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"Es inadmisible que Gerardo Martino esté en Argentina"
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LOS ÁNGELES — Caos. Anarquía. Desgobierno. Crisis. Un futbol mexicano multimillonario sumido en una abismal miseria competitiva, moral y organizativa. En manos de parásitos. En poder de rémoras que se hinchan el buche.

¿El peor de sus colapsos? ¿Peor aún que el de los célebremente infaustos cachirules? ¿O los casos de dopaje sepultados bajo el estiércol de la Concacaf y de la FIFA? Sí, sin duda. Porque hoy, se cobija bajo el manto desleal de un boleto al Mundial de Qatar, suficiente argucia para engañar a bobos y negligentes. Y porque no hay nadie que se subleve y provoque el cambio. La #YuntaDeDueños sigue arando entre la fertilidad de su pánico y la esterilidad de su audacia.

Un futbol mexicano que hoy se debate entre la delicuescencia y la delincuencia. Su presidente, Yon de Luisa, extorsiona a sus fiscales públicos. Aparece tosiendo, demacrado –“tal vez dio positivo”, dicen sus esbirros--, para generar un guiño de lástima. Promete crear una comisión que cree otra comisión que comisione a ineptos comisionados, amigos y parias, para que hagan la autopsia a las selecciones nacionales carcomidas de fracaso. El diagnóstico es de dominio público: ineptitud, compadrazgos, canonjías, corrupción. Todo ello, perpetrado bajo sus propias narices.

Entre el hedor a fracaso, la FMF se unta maquillaje de riqueza. Su selección, el Tri, es la única en el mundo que puede ostentar tal opulencia, la de acaparar una veintena de patrocinadores y millones de aficionados, de ambos lados de una frontera. Ni Brasil, ni Alemania, ni Italia. La FMF se emperifolla de banalidades, mientras su camposanto acumula lápidas.

Hoy el futbol mexicano está acéfalo. Un presidente que preside, pero no gobierna, buscando un chivo expiatorio para las selecciones nacionales. A alguien habrá que echarle la culpa del holocausto inevitable en Qatar.

Y una selección nacional sin técnico. Hay un responsable, claro, un tipo millonariamente asalariado, el más caro de América, y entre los cinco mejor pagados de aquellos que acudirán a Qatar. Pero él, Gerardo Martino, vacaciona. Él no lo oculta. Como Juan Carlos Osorio, sabía que para dirigir en un Mundial, había que dirigir a México, como todo el mundillo oscuro y gangrenado que eso implica.

El Tata Martino es captado en los pasillos del Estadio Marcelo Bielsa, en animada charla con Lionel Scaloni, el técnico de Argentina, su rival directo en Qatar el 26 de noviembre. Fue a bostezar por un 0-0 entre Newell’s y Racing, mientras una pléyade de ilusos e inocentones jugadores mexicanos, se rompían el alma creyendo que el técnico rosarino estaría, al menos atisbando con el rabillo del ojo –el izquierdo, claro--, sus esfuerzos.

Pero no, Martino evocó a Gardel: “el músculo duerme y la ambición descansa”. Él ya no transpira, y su cuenta bancaria está más rechoncha que nunca. Por los tiempos, era imposible que hubiera seguido en directo, al menos dos juegos: Atlas vs. Cruz Azul (3-2) y Santos vs. Chivas (1-1).

Mientras se tira a la milonga y a la “fiaca”, Martino sabe que nadie le armará un quilombo en México. Si alguien le alza la mano amenazadoramente, ahí tiene a su mastín Jorge Theiler, para amedrentar a Yon de Luisa, como tuvo amedrentado por años a Gerardo Torrado.

Y mientras el Tata chupaba mate, se mataban Aldo Rocha, Jeremy Márquez y el Hueso Reyes, y lo mismo harían, Santiago Giménez, Charly Rodríguez y Erik Lira. Por igual ocurriría con El Mudo Aguirre, Omar Campos, Alexis Vega, Fernando Beltrán, Christian Calderón y Roberto Alvarado.

No muchachos, no sean bobalicones, no se rompan el alma. Gerardo Martino estaba más interesado en el soporífero 0-0 de su “Ñuls”, y en el 1-0 de su futuro equipo, Boca Juniors sobre Talleres, para ir observando a su legión de xeneizes.

¿Y este domingo? Seguro el Tata estará más atento a la magia de Godoy Cruz vs. Lanús y Tigre vs. Estudiantes, que a un Pumas vs. Necaxa o a un San Luis vs. Rayados o un Tigres vs. Tijuana. ¿Y qué querían los directivos mexicanos? Le pagan cuatro millones de dólares por su tiempo no por su pasión, su devoción, su compromiso, su disciplina y su responsabilidad.

Algo queda claro: Gerardo Martino ya saltó de su Tri-tanic, mucho antes de que siquiera zarpara.

¿Y el que preside pero no manda? Ahí, jugando al “tin marín de do pingüe”, en la ruleta del amiguismo y la complicidad, buscando a un director de selecciones nacionales, que como él, permita y prohíje estos desacatos del director técnico nacional. Irrespétame más, que para irrespetarme, no me basto yo solo, parece proclamar Yon de Luisa.

Él mismo pareció mandar señales alentadoras al sentarse en el trono de oro de la FMF. Sin embargo, queda claro que al final, el proceso brutal, merecido ciertamente, para hundir a Fidel Kuri, fue sólo una farsa, al ver que tras el vandalismo en Querétaro, él y Mikel Arriola (presidente Liga Mx), terminaron sometidos.

Y claro, volteemos a las catacumbas, donde bañados en su propio almizcle, los dueños de equipos contemplan cómo les han arrebatado la potestad de su propio futbol. Pisoteados, despojados, humillados, con su silencio cómplice, comparten la culpabilidad de los desastres.

Ya hace meses, le hemos anticipado aquí el sesgo dramático que vendrá para 2023. Alejandro Irarragorri asumirá el puesto de Yon de Luisa, impondrá a su gente, y seguramente a Diego Cocca al frente del Tri, habida cuenta que el Tricampeonato del Atlas parece inevitable.

¿Y el dueño del changarro? Agregando lágrimas a los libretos del programa más exitoso de la televisión mexicana, La Rosa de Guadalupe. Emilio Azcárraga Jean sabe que la desdicha vende más y mejor, a largo plazo, que la felicidad, especialmente en el futbol.

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LOS ÁNGELES.-  Se sentó en el banquillo del fiscal, cuando debió sentarse en el banquillo de los acusados. Yon de Luisa accionó la guillotina, aunque lejos de su pescuezo. “Hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre”, dice la sabiduría mexicana.

Como los reptiles, Yon de Luisa se cortó los dedos, pero no la mano en la conferencia de prensa de este miércoles. Las lagartijas sacrifican la cola para conservar la vida. Así, también, el presidente de la FMF.

Ya con las cabezas de Gerardo Torrado, Ignacio Hierro, Javier Mier, Luis Pérez y Mónica Vergara secándose tumefactas al sol del oprobio, el bullying y los memes, Yon de Luisa salió airoso, entre ataques de una tos nerviosa.

En un insulto a la obviedad, Yon anunció cambios, sustituciones. Llegarán a la Comisión de Selecciones Nacionales tipos “en activo”, que conozcan el futbol mexicano, sus carencias, sus urgencias y sus necesidades. ¿Y por qué hasta ahora? ¿Y por qué antes se dio carta blanca a la incompetencia?

Entiéndase algo, y es una ley empresarial: quien es parte del problema, no puede ser parte de la solución; quien ha sido el cáncer del problema, no será el medicamento de la solución.

Yon de Luisa, como gestor y origen del problema, no puede, no debe, aunque quiera, ser parte de la solución.

Yon de Luisa eligió y dotó de libertades a Gerardo Torrado, y permitió que gente de TV Azteca (Gustavo Guzmán), le infiltrara a un Caballito de Troya como Nacho Hierro. A ambos les permitió ejercer compadrazgo, el nepotismo funcional del amiguismo.

Si Yon de Luisa se equivocó con ellos, y con las decisiones que tomaron ellos, él no puede garantizar que no se equivocará de nuevo en la elección de los sustitutos.

Cuidado: Yon de Luisa no va a elegir personas que sepan más que él, y principalmente, que sepan de lo que, queda claro, él no sabe: futbol.

El actual presidente de la FMF sabe puntualmente que su puesto está, en términos de Juan Luis Guerra, cruzando el Niágara en bicicleta. Alejandro Irarragorri contempla la forma en que Yon de Luisa orquesta su propia destrucción.

Al final, Yon de Luisa sólo consultará a una persona: a Emilio Azcárraga Jean, quien seguirá ejerciendo el control absoluto del futbol mexicano bajo la ya mencionada #DoctrinaAzcárraga, patrimonio familiar.

Porque De Luisa y los dueños de equipos del futbol mexicano saben que las decisiones no se toman por democracia, sino por autocracia. El himno ya lo saben: Master of Puppets, de Metallica. El Maestro de las Marionetas.

Confiar pues en que Yon de Luisa esta vez no se equivoque, es imposible. Porque, insisto, él es parte del problema, célula medular de la equivocación, epicentro del desastre, compinche del sistema.

Entonces, ¿cómo confiar en Yon de Luisa si él mismo ya no confía en sí mismo, y someterá ante The Master of Puppets la decisión final para elegir a la nueva Comisión de Selecciones Nacionales?

¿Se atreverá a llamar a tipos capaces de desafiar el sistema feudal, de sometimiento, de amenazas, de coacción en el futbol mexicano? ¿Hay tipos preparados para ello en México? ¿Javier Aguirre, Miguel Mejía Barón, Manolo Lapuente?


Una decisión atrevida sería elegir a un personaje que sea capaz de cuestionar a Yon de Luisa y a toda la endeble, enclenque, podrida y sospechosa pirámide que se extiende bajo su silla presidencial de la FMF.

¿Jesús Martínez? Al menos se atrevió a desafiar en su momento al Maestro de las Marionetas, hasta que el #TuzoGate1 lo silenció, con la advertencia de que el #TuzoGate2 ya está listo, y que el #PanzaVerdeGate, enfilado contra su hijo, también está ya producido y editado.

Por eso, a Yon de Luisa le sienta muy bien, que la #YuntaDeDueños, como los encasilló Sven-Goran Eriksson hoy sólo observen desde el almizcle húmedo y calentito que les escurre entre las piernas. El miedo es amarillo, como la micción.

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LOS ÁNGELES -- Era febrero 10, de 1993. Emilio Azcárraga Milmo se erigía como el Patriarca de la Catarsis en México.

“México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente (jodida) y sacarla de su triste (y jodida) realidad y de su futuro difícil (y jodido)”, explicaba El Tigre hace ya más de 29 años.

La Doctrina Azcárraga sigue vigente. Sólo ha cambiado una palabra, una estrategia, un estratagema, un escenario, un narcótico, un instrumento de manipulación. Un subproducto.

Desde hace años, Emilio Azcárraga Jean podría citar casi textualmente a su padre: “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para ¡el futbol! es una obligación llevar diversión a esa gente (jodida) y sacarla de su triste (y jodida) realidad y de su futuro difícil (y jodido)”.

Entiéndase que en la pluralidad del español de los mexicanos, la expresión de Azcárraga Milmo es puntualmente la definición o el sinónimo de “fregado” o “dañado” o “desgraciado”, estrictamente.

Y recuérdese que el fracaso y el éxito son caras de la misma moneda de la catarsis.

La historia no ha cambiado. Ni las artimañas de la manipulación. Y se acerca el Mundial, la fiesta suprema de la narcotización y de la anestesia de conciencias. Cuando el mexicano se excita ante milagros como contra Alemania en Rusia 2018, le pueden subir el precio de las tortillas, de la gasolina; le pueden subir la renta, bajar el poder adquisitivo de su salario, pero la irrealidad del Chucky Lozano ante los teutones adormece la realidad de su desgracia inmediata.

Hay un problema, sin embargo, cuando el mecanismo manipulador se ha roto, se ha descompuesto, o, en el léxico exquisito de Azcárraga Milmo, se ha “jodido”. Y eso, ha pasado con el futbol mexicano. El maná, el opio, la anestesia de esa –según El Tigre–, “clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida”, el futbol, se ha corrompido, se ha podrido, se ha vuelto purulento.

Y han sido muy... fregados los últimos 13 meses del futbol mexicano. Ha sido puesto de rodillas reiteradamente por Estados Unidos y Canadá.

El Rey Tuerto de la Tierra de Ciegos de Concacaf ha perdido dos finales –Liga de las Naciones y Copa Oro–, ante Estados Unidos. Han quedado eliminados de los Mundiales Sub 20 y de los Juegos Olímpicos, en futbol masculino y femenil. Y se encamina a una catástrofe mayor que sus recurrentes catástrofes en Copas del Mundo.

Obviamente, Azcárraga Milmo, hoy, desheredaría a su hijo. Le entregó dos imperios alternos, dos universos cautivos, prisioneros, esclavizados, dos juguetitos a los que sólo era necesaria darles cuerda y darles buen mantenimiento: televisión y futbol.

Hoy, el futbol, ciertamente, sigue bajo el control absoluto de Azcárraga Jean. Pero, no percibe la forma brutal en que ha entrado, en 13 meses, a un estado de putrefacción.

Emilio permitió que la ineptitud asumiera el control del futbol mexicano, ese que, en la ideología de sus ancestros, es el artefacto psicosocial para divertir (mangonear, manipular) a “una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida”.

Yon de Luisa mantuvo bajo su égida, a un tipo incapacitado para el puesto, como Gerardo Torrado. Fue un león en la cancha, pero en el escritorio acusa falta de preparación, de astucia, de malicia, de inteligencia, de ambición, de osadía, y hasta resulta ser ninguneado por el cuerpo técnico de Gerardo Martino, quien lo azuza y lo asusta, con su perrito de aguas, Jorge Theiler.

Torrado –y lo cual acentúa su ineficiencia– no vio venir el desastre futbolístico con Martino, y después por decisiones hormonales y viscerales, elige a Luis Pérez, con un pasado tempestuoso, ligado al alcoholismo, y a Mónica Vergara. Aquel león de la cancha ronronea entre la inocencia y la estulticia.

Y claro, Yon de Luisa tiene una responsabilidad enorme de este colapso. No, no se le puede indultar por el hecho de no saber, no entender, y no querer aprender de futbol. A él lo ungió Azcárraga Jean para que urdiera y asimilara las intrigas en la Corte de FIFA. La prueba está en que el #FIFAGate ni siquiera le salpicó los zapatos de 5 mil dólares de Dolce & Gabanna, aunque vendiera su libertad a la Concacaf y a la USSoccer.

Las ubres de la FMF y de la Selección Mexicana, irritadas, hoscas, empiezan a secarse de hartazgo. Adidas contemplaba vender más de medio millón de camisetas del Tri de manera inmediata a la presentación de la nueva playera, confeccionada en un verde esmeralda, que se opaca con los numerosos fracasos recientes, aunque espera que el ciego fanatismo del mexicano se manifieste semanas antes del Mundial. Pero nadie viste de fracaso ajeno el amor propio, y menos cuando el verde se destiñe en gris.

Tras los fracasos de la Sub 20 y la Femenil, Gerardo Torrado sigue mudo. Es de esperarse que hoy presente su renuncia, pero seguramente dirá que se sacará la espina en Qatar. Ya exilió a su cómplice, Javier Mier, perjudicando a Chivas, como director de Fuerzas Básicas. A “Luisito” –siempre Luisito– Pérez lo tiene en cautiverio, y hará desaparecer a Mónica Vergara seguramente.

¿Yon de Luisa? Él se encarga de crear comisiones que estudien detalladamente los orígenes, los motivos y las consecuencias de los fracasos. La forma más eficiente y cínica, desde el acto descarado de Poncio Pilatos, de lavarse las manos.

Ya desde hace semanas, advertimos aquí, que el sismo y el cisma en la FMF vendrá después del Mundial. Alejandro Irarragorri tiene todo preparado para irrumpir en la FMF, con la bendición de Emilio, para transformar al futbol mexicano, como lo ha hecho con Atlas, y para eso cuenta, también, con los hermanos Íñigo y José Riestra.

Créalo Usted o no, Grupo Orlegi ya tiene un plan maestro de reconstrucción, de resurrección. Claro, Azcárraga Jean no lo ha leído ni lo hará. Está más ocupado revisando los libretos de la Rosa de Guadalupe y de una veintena de telenovelas, esperando que alguno de ellos dé un golpe histórico, como el que dio su padre con Los Ricos También Lloran.

Y claro, mientras más estruendoso sea el desplome de Yon de Luisa, más beneficiado se verá el propietario de Atlas, Santos y Sporting de Gijón. Mientras mayor es la enfermedad, más se venera al hechicero; mientras mayor es el caos, mejor se valora a los redentores.

En términos de Aníbal, Irarragorri prometió a Emilio: “Aut viam inveniam aut faciam (Encontraré un camino o lo haré yo mismo).

¿Y los dueños de clubes? Olvídese de ellos. Son eunucos de sus propios derechos, deberes y privilegios. El #TuzoGate castró a todos los sediciosos dispuestos a sublevarse. Y ellos, los miembros de #LaYuntaDeDueños (Dixit Sven-Göran Eriksson), eligen vivir de rodillas, mientras les despojan de su futbol, de su selección, de su negocio, de su honra.

Los propietarios de equipos eligen ser esclavos antes que ser aplastados. La encomienda de Virgilio requiere de valientes: “Si no puedo mover el Cielo, entonces levantaré el Infierno”. Ellos, los dueños, vegetan en el Limbo.

Como podrá verse, nada ha cambiado, acaso una palabra, en la Doctrina Azcárraga en casi 30 años. De Emilio padre a Emilio hijo. El principio es el mismo que aquel 10 de febrero de 1993. “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente (jodida) y sacarla de su triste (y jodida) realidad y de su futuro difícil (y jodido)”.

Y no cambiará. El Instituto Federal de Telecomunicaciones informó que, en promedio, cada mexicano ve 307 minutos de televisión ¡diariamente!, y el programa de mayor rating es, sí, La Rosa de Guadalupe. En cambio, según el INEGI, en promedio, cada mexicano lee 1.7 libros ¡por año!

Sí, a pesar del deterioro del subproducto futbol, el empoderamiento del producto primario, la televisión, mantiene triste, perniciosa e irrefutablemente vigente la Doctrina Azcárraga. La rosa y las espinas de un pueblo guadalupano.

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LOS ÁNGELES — El ayuno obligado convierte en manjar un mendrugo de pan; transfigura una tristona telera (coloquialmente, un bolillo chilango) en un birote (el padre y la madre de todos los bolillos, exclusivo de Guadalajara). Más allá de la analogía garnachera, así se anhelaba la Jornada 1 de este Clausura 2022. Al final, en términos de la magnífica filósofa castrante, Paquita la del Barrio, fue un taco placero.

Se entiende. Hay equipos con ausencias; hay equipos que aún buscan refuerzos; hay equipos que viven en el autoengaño; hay equipos que llegaron rotos y sin garantías; hay equipos que son macetas eternas en el corredor del fracaso, y hay un Bicampeón que no lleva prisa.

Y claro, hay una caterva de tipos irreductibles, a quienes les cambian de capataz, pero ellos siguen, entre el dolo y la estulticia, dispuestos a hacer de la anarquía su modus vivendi y su modus operandi. Sí, invitaron --con la desfachatez de las hienas--, a Arturo Brizio a salir, y Armando Archundia ya debió entender que si no reparte zapes con la ancestral chancla materna, el pillaje arbitral seguirá en manos de los Nazarenos del caos. ¡Qué malos son, pobrecitos! ¿O qué perversos son, los malditos?

Aunque la desilusión no cabe, donde ocurre lo esperado, lo previsto, sin duda en Monterrey la anhelada tertulia terminó en un aquelarre de plañideras.

1.- Si Tigres no encuentra rápidamente dos defensas centrales y un nuevo Gignac, deberá, entonces, buscar un nuevo entrenador. Maquilla el traspiés ante Cruz Azul, la insultante calidad de sus hombres de ataque y errores crasos de la defensa cdementera. Estás condenado al suicidio cuando te defiendes con dos indeseables en cualquiera de los otros 17 equipos, como un Diego Reyes y un Lichnovsky, de nombre Ígor, cuya movilidad e intensidad, rememora a su tocayo, aquel tierno burrito zurcido de Winnie Pooh.

2.- Rayados es un Rocky con zancas de gallina. El Ex Rey Midas sigue siendo el Rey Miedos. Rodrigo Aguirre es tan bueno que hasta resucitó a Funes-to Mori-bundo. Pero detrás del pánico, acecha siempre la traición, y Víctor Manuel Vucetich traicionó a su equipo. Pudo masacrar a Santos, pero estos, ganaron 4-3, con un penalti de Brian Lozano, en cuyo apodo, El Huevo, hay más testosterona que en toda la humanidad del Vuce.

¿Y en Guadalajara? Contrastes. El Campeonísimo seguirá en el anecdotario, con riesgo de que el vecino le mancille ese apodo, si consigue el Tricampeonato. Tras perder a un, aparentemente, resucitado J.J.Macías, y ninguneado hasta por un iluso mochilero en Europa, un boyscout sin brújula, como Orbelín Pineda, Chivas está de nuevo en manos de los chiripazos.

Atlas, en cambio, tacañito, mezquino, pero con dos estrellas en un firmamento antes casi vacío, ya conoce la ruta al éxito, cierto, con los baches de las sospechas, como ante América, al salvarse de varias amarillas. Sin Julio Furch en la Fecha 1, y sin Julián Quiñones en la dos, controla los tiempos con muñeca de hierro. No, no divierte ni a su feligresía, pero qué importa, si les da 22 partidos de modorra y uno de carnaval.

¿América? Osado, Fernando Ortiz. No por su estilo de juego, sino por arrancar con desventaja, al poner a Jonathan dos Santos de inicio y dejar en relevo a Alvaro Fidalgo. Eso es escalofriante, jugar con diez ante el Bicampeón. Ya tendrá al Cabecita para dejar de quebrarse la cabeza, con dos parches como Federico Viñas y Henry Martín. Jonathan Rodríguez se relame los bigotes como en aquel video chelero en plena pandemia, al ver lo que genera Diego Valdés.

Expectantes por ver lo que este lunes por la noche ofrezca el espectacular Pachuca ante los prófugos de la rosticería, los Gallos Blancos, habrá que darle un compás de espera y crédito a un León de accidentada fortuna, pero con buenas intenciones, ante un San Luis errático del que se esperaba que abriera carburando, como cerró el torneo anterior.

¿Tiene un mejor equipo Nacho Ambriz con este Toluca, que el que llegó a tener con el León campeón? Imposible. Pero, al menos, tiene una mezcla y una cantidad de relevos, que le ayudará, tras el aprendizaje forzado, a cerrar partidos. Cierto, golear al Necaxa no es una gloriosa tarjeta de presentación, pese al orden sólido de los Rayos.

¿Arrollará La Máquina? Ante Tigres fue una versión más generosa que la del anterior torneo. Agradable lo de Santiago Giménez, pidiendo el balón en medio del huracán. Hubo un reencuentro con la intensidad, pero horrores y errores en el fondo, como en dos de los goles de Tigres, en los casos de Sebastián Jurado y Luis Abram. De otra manera, habría sido victoria por nocaut.

De Pumas se esperaba más. Un penalti a los 12’, los puso cuesta arriba. Tijuana se sacó la lotería, con un estilo roñoso, mientras el promotor Cristian Bragarnik sigue dándole atole con el dedo a los dueños de Xolos, empezando con el técnico Ricardo Valiño, un don nadie. Los universitarios de Andrés Lillini tienen potencial para más, pero el filtro defensivo necesita ajustes inmediatos.

Así, aún con el espejismo de la abundancia de goles (27), difícilmente Pachuca, ante Querétaro, este lunes por la noche, podrá quitarle a esta Jornada 1, esa sensación de que cuando se esperaba el Maná divino entre la hambruna generalizada, terminó siendo un taco placero

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El nuevo ridículo y fracaso del futbol mexicano (fuera del Mundial juvenil del 2023 y fuera de los Juegos Olímpicos de Paris 2024), es el resultado directo de las decisiones que han tomado quienes administran la industria. Y no hay que ir demasiado lejos: se han olvidado del futbolista mexicano y han tomado determinaciones alrededor del juego que lastiman directamente los intereses deportivos. Los resultados, ya están aquí: el futbol mexicano, a nivel de selecciones, al borde del precipicio y lejos, muy lejos de la posibilidad de cumplir con el viejo anhelo de aproximarse a las grandes potencias del juego…El futbol mexicano está al borde del precipicio…

CIUDAD DE MÉXICO. - Siempre he pensado que los mexicanos no tenemos el futbol que merecemos, pero, quizá, estaba equivocado: tenemos el futbol que merecemos de acuerdo con las decisiones que toman aquellos que lo conducen y administran. Un nuevo fracaso histórico del futbol mexicano se ha consumado este miércoles en San Pedro Sula. Una Selección Mexicana de categoría Sub-20 cumplía con uno de los grandes ridículos del futbol mexicano: eliminada por Guatemala y fuera del Mundial juvenil de la FIFA Indonesia 2023 y de los Juegos Olímpicos de París 2024.

Imposible cuantificar el ridículo y el fracaso del futbol mexicano. No puedes perder en un área competitiva tan floja, mostrando, además, todas tus carencias y todos tus miedos como futbol. Un futbol que, además, presumía sus resultados en selecciones con límite de edad: dos títulos Sub-17 en el siglo, una medalla de oro y otra de bronce en el futbol olímpico. Lo más fácil, y lo que les adelanto va a suceder, es culpar al entrenador, a Luis Pérez y a los chicos que fallaron los penaltis ante Guatemala¸o quizá hasta cierta responsabilidad recaiga en el presidente de la FMF, Yon de Luisa o en el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola. La realidad es que los culpables directos son otros.

Hace tiempo que el futbol en México responde a las decisiones que se toman más allá de la cancha. Los dirigentes, los de menor o mayor grado, los dueños de los clubes del futbol mexicano, se han encargado de llevar al futbol mexicano a un precipicio. Ese precipicio no ha sido tan grave y dramático porque el área competitiva donde México se elimina para los mundiales y eventos internacionales, es una de las áreas más pobre del mundo futbolístico.

Gracias a eso, México, la selección mayor, está en Qatar, ¿por qué la enfermedad se ha propagado en todas las categorías y, en general, en el futbolista mexicano? La razón es muy sencilla de entender: no se trabaja con el futbolista mexicano en México. Talento existe y de sobra, pero ese talento no recibe la oportunidad de desarrollarse plenamente en su propia liga, una liga plagada de jugadores extranjeros.

Y a ello hay que agregar otras “brillantes” decisiones de “pantalón largo”. La abolición del ascenso y el descenso que le ha quitado una presión competitiva al futbol que aquí se practica y el alejamiento, por temas de intereses comerciales, de los torneos sudamericanos a nivel de cubes y de selecciones, las únicas ventanas que el futbol mexicano tenía hacía un juego de mayor dimensión y exigencia. ¿Qué pretenden los dirigentes del futbol mexicano? ¿Qué eso no se llegue a notar en la cancha de juego? ¿O son unos ilusos o unos sinvergüenzas? Yo me inclino por lo segundo.

El jugador mexicano ha perdido nivel futbolístico, ha decaído en su mentalidad y confianza, lo constatamos la noche del miércoles en Honduras, y ha dejado de ser ese futbolista que parecía encaminado a un proceso de acercarse verdaderamente a los grandes futbolistas y a las grandes potencias del juego. Hemos ido hacia atrás, en dirección contraria. Los culpables están ahí. Y no es Luis Pérez o alguno de los chicos que erraron los penales ante Guatemala. Yo dejaría de lado, incluso, a Yon de Luisa o al propio Mikel Arriola. Ellos son ejecutores de las ordenes que reciben de los millonarios, ególatras y todopoderosos que manejan el futbol mexicano a su antojo. Ellos son los culpables. Los miembros del “Club de Toby”, esos que no dejan entrar nadie a su negocio, eso que se reúnen, levantan la mano, votan y deciden por sus propios intereses. A esos, con todo respeto, “les vale madre” el futbol mexicano. Pasan por ilusos cuando en realidad son unos sinvergüenzas.

“Brillantes”, aquellos que, primero, descuidan y hasta se olvidan del futbolista mexicano y que luego quieren que responda con resultados en la cancha. “¡Brillantísimos!”.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- El fracaso. Ese hijo de nadie. Ese huérfano. El fracaso. Ése, que acobarda al más bravucón, que arrodilla al soberbio, que estigmatiza como imbécil a cualquier balandrón que en Roma perjura que: “Queremos comunicarle a Europa que México es uno de los mejores formadores de jugadores (del mundo)”.

Y mientras Mikel Arriola tenía semejante desliz irrisorio, neuronal y hormonal ante el futbol de Italia, en San Pedro Sula su selección Sub-20 sucumbía ante Guatemala. Y mientras el presidente de la Liga MX se hinchaba el buche de bravatas y mentiras, la selección del siempre “Luisito” Pérez y el futbol mexicano se quedaban sin Mundial Sub 20 y sin Juegos Olímpicos en París 2024.

El fracaso. Ese hijo bastardo, cuya paternidad nadie reclama. Ni los padres genéticos del engendro, como Yon de Luisa y Gerardo Torrado, quienes han patrocinado, vía su incapacidad e ineficiencia, fracasos en la Liga de las Naciones, en la Copa Oro, y en una eliminatoria insultante por la paupérrima calidad de futbol.

¡Ah!, pero ambos, Yon y Torrado, festejan un bronce olímpico, bastante tristón, aunque vitoreados, por supuesto, por el canallesco coro mediático de quienes les festejan los bochornos bajo la consigna del salario y el soborno del miedo.

Cierto, la culpa no es sólo de ellos. Ambos Yon y Torrado, toman decisiones dentro de la burbuja trémula de su inhabilidad, de su castrada capacidad y masculinidad, para manejar uno de los balompiés más poderosos, económicamente, del mundo, pero, también uno de los balompiés más corruptos y más estancados del mundo.

La riqueza del futbol mexicano sólo ha parido Nerones y Calígulas, pero ningún Julio César que convierta a una maquinaria con poder financiero, en una maquinaria con poder futbolístico.

Recursos hay, financieros y humanos, pero sin líderes, sin tipos audaces, inteligentes, y principalmente honestos. Yon, Torrado, bienvenidos al Paraíso de los Eunucos. Su nicho acojinado y acojonado los espera.

¿Quién le entregó la selección Sub-20 a “Luisito” –siempre “Luisito”– Pérez? Sí, Gerardo Torrado y la agenda de sus alegres compadres. ¿Nadie le recordó los bochornosos, casi criminales momentos en que se vio involucrado a causa de su alcoholismo? ¿Nadie se atrevió a recordarle los accidentes automovilísticos y los zafarranchos en los tugurios y burdeles de Monterrey?

Pero, insisto, no es sólo culpa de ellos, de Yon y Torrado, sino también de quien los protege, los mangonea, los ridiculiza, los fortalece, los empodera, los indulta, los mima, los blinda, desde ese enorme escritorio del valemadrismo desde el cual despacha Emilio Azcárraga Jean, más atento a sus cómicos que no hacen reír, a sus actricitas que no actúan, y a sus cantaticos que no cantan.

Pero no son sólo Emilio, Yon y Arriola los que conducen, de manera magistral y con muñeca firme al futbol mexicano hacia reiterados fracasos. No, ellos son sólo las versiones autóctonamente mexicanas de Thelma y Louise rumbo al abismo. Tan o más responsables, tan o más culpables, son quienes desde sus ratoneras, desde sus escondrijos, desde los hoyos de sus terrores, no se atreven a cuestionarlos.

Recuérdese: los dueños de equipos son, estatutariamente, los dueños del futbol mexicano, los dueños de las selecciones nacionales, son los dueños de este producto que han permitido les arrebaten, lo corrompan, lo deterioren, lo escupan, y lo engusanen los tres tipos mencionados.

Sí, porque los dueños de equipos tienen derecho a voz y a voto. Porque ellos tienen el poder, insisto, estatutariamente. Pero, esa voz habla con miedo, y ese voto, vota con miedo. Desde el Salón Oval de Televisa les extirparon el cerebro, el corazón y las gónadas.

Porque ellos también han sido emasculados moral, neuronal, emocional y físicamente. Ya no hay tipos que levanten la voz. Ya no hay un Jorge Vergara, y a Jesús Martínez lo silenciaron canallescamente con el #TuzoGate, y advirtiéndole que está listo el #TuzoGate2 y el #PanzaVerdeGate, por si su junior se quiere poner al brinco. ¿El resto? ¡Ja! Son aterrorizadas pilmamas de promotores.

¿Alejandro Irarragorri? Él ha elegido bien. Colocarse del lado del poder sin subyugarse al poder, sino capitalizando los hilos sueltos del poder. Él, pacientemente, agrega al Sporting de Gijón a sus dominios, y contrata un diseñador de interiores y un exterminador de plagas, para cuando tome posesión de la oficina presidencial de la FMF en 2023.

¡Ah! ¿Y los poderosísimos, atrevidos, irreductibles, esos, los adalides del futbol en Monterrey? Ellos sólo quieren un cabrito cada fin de semana en Apodaca o en Harlingen, y engatusar a la noble y manipulable feligresía regiomontana. ¿Rebelarse ellos? Las botas puntiagudas y el cinto piteado son el disfraz de su pusilanimidad.

Lo cierto es que ya los ratoncitos del futbol mexicano no sólo visten de verde, sino también de cuello blanco, agazapados en sus madrigueras, dispuestos al circo en cuanto su majestad televisiva les pide que se vistan de bufones y salgan con panderetas, a la danza de la sumisión y el ridículo.

¿Cuánto pierde México con esta eliminación? Una generación errante de jugadores. Fracasos de esta dimensión estigmatizan de por vida al futbolista, quien queda solo, náufrago, abandonado, repudiado, apostado. Se convierten en leprosos del fracaso propio, por el fracaso ajeno.

Recuérdese, en México está tan prohibido el triunfo como la derrota. ¿Pruebas? ¿Qué ocurrió con los campeones Sub-17? Los abandonaron, los dejaron expuestos a las garras virulentas de inescrupulosos promotores, o de padres de familia, que se pensaron promotores y terminaron arruinando las carreras de sus hijos. Así, el mexicano queda aterrado ante el reto, porque no sabe si es más temible el fracaso o el éxito. Los dos, al final, se convierten en una trampa.

¿Y ahora? No es complicado tomar decisiones drásticas, y no hablo de las renuncias que Yon de Luisa y Gerardo Torrado debían haber puesto ya en la mesa, no hoy, no ayer, sino desde las cuatro veces que Estados Unidos se burló socarronamente de la Selección Mexicana.

Decisiones drásticas, esas que, claro, hay que tener mucha valentía, mucha devoción, mucho compromiso, mucha filantropía, mucha honestidad, mucho conocimiento y mucha autoridad para llevarlas a cabo. Es decir, parece imposible.

1.- Reducir el número de futbolistas extranjeros. Cortar de tajo, sin burocracias timoratas. Cinco por equipo y cuatro en la cancha simultáneamente, y que esos cinco hayan pertenecido al menos a una selección nacional de su país.

2.- Reducir a 16 el número de equipos en Primera División y restablecer el Ascenso y el Descenso.

3.- Crear una genuina Comisión de Futbol, no conformada por dedazos, por serviles, por advenedizos, sino gente con cicatrices legítimas en una banca y en una cancha de futbol; y que se elija a gente capacitada al frente de las selecciones nacionales, no a improvisados ni a sus compadres.

4.- Que se cumplan los estatutos y que no existan morosos con entrenadores o jugadores o administrativos sin salarios al corriente, como ocurre con Juárez, Querétaro y Tijuana.

Pero, nada pasará. Vendrán Yon, Mikel y Torrado con discursos pacifistas, promesas que no cumplirán, y si bien no embaucarán a todos, ya tendrán sus incondicionales, en sus privilegiados balcones mediáticos, para que desaten las fanfarrias, para festejar, sí, el nuevo fracaso.

Permítaseme retomar de nuevo a Juan Rulfo en su bellísimo cuento Diles que no me Maten: “Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar, está muerta”.

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El futbol mexicano ha colapsado en el Mundial juvenil de Polonia. México firmó su peor actuación de la historia para una selección con límite de edad. Tres juegos, tres derrotas y este sólo es el comienzo de la gran catástrofe que se avecina. Hay falencias en el desarrollo de los jugadores. La Liga MX está copada por futbolistas extranjeros y no existe un proyecto sólido y serio de selecciones nacionales en la FMF. Lo de Polonia ha sido 'normal'. ¿Qué esperaban?

 

MADRID, España.- Este debe ser el comienzo de algo mucho peor...

Se consuma el fracaso del futbol juvenil mexicano en el Mundial de Polonia, pero la realidad es que a la industria del futbol mexicano le importa poco o nada...

¿Qué pensaban nuestros 'brillantes' dirigentes del futbol? ¿Qué el exceso de futbolistas extranjeros extranjeros y las pocas opciones del mexicano terminarían por potencializar a nuestras selecciones nacionales? 'Genios'. Y este apenas es el inicio...

El futbol mexicano debe hacerse responsable de este fracaso de la selección juvenil. Este es el resultado de, entre otras cosas, tres aspectos fundamentales:

1.- Pobre trabajo de fuerzas básicas de clubes. Lo acaba de subrayar Ricardo La Volpe: “No se trabaja bien en la formación básica del futbolista”. Los clubes se han dedicado a contratar futbolistas extranjeros al por mayor. Generar jugadores no es una prioridad ni un negocio como sucede en otras partes del mundo.

2.- La descomunal cantidad de futbolistas extranjeros en la Liga MX. Los puestos claves están dominados por foráneos. El futbolista nativo tiene pocas oportunidades. La selección mexicana sub-20 y sus minutos en primera división: Higuera 90’, Meraz 855’, Orona 53’, Figueroa 400’, Domínguez 207’, JJ Macias 1902’, Lainez 2426’. Álvarez, León, Cárdenas, Sepúlveda, Lozano, De la Rosa no han debutado. ¿Cómo queremos que respondan si no juegan?

3.- El endeble proyecto de las selecciones mexicanas en la Federación Mexicana de Futbol. No hay una base sólida y el hombre que tenía esa responsabilidad -Guillermo Cantú- ha renunciado o lo renunciaron. ¿Hacía donde se dirige ahora el proyecto? ¿Sólo les importa la selección mayor que es esencial para el negocio?

Que no me digan que en México no existe el talento suficiente. No me lo creo. Este futbol ha sido dos veces campeón mundial infantil y una vez campeón olímpico en los últimos 15 años. Talento, sobra. Lo que no existe es la administración y el trabajo adecuados. Hay un gran desperdicio de valores.

¿Qué pensaban nuestros 'brillantes' dirigentes del futbol? ¿Qué el exceso de futbolistas extranjeros y las pocas opciones del mexicano terminarían por potencializar a nuestras selecciones nacionales?

'Genios'. Y este apenas es el inicio...

@Faitelson_ESPN

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