Su equipo es actualmente el que mejor balance tiene en la liga (10-2). Líderes de la exigente Conferencia Oeste y comandados por un coach garante de un estilo de juego jovial y serio en ambos lados de la cancha (sobre todo en defensa), los Grizzlies han sido capaces de vencer a equipos de la talla de Sacramento Kings, Indiana Pacers, Oklahoma City Thunder, Nueva Orleans Hornets o Houston Rockets. Tan solo cayeron ante unos Milwaukee Bucks y Toronto Raptors en alza. El buen balance en la clasificación general de Memphis es cosa de una buena gestión de recursos e individuos que mejoran la colectividad de una manera rotunda.
En su segunda temporada al frente de los Grizzlies, Joerger ha sabido potenciar las virtudes de su equipo con una férrea defensa liderada por jugadores como Marc Gasol (18.0 ppj, 7.8 rpj 1.5 bloqueos) y Zach Randolph (16.6 ppj y 11.8 rpj). En la teoría no resulta extraño que con profesionales de esa categoría, el coach haya logrado dar con la clave defensiva.
En los 12 primeros encuentros, antes de medirse a Boston Celtics el viernes, Memphis es el segundo plantel que menos puntos permite por juego (91.8 ppj) y cuenta con un índice defensivo de 101.0 (quinto puesto). La solidez en la pintura, la velocidad en transición y la inteligencia de jugadores como Tony Allen (2.1 robos por juego), hacen de los Grizzlies un equipo a batir.
El coach ha logrado equilibrar un juego de prioridad defensiva con achaques ofensivos que sin ser brillantes han sido suficientes para que las victorias vayan cayendo como fichas de dominó. De mitad para abajo en puntos anotados (puesto 18 con 97.9 ppj) y asistencias (puesto 21 con 20.3 apj) Joerger inculca coherencia y saca partido de lo que mejor sabe hacer el equipo, tal y como demostró la temporada pasada, su primer año como al frente del equipo.
En aquella ocasión, alcanzó un balance de 50-32 (61.0 por ciento), empatado como el tercer mejor registro de la historia de la franquicia tras la campaña 2012/13 (56-26; 68.3 por ciento) y la 2011/12 del lockout (41-25; 62.1 por ciento).
Desde que lidera el cuerpo técnico de Memphis, Joerger está entre los coaches que mejor balance de victorias y derrotas tiene en su haber. Entre la campaña pasada y la presente, el entrenador acumula un balance de 60-34 (63.8 por ciento), unos números envidiables.
EXPERIENCIA PROBADA LEJOS DE LA NBA
Aunque su periplo en la NBA está comenzando (no hay que olvidar que también fue asistente de Memphis desde 2007 a 2013), Joerger ha brillado en las categorías previas a la máxima competición. Fue campeón de la D-League con Dakota Wizards (2006/07). Antes, logró un campeonato de la extinta IBA (International Basketball Assotiation en 2001) y tres en la también desaparecida CBA (Continental Basketball Assotiation en 2002, 2004 y 2005). En esta última competencia, el actual entrenador de Memphis logró dos galardones a Coach del Año y un récord de 66.5 por ciento de victorias.
Como punto de referencia del éxito de Joerger en las ligas menores, ha sido el coach que dio el salto a la NBA que ha logrado más campeonatos de esas competiciones. Doblega a Phil Jackson, Flip Saunders, George Karl y Eric Musselman en éxitos combinados.
Si hay algo que caracteriza a este líder precoz y todavía joven es la capacidad para enseñar a sus pupilos y hacerles crecer de manera significativa. Un ejemplo claro es que 18 de los jugadores que pasaron por sus filas desde 2003 a 2007 jugaron en la NBA. Casualidad o no, lo cierto es que Joerger está despuntando en este inicio de liga, una circunstancia que le coloca como uno de los coaches punteros del campeonato.
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Será su partido número 100 como titular en la NFL desde que reemplazó a una de las leyendas más grandes en la posición de mariscal de campo y un ícono de los Green Bay Packers.
Los Packers enfrentarán este lunes a los Atlanta Falcons, en el cierre de la Fecha 14 de la NFL con Rodgers como el líder indiscutible del equipo y, para muchos, de toda la liga en cualquier posición.
"Cuando volteo hacia atrás, me doy cuenta de que me estoy volviendo viejo en esta liga", dijo Rodgers, quien el pasado martes cumplió 31 años de edad. "Ni siquiera me imaginé jugando 100 partidos en la NFL, menos como quarterback de una de las franquicias más legendarias de la liga".
"No crean que me emociona demasiado", bromeó. "Me voy a emocionar más cuando cumpla otros 100 (juegos)".
El liderazgo de Rodgers nunca ha estado en debate. Desde la Universidad de California, donde alguna vez se atrevió a decir que si no era la Universidad del Sur de California ningún otro equipo de la entonces Conferencia de los 10 del Pacífico era elegible para el campeonato nacional.
Hasta su controversial llegada a la NFL en un draft en el que se deslizó desde ser considerado candidato a la primera selección global hasta la número 24 para un equipo con entonces un quarterback establecido por completo como Favre.
Pero Rodgers siempre ha encontrado la manera de librar obstáculos. Pasó tres años aprendiendo de Favre y en su primera oportunidad atrás del centro mostró que estaba listo.
El 29 de noviembre de 2007, Rodgers tuvo su primera participación significativa de juego contra los Dallas Cowboys en el vetusto Texas Stadium, cuando en el tercer cuarto de un partido que parecía decidido por completo entró en reemplazo de un lastimado Favre y casi saca la victoria.
Ese día, los Packers se dieron cuenta de que Rodgers estaba listo para ser su nuevo líder. Dejaron ir a Favre antes de la campaña de 2008 y Rodgers fue promovido a la titularidad.
Desde entonces es uno de los quarterbacks con más logros en la NFL, que incluyen ya el campeonato que ganó en el Super Bowl XLV sobre los favoritos Pittsburgh Steelers y el nombramiento de Jugador Más Valioso de la liga.
En estadísticas individuales ha superado a Favre de calle y las colectivas son casi idénticas, algo que era poco probable cuando fue promovido al primer equipo si se considera que su antecesor es considerado calibre Salón de la Fama.
En sus primeros 100 partidos, Rodgers tiene 25 pases más de touchdown, 3 mil yardas más y 50 intercepciones menos que Favre.
Favre tuvo marca de 68-32 en su primera centena de juegos; Rodgers comenzará el lunes con récord de 67-32.
Rodgers comenzará el partido de este lunes contra Atlanta con 219 pases de touchdown, más que ningún otro quarterback en sus primeros 100 partidos como titular, en los que sólo ha sido interceptado 54 veces, también la cifra más baja. Su diferencial entre pase de touchdown/intercepción es de 4 a 1, casi el doble que cualquier otro mariscal de campo en su primera centena de partidos titulares en la NFL.
Rodgers ha ganado todo en la NFL. Pero la fama entre compañeros y rivales va más allá de situaciones que se puedan cuantificar en números.
Es considerado uno de los mariscales de campo más inteligentes, capaz de anticipar cualquier movimiento de las defensivas rivales y de ejecutar con precisión gracias al estudio y preparación dentro y fuera del campo.
"Con el debido respeto para cualquier quarterback en la NFL, pero ahora mismo, él (Rodgers) está en un nivel mucho más alto que cualquier otro", dijo el jueves pasado Mike Smith, entrenador de los Falcons, a la prensa que cubre a los Packers.
"Si sólo ven sus estadísticas, notarán que son fenomenales", señaló el entrenador de los Falcons. "Pero cuando observas el video de sus juegos es más impresionante aún. Sabe perfectamente cómo atacar y qué harán las defensivas. Sabe extender las jugadas".
Cuando ganó el Super Bowl XLV en el estadio de los Cowboys, Rodgers lideró a un equipo titular desde la ronda de comodines, que sufrió lesiones clave en casi todas las posiciones, con una línea ofensiva y juego terrestre casi inexistentes.
"Aaron hace mejores a todos los que están a su alredor", dijo hace algunos días el receptor de los Packers Jordy Nelson. "Es capaz de competir casi por sí mismo y rara vez comete errores".
"Cuando suceden cosas negativas es porque el defensivo hizo grandes jugadas y no porque Aaron haya cometido errores".
Y cada año parece mejorar. Rodgers no ha sufrido una intercepción en su Lambeau Field desde hace dos años, la última fue el 2 de diciembre de 2012. En cambio, ha lanzado 361 pases incluyendo 31 de touchdown.
Su durabilidad tampoco está en duda. En sus primeras cinco temporadas como titular, de 2008 a 2012, sólo faltó por lesión a dos partidos. El año pasado sólo jugó nueve por lesión.
Pero este año regresó corregido y aumentado.
En 2014, Rodgers es el líder en índice de efectividad para un mariscal de campo con cifra récord a estas alturas de la temporada de 118.6 puntos, suma 3,225 yardas con 32 pases de touchdown y sólo tres intercepciones.
Rodgers bien puede ser considerado el mejor jugador en cualquier posición. Y el líder indiscutible de un equipo que comparte la mejor marca de la NFL al entrar a la Semana 14 de la campaña regular y que ya es considerado favorito para Super Bowl en la Conferencia Nacional, tras derrotar el domingo anterior a los New England Patriots.
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Cuando en el quinto inning del séptimo juego de la Serie Mundial sacó a lanzar de relevo al zurdo Madison Bumgarner, Bochy "les comió la mente" a los Reales de Kansas City y con esa movida magistral aseguró para los Gigantes de San Francisco su tercera corona en los últimos cinco años.
Nacido en un lugar tan ajeno al béisbol como Francia, Bochy está pavimentando a golpes de sabiduría su propio camino hacia el Salón de la Fama de Cooperstown.
En el 2010 le dio a los Gigantes su primer título desde que el equipo se mudó de Nueva York a San Francisco en 1958.
Dos años después consiguió su segundo banderín y completó la tripleta en el 2014, quizás el año en que más necesitó mover sus piezas con la maestría de un campeón de ajedrez.
Las lesiones son siempre golpes bajos en las aspiraciones de deportistas o equipos, que obligan a cambios drásticos en tácticas y estrategias.
Este año los Gigantes perdieron al boricua Angel Pagán, su patrullero central titular, al venezolano Marco Scutaro, proyectado para ser su segunda base de cada día y a Matt Cain, quien debía ser el hombre grande en la rotación de abridores.
Le tocó a Bochy barajar sus opciones para completar el largo calendario de 162 partidos y llegar a la postemporada, donde su estatura de estratega creció al nivel de la leyenda.
"Cuando pasan estas cosas hay que dejar de lado su propia agenda y hacer lo que es mejor para el equipo. Nuestra prioridad siempre es ganar y estos chicos han hecho un gran trabajo. Un montón de ellos han pasado por ahí todos los días y su papel ha cambiado. Todos quieren ser parte del juego, pero sólo hay nueve puestos de titulares. No es fácil aceptar eso, pero los que menos juegan también hacen un gran trabajo, siendo buenos compañeros de equipo y ayudando en lo que puedan", dijo en una reciente entrevista el manager que pasó 12 años dirigiendo a los Padres de San Diego y lleva ahora ocho con San Francisco.
"No sé si estoy dirigiendo de una manera diferente a como lo hacía antes. No creo que haya que armar tanto alboroto con eso. Simplemente se trata de poner a cada muchacho en el lugar y el momento correcto para tratar de ganar el juego".
¿No hay que armar tanto alboroto? Saber qué hacer en cada momento y lograr que la gran mayoría de las jugadas te salgan bien es algo reservado a muy pocos y Bochy es uno de esos bendecidos por los dioses del béisbol.
Si se miran a profundidad las plantillas con las que ganó las Series Mundiales del 2010, 2012 y 2014, no hay muchas estrellas superlativas, de esas que uno sabe de antemano que cinco años después de acabar sus carreras terminarán con una placa en Cooperstown.
Pero Bochy supo sacarle siempre el máximo provecho a cada jugador, más allá de sus nombres. Y por eso ganó.
"Cuando a usted le entregan un club, siempre tiene la esperanza de poder mantener a la gente unida, de lograr buena química. Pero eso no es algo que simplemente sucede. Usted tiene que trabajar en ello todos los días. No es fácil".
Claro que no lo es. Pero ahí entran las otras funciones del manager, más allá de ordenar un toque de bola de sacrificio, un robo de base o un boleto intencional.
Hay que ser un poco padre, psicólogo, maestro, líder, para aunar a un grupo de disímiles caracteres en pos de un solo objetivo.
Sólo cinco managers en la historia han ganado más de las tres Series Mundiales que hoy exhibe el mentor de los Gigantes de San Francisco.
Joe McCarthy y Casey Stengel, ambos con siete, Connie Mack con cinco y Walter Alston y Joe Torre, con cuatro cada uno, ya están inmortalizados en Coopertown.
Con sus tres títulos en clásicos de otoño, Bochy empata en el sexto lugar de todos los tiempos con Sparky Anderson, Miller Huggins, Tony LaRussa y John McGraw.
Y todos ellos también están en el Templo de los Inmortales, esperando a Bochy con los brazos abiertos.
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La historia de Löw es una de sacrificio y de amor por lo que le presenta la vida, ya sea su esposa Daniela desde hace 28 años o su merecida continuidad al frente del conjunto teutón hasta la Eurocopa 2016.
La relación entre ¨Jogi¨ y la selección alemana se originó hace ya una década: en el 2004, cuando Jurgen Klinsmann eligió a un compatriota ignoto proveniente del fútbol austríaco para que formase parte de su cuerpo técnico como asistente.
Klinsmann y Löw serán amigos hoy en día, pero en ese entonces lo que Klinsmann veía era la gran capacidad de un profesional irreprochable.
A partir de allí, Löw fue una pieza vital de la selección que llegó a las semifinales del Mundial 2006. Es más, varios creían y todavía creen que el verdadero estratega de ese equipo era él y no Klinsmann, así que su nombramiento como sucesor de Klinsmann al frente del equipo después de aquella Copa del Mundo no fue ninguna sorpresa.
A Löw jamás le regalaron nada, y eso resuena con sus jugadores como algo genuino que los motiva a dar lo mejor de sí mismos en cada práctica y en cada partido, ya sea un amistoso o la final del Mundial. El esfuerzo alemán es constante porque es el fiel reflejo de la esencia de su entrenador.
Ese tipo de ética de trabajo es la que le ha permitido a Alemania ser subcampeona de la Eurocopa 2008, semifinalista del Mundial 2010 y la Eurocopa 2012 y campeona del Mundial 2014. Eso no es casualidad, es constancia.
Sus 20 años de experiencia como entrenador también han convertido a Löw en todo un motivador que aprieta los botones correctos en el momento preciso.
Allí estaba Mario Götze, un pibe de 22 años, a punto de ingresar a jugar la final del Mundial al minuto 88 en lugar de una leyenda como Miroslav Klose con el partido empatado 0-0. Imagínense las cosas que le debían haber estado pasando por la cabeza en ese momento.
Así que en ese momento se le acerca Löw, le pone la mano en el hombro y le dice ¨ve a demostrarle al mundo que eres mejor que Lionel Messi¨. ¿Cómo no salir a llevarse al mundo por delante cuando tu técnico te tiene ese tipo de fe? Ah, por cierto, Götze metió un golazo, el gol de la consagración, al minuto 113.
Löw debutó como jugador en la segunda división de la liga alemana y llegó a la primera división de la Bundesliga a base de trabajar más duro que todos. Su trayectoria no fue lujosa ni gloriosa, siete clubes en 17 años, pero ese esfuerzo ayudó a moldearlo como técnico.
Su carrera lo llevó a arrancar como entrenador juvenil en Suiza con el Winterhur en 1994 antes de asumir en la Primera del Frauenfeld, un equipo de ese país en el que se había retirado como jugador ese mismo año.
A partir de allí Löw fue un trotamundos de su profesión, la cual le regalaba oportunidades grandes como dirigir al Stuttgart de Alemania tras ser ayudante entre 1996 y 1998 y luego lo ponía a prueba dirigiendo en ligas de tercer orden como la austriaca entre el 2001 y el 2004 antes de ser rescatado por Klinsmann .
Löw no es el tipo de técnico que busca ser el centro de atención, siempre mide sus palabras y nunca deja que se le escape un dato. Es por eso que él utilizó su propia arma secreta llamada ¨Match Insights¨, una herramienta que ningún entrenador de las otras 31 selecciones poseía.
¨Match Insights¨ le proveía hasta 60 millones de datos por partido tanto sobre sus propios jugadores como de sus rivales con sensores en la pelota y cámaras en la cancha.
De eso se trata para Löw, nada es casualidad, todo tiene una causa y una solución. No hay un elixir secreto para el éxito, y su forma de trabajar le garantiza a la Federación Alemana que su núcleo joven de jugadores no se dormirá en los laureles de lo logrado en Brasil, porque su entrenador será el principal interesado en ir por más en Francia durante la Eurocopa 2016.
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Para empezar, este mexicano de 45 años, limpió la casa de "aburridos" y se quedó con puros futbolistas de la liga local para enfrentar a Nueva Zelanda, básicamente del América y el León.
La fórmula funcionó pero parecía arriesgada para jugar un Mundial, así hizo una convocatoria final 15 días antes del arranque de la Copa, donde amalgamó a los "europeos" con los locales.
Sólo Herrera sabía que funcionarían, era un grupo donde no había titulares, no había un XI inicial y ni siquiera un portero fijo. Todo lo que había eran dudas, pero esas estaban afuera no en la cabeza de Miguel.
¿Cómo armas y unificas un grupo en 15 días de cara al torneo más importante del mundo? Pues sólo 'El Piojo' pudo hacerlo.
Su secreto es, por principio, ser honesto con el grupo, frontal y abierto con la prensa y trabajador en sus principios futbolísticos. No se salió de su librito y puso a los que, finalmente, mejor lo ejecutaban.
Con Herrera no hay secretos ni medias tintas. Revela sus alineaciones días antes de los partidos, ventila los pros y los contras de cada jugador y responde cada llamada telefónica de cada medio que lo solicite en cualquier lugar, una especie de "Glasnost" o Transparencia, "la Piojostroika", podría llamarse.
Los resultados y, sobre todo la forma de jugar, han sido existosos. Tiene un equipo que cada vez es más como él y que le cree. Porque más allá de su futbol ofensivo, su proponer los partidos y saber transmitir a los jugadores sus conceptos, Herrera confía en su gente, se muere en la raya por ellos y logra que los suplentes estén en sintonía con el objetivo.
Ahora todos hablan de Herrera en el mundo, ¿y cómo no? Si México parecía destinado a regresar rápido de Brasil y ahora ya está en la historia de la Copa 2014 como uno de sus grandes animadores, pero también hablan del 'Piojo' como un 'showman', un revolucionario de su trabajo, porque vive, siente y explota en los partidos como ningún otro director técnico de las 32 selecciones que clasificaron.
Las imágenes de su rostro desfigurado de emoción y sus ademanes de festejo son la representación más auténtica de júbilo deportivo que haya visto la prensa internacional en muchos años en un banquillo.
Adjetivos los hay a montones para describir a este hombrecillo de baja estatura, cabello lacio y traje gris que todos ven ahora como un ser casi adorable, pero en realidad en ese corpacho hay un carácter impulsivo, emotivo que muchas veces lo ha metido en problemas.
Precisamente por eso, se dudaba del liderazgo que pudiera ejercer en la Selección mexicana, porque cuando 'El Piojo' explota nadie lo detiene: ofende, grita, increpa, discute y cuando era jugador llegaba hasta las manos con jugadores, aficionados o quien estuviera enfrente.
Lo fascinante del asunto fue que esa imagen de bravucón y pendenciero, se convirtió en la de la figura protectora del equipo, quien les dijo "yo creo en ustedes y los defenderé a muerte", y esa vehemencia, acompañada por un sistema táctico sólido ha causado una unidad inédita en el equipo tricolor, que se ve reflejada cuando sus muchachos corren a abrazarlo para gritar un gol.
Así, Miguel es carismático, pero analítico; estrambótico, explosivo, inaudito, fantástico, insólito, mas cabal; efusivo, expresivo, pero auténtico; cariñoso, elocuente, pero espontáneo; franco, verdadero, pero un peleador nato que parecía un sujeto caótico que terminó siendo épico.
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