liga con Pachuca, Chivas y Monterrey. Con Tuzos y Rayados su incidencia fue apenas tangible.
Vela sólo ha levantado trofeos individuales con sus equipos, o con el LAFC, para ser exactos, sin olvidar un estupendo año con la Real Sociedad, cuando incluso fue colocado en disputa por la excelencia del torneo con Cristiano Ronaldo, Lionel Messi y Diego Costa. Cierto, imposible que ganara, pero al menos su nombre cupo en el mismo párrafo donde se citaba al argentino y al portugués.
Sin embargo, en una MLS poblada por ex militantes de Chivas, la atención se mantendrá en este juego, así como en los enfrentamientos de Pizarro y Vela ante los equipos de Javier Hernández, Alan Pulido, e incluso el técnico Matías Almeyda.
Distintos en su estilo de juego, ambos en esferas ofensivas, poco coincidirán en las parcelas del estadio angelino, aunque con el desafío de poner de relieve sus cualidades.
Vela se ha convertido en el Atila de la MLS. Las defensivas de la Liga saben que sólo necesita unos segundos y unos metros para cuajar en la red, para, incluso, ornamentar con lujos y sofisticación sus goles.
Rodolfo Pizarro ya sabe de qué se trata. Su estilo de juego corto, confrontación y caracoleo, le permitirá sin duda regodearse ante algunos equipos con algunos defensas atribulados por la ingenuidad.
Pizarro ya entendió que penetrando al área, encontrará, desde zagueros patidifusos ante sus recortes cortos hasta grandes oportunidades de propiciar una falta que iría directa al manchón penal.
Diego Alonso, quien llega de fracasos con Rayados, sabe de la zona de gravitación de su jugador estrella, a quien ha acompañado de atletas del futbol, aunque, evidente, con destellos de calidad.
Pizarro no tendrá quehaceres defensivos. Lo suyo es exigir el balón y dedicarse a generar futbol al frente. Y eso, seguramente, le encaja perfectamente con lo que desea, especialmente, por la laxa marca.
Tiene sin embargo, una preocupación Inter de Miami: Bob Bradley mastica pero no traga ante las amenazas de jugadores de este tipo. Y sabrá organizar un dos a uno, sobre Pizarro, desde su zona de encare, fuera del área.
Y seguramente, Vela aprenderá que el trabajo defensivo de sus adversarios será más rudo y áspero de lo que está acostumbrado, y posiblemente Román Torres y Nicolás Figal le harán una mejor marca en la zona final que los defensas del León el jueves pasado.
El reto, al final, es para ambos mexicanos. Pizarro debe empezar a escribir su propia historia con los éxitos de Vela como referencia, y Vela debe mejorar su propia versión
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