La pregunta no es si el dominicano David Ortiz es todavía el mejor bateador designado de América Latina. En nuestra búsqueda del lineup ideal de la región, nos hemos topado con uno de los mejores designados de todos los tiempos.

Ortiz ha anunciado su retiro para después de esta temporada. Tiene 40 años de edad. El suyo es un caso semejante al del panameño Mariano Rivera, que dijo adiós cuando aún estaba en plenitud de condiciones, a pesar del avance del tiempo.

El toletero zurdo de los Medias Rojas sigue siendo uno de los maderos más peligrosos del beisbol. Viene de batear para .273/.360/.553. Sus 37 jonrones y 108 empujadas son topes para él desde 2007, cuando su OPS superaba los 1.000 puntos, temporada tras temporada.

Cuando su nombre aparezca por primera vez en las planillas de votación de Cooperstown, dentro de seis años, se hará más intensa la discusión sobre si es o no el mejor en la historia, desde la creación del designado, en 1973.

Ortiz tiene promedios vitalicios de .284/.378/.547, con 503 jonrones y 1.641 empujadas. El gran puertorriqueño Edgar Martínez, su más brillante antecesor en la MLB, dejó una línea de .313/.418/.515, con 309 vuelacercas y 1.283 remolques al llegar la hora de marcharse.

Ya Frank Thomas tiene un lugar en el Salón de la Fama. Es el primer designado en conseguir su placa, aunque buena parte de su carrera ocurrió en la inicial.

Pero hoy no buscamos al próximo inmortal entre los bateadores puros, sino al integrante de la alineación ideal de América Latina.

LA HUELLA REGIONAL

Nueve de los 15 equipos de la Liga Americana tienen a un representante de la región para batear en lugar del pitcher, suponiendo que ese será el puesto donde empezará el venezolano Avisail García, desplazado del jardín derecho de los Medias Blancas de Chicago por Adam Eaton.

Es un porcentaje notable. Todos son toleteros de cuidado, como debería esperarse de alguien cuya única tarea es salir de la cueva unas cuatro veces por juego para tratar de golpear con fuerza la pelota.

La lista incluye al dominicano Alex Rodríguez, que este año buscará convertirse en el cuarto hombre sobre 700 vuelacercas y que ya ha anunciado su retiro para 2017.

A-Rod viene de una sólida cosecha con los Yankees de Nueva York, en la que sacudió 33 bambinazos, tras una campaña perdida debido a un nuevo escándalo de dopaje.

También incluye al quisqueyano Nelson Cruz, que ha sacado más de 40 en las últimas dos temporadas y suma más de 200 carreras producidas desde 2014.

Y claro, está Edwin Encarnación, otro nativo de la República Dominicana, que encontró su lugar con los Azulejos, gracias a un despliegue ofensivo que recuerda al Ortiz de sus mejores tiempos.

Encarnación ha soltado entre 34 y 42 jonrones en los últimos cuatro campeonatos. Ha llevado a casa entre 98 y 111 anotaciones en cada una de esas oportunidades. No es un bateador de .300, pero su OPS nunca ha estado por debajo de .900 desde 2012. Ya tiene dos llamados al Juego de Estrellas. Es uno de los maderos más peligrosos del joven circuito.

Consistencia. Esa es su marca. Y todo lo ha hecho sin que los medios de comunicación o el grueso de la fanaticada caigan en masa a sus pies.

''No me importa. Yo trato de hacer lo mejor posible para ganar juegos. No me interesa si me prestan atención o no'', ha dicho Encarnación. ''Sólo trato de ganar encuentros, no importa lo que eso me exija. Trato de dar lo mejor, para que mi equipo triunfe''.

El manager John Gibbons asegura que el secreto de su alineación es este aporreador, que creció como infielder en las granjas de los Rojos de Cincinnati.

''Hace mejores a sus compañeros de lineup'', asegura el piloto.

El campocorto Troy Tulowitzki ha coincidido con eso, al ser interrogado, y afirma que Encarnación es subestimado en la gran carpa.

Ya tiene 33 años de edad. Y está en el mejor momento de su carrera.

UN ADIÓS CON CLASE

Ortiz ya no pone los números de su compatriota. Pero demostró en 2015 que está en capacidad de despedirse con clase.

''Es uno de los más grandes que han pasado por este deporte'', exclamó Sam Kennedy, presidente de los Medias Rojas de Boston, cuando Big Papi anunció su inminente retiro. ''Es uno de los más grandes campeones''.

El slugger es un ganador, sin duda. Cambió la historia de la franquicia con sus batazos, en los playoffs de 2004. Y con cuatro décadas de vida, todavía puede poner números cercanos a los de Encarnación.

Parecía en 2012 que las lesiones pondrían fin adelantado a su trayectoria. Demasiado peso sobre esas rodillas, demasiado esfuerzo para esa espalda. Pero desde entonces ha subido sus números de cuadrangulares (30, 35, 37) impulsadas (103, 104, 108) y juegos disputados (137, 142, 146). Nada mal para un supuesto anciano, que no renuncia a repartir tablas.

''El beisbol no es sólo poner números'', apuntó Ortiz, al hacer pública su decisión. ''Quiero que me recuerden como alguien que fue parte de una familia. Alguien que dio lo mejor de sí, no sólo en el campo, sino a todos a su alrededor''.

Así será, seguramente. Aunque Kennedy tiene una visión personal, que muchos compartirán: "Esperaremos al final del torneo, para levantar nuestras cabezas y ver a lo más alto, buscando uno de sus grandes batazos, y verle luego apuntar con su dedo al cielo, cuando pise el home, por última vez".

TAMBIÉN SON TITULARES

Pedro Álvarez (Dominicana, Orioles)
Nelson Cruz (Dominicana, Marineros)
Víctor Martínez (Venezuela, Tigres)
Kendrys Morales (Cuba, Reales)
Alex Rodríguez (Dominicana, Yankees)
Carlos Santana (Dominicana, Indios)

ESPERAN SU OPORTUNIDAD

Avisaíl García (Venezuela, Mellizos)
Jesús Montero (Venezuela, Marineros)

LA PRÓXIMA OLA

Jesús Aguilar (Venezuela, Indios)
Balbino Fuenmayor (Venezuela, Reales)

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Hace un año exactamente, el 17 de diciembre del 2014, Barack Obama y Raúl Castro sorprendían al mundo entero con la decisión de restablecer relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba.

De inmediato, las Grandes Ligas se pusieron en estado de alerta, listas para iniciar por su parte un acercamiento para normalizar su acceso al inagotable caudal de peloteros cubanos, el mercado más cercano y más natural que tuvo históricamente el mejor béisbol del mundo.

MLB dio audaces pasos iniciales, que tuvieron escaso eco en los jerarcas de la pelota cubana y no fue hasta 363 días después, el pasado martes 15 de diciembre, que comenzó a despejarse el horizonte de la diplomacia beisbolera.

La delegación de las Mayores, encabezada por Joe Torre y el ex pelotero devenido jefe sindical Tony Clark, aterrizó en La Habana, con cuatro jugadores cubanos incluidos, hasta hace poco considerados desertores y traidores por las autoridades de la isla.

Aunque la prensa oficial cubana ha soslayado casi totalmente la presencia de José Abreu, Yasiel Puig, Alexei Ramirez y Brayan Peña, el hecho de que estén es una prueba inequívoca de que las negociaciones han tomado un segundo y definitivo impulso, a pesar de que las imágenes y entrevistas hayan sido reservadas solamente al venezolano Miguel Cabrera, el dominicano Nelson Cruz y los estadounidenses Clayton Kershaw y Jon Jay, los otros integrantes de la comitiva.

Cabrera, Kershaw, Jay y Cruz, e incluso los cuatro cubanos, son un complemento de efecto publicitario. Los pesos pesados del grupo son Torre, Clark, el miembro del Salón de la Fama Dave Windfield y Dan Halem, principal abogado de MLB.

Ellos son los que están configurando en las negociaciones con la parte cubana las futuras relaciones beisboleras, que podría, entre otras cosas, convertir a la isla en sede de uno o varios campamentos de entrenamientos primaverales de equipos de Grandes Ligas.

"Este sol tiene que darle en la primavera a los equipos de las Mayores", fueron palabras de Joe Torre al visitar el estadio Latinoamericano, en la capital cubana.

Por lo pronto, los Tampa Bay Rays apuntan a ser el primer equipo de Grandes Ligas que juegue en Cuba desde que lo hicieran los Baltimore Orioles en 1999.

Pero la posibilidad de establecer campos de entrenamiento en Cuba no parece tan lejana y, ¿quién sabe? si academias donde captar el talento joven cubano, como ocurre en la República Dominicana.

Las Grandes Ligas están necesitadas de un acuerdo con Cuba y la isla está urgida de un pacto con las Mayores.

El interés es mutuo y en ambos lados, priman los asuntos económicos, financieros, en fin, el billete contante y sonante.

Para MLB, una relación normal significa el acceso a una fuente de talento inmensa, a apenas 90 millas de distancia. La contratación de peloteros cubanos a edades más tempranas estaría sujeta a las reglas que rigen el mercado internacional, con límites en el monto de los convenios que ahora resultan mucho mayores y riesgosos en lo que a inversión se refiere.

Al mismo tiempo, los jugadores no tendrían que poner en peligro sus vidas en manos de traficantes de personas, como ha venido ocurriendo en los últimos años, o de extorsionadores que cobran comisiones exorbitantes de sus primeros contratos por haberlos sacado de la isla.

Para Cuba, sería la posibilidad de obtener de alguna manera una porción del dinero que ganarán sus peloteros en las Mayores, ya sea por un sistema de posteo al estilo japonés o con el gobierno como agente exclusivo de los jugadores.

Es difícil, casi imposible, que todos los puntos a tratarse se resuelvan en esta visita que concluye el viernes 18, por lo que serían necesarios otros contactos en fechas venideras.

Posiblemente sea imprescindible una negociación extradeportiva, a los máximos niveles políticos de ambos países para destrabar obstáculos legales que subsisten.

Pero finalmente comenzaron a moverse las cosas del otro lado del Estrecho de la Florida, a regañadientes, obligados por las circunstancias o como quieran llamarle a la reticencia mostrada por las autoridades beisboleras cubanas durante los primeros 363 días desde el anuncio de Obama y Castro.

Apenas estamos en el primer inning, pero como dijo Galileo Galilei, "sin embargo se mueve".

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Joe Torre, una de las voces más respetadas en el mundo del béisbol, encabeza una delegación de Grandes Ligas que el martes 15 de diciembre iniciará una visita histórica a Cuba.

Histórica por muchas razones y que podría marcar un punto de giro definitivo en las relaciones beisboleras entre Estados Unidos y Cuba.

Para nadie es un secreto que desde el pasado 17 de diciembre del 2014, cuando Barack Obama y Raúl Castro anunciaron la intención de restablecer relaciones diplomáticas después de más de medio siglo de enemistad, los directivos de MLB pusieron inmediatamente sus ojos sobre el mercado más cercano y natural que pueden tener las Mayores.

Pero como mismo no se reparan en meses vínculos rotos por 50 años, tampoco es fácil restaurar las relaciones beisboleras con sólo chasquear los dedos.

Torre va al frente del grupo que incluye al también miembro del Salón de la Fama Dave Winfield y a varios de los mejores jugadores de la actualidad, como el zurdo Clayton Kershaw, el dominicano Nelson Cruz y el venezolano Miguel Cabrera.

Es la primera embajada ligamayorista en la isla desde el viaje de los Orioles de Baltimore en 1999.

Pero más extraordinario aún es que en el grupo viajan cuatro peloteros cubanos que jugaron en la isla y que hasta ahora eran considerados por el gobierno como traidores: José Abreu, Alexei Ramírez, Brayan Peña y Yasiel Puig.

Más allá de que las autoridades cubanas pusieron como condición para dejarlos formar parte del grupo ciertas restricciones de movimientos dentro del país, el hecho de que hayan dado luz verde a su presencia es un paso de avance enorme, gigantesco, sobre las futuras relaciones beisboleras bilaterales.

Esa no es una decisión de los federativos cubanos. Eso viene desde el más alto nivel de la nomenclatura cubana, entiéndase Raúl Castro, pues en un país donde el poder está tan centralizado, nadie se atreve a autorizar algo que pueda tener semejante impacto.

Cuba estaría apostando entonces a la diplomacia beisbolera como punta de lanza para romper el ya resquebrajado, pero aún vigente embargo comercial.

El que peloteros residentes en la isla puedan venir a Estados Unidos a jugar béisbol y regresar tranquilamente a pasar el invierno en la isla puede representar un ingreso considerable para las arcas vacías del gobierno cubano.

La cuestión clave a negociarse entre las partes es cómo será ese proceso, en el que hasta ahora Cuba se ha manejado como agente único de los peloteros contratados en otras ligas extranjeras, apropiándose de una parte del contrato que supera el porcentaje establecido en las Grandes Ligas.

Sin embargo, no existe un criterio claro establecido sobre el que se han basado esas contrataciones en Japón, Canadá, México o Colombia y hasta ahora todo ha quedado en la decisión de los jerarcas del béisbol cubano, sin que los jugadores tengan poder de decisión.

La opción más lógica es el sistema de posteo, similar al que existe con Japón. Los equipos interesados en tal o más cual jugador deberán abonar una cifra determinada de dinero por los derechos a negociar con los peloteros, quienes posteriormente quedarían libres de contratar a un agente profesional que los guíe en las negociaciones contractuales.

Pero los japoneses tienen que cumplir determinada cantidad de años de servicios en su país antes de ser elegibles por las Mayores, algo que en teoría está establecido en Cuba para quienes van a jugar a otros países, pero que en la práctica ha sido violado una y otra vez.

Hay mucho que reconstruir y para ello es imprescindible primero derribar muros con golpes de buena voluntad, dejando de lado recelos y paranoias.

Pero toda construcción comienza por el primer ladrillo y ese será colocado esta misma semana con la histórica visita de la delegación que encabeza Joe Torre.

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Continuamos con nuestra serie de vaso medio lleno, medio vacío con Nelson Cruz. El jardinero/bateador designado está en la misma posición en la que estuvo la temporada pasada, en la que recibió una oferta calificada de su equipo, la rechazó, y se fue a la agencia libre. La diferencia es, que el año pasado nadie lo quería. Luego de rechazar la oferta de $14.1 millones de los Vigilantes en noviembre pasado, Cruz - que en ese entonces tenía 33 años y venía de una suspensión de 50 juegos por estar involucrado en el escándalo de Biogenesis - no firmó contrato hasta luego de comenzar los entrenamientos primaverales. Finalmente aceptó un contrato de una temporada y $8 millones con los Orioles el 24 de febrero.

Entonces Cruz lideró las Mayores con 40 jonrones, remolcó 108 carreras, y terminó séptimo en la votación del JMV. Es un año más viejo, pero esta vez debe recibir más de $8 millones.

¿Valdrá el contrato de tres años y $48 millones que proyecta Jim Bowden que va a recibir? Miremos ambos lados de la moneda.

MEDIO LLENO

En el 2014, el promedio de jonrones para un equipo en Grandes Ligas fue de 140. En el 2009, ese promedio fue de 168. Hace una década atrás, fue de 182. En otras palabras: el poder está escaso en estos días, cada equipo quiere conseguirlo, y Cruz lo tiene.

Sí, esos 40 jonrones son la cifra máxima en su carrera - y son 13 más que los que conectó en el 2013. Pero ese total del 2014 no fue demasiado exagerado en comparación con los promedios en su carrera. Desde el 2009, cuando Cruz se convirtió en jugador regular con los Vigilantes, hasta el 2013, promedió 35 jonrones por cada 162 juegos mientras tuvo números de .272/.331/.511. En 2014, participó en 159 juegos y conecto 40 bambinazos, mientras tuvo números de .271/.333/.525. Fue el mismo bateador en el 2014 que ha sido siempre; solo jugó en una temporada completa y tuvo algunos cuadrangulares adicionales.

Cruz tuvo que batallar con algunas lesiones en la parte inicial de su carrera, pero jugó en 159 partidos en el 2012, 109 juegos (debido a su suspensión de 50 juegos) en 2013, y luego 159 más en el 2014. Y antes de que atribuyan su explosión de poder en el 2014 a la ventaja de batear en el cómodo Camden Yards, noten que 25 de sus jonrones en la pasada temporada fueron como visitante.

Cuando un jugador llega a la edad que tiene Cruz, uno se preocupa por un descenso en la velocidad de su bate. Pero él todavía puede castigar bien la pelota. Bateó .324/.389/.644 ante las rectas en el 2014 - bueno para tener el quinto mejor wOBA en las mayores - con 23 jonrones. Como indica el mapa de zona caliente mostrado abajo, Cruz tuvo tendencia a atacar más las rectas bajitas. En esta era, cuando a los lanzadores les gusta lanzar más la pelota a las rodillas, el poder conectar ese pitcheo bajito con consistencia es una habilidad particularmente valiosa.

En cuanto a las preocupaciones por la defensiva de Cruz, las mismas podrían estar un poco sobreestimadas. Dividió su tiempo entre los jardines y el puesto de bateador designado con los Orioles, pero sus estadísticas defensivas en el 2014 fueron positivas: tuvo un más-3 en carreras salvadas por la defensa (DRS). En esa misma estadística en el 2013 tuvo un menos-3. Sí, en el 2012 tuvo una malísima temporada en esa estadística con un menos-12, pero esa temporada sobresale como una especie de aberración.

En cuanto a la suspensión del 2013 por PED, recuerden que eso fue por violar la política antidopaje de MLB durante la temporada baja 2011-12. La explicación de Cruz fue que había perdido 40 libras de peso por un virus estomacal y quería tener su fuerza de vuelta para la temporada. Aunque uno nunca puede saber lo que un jugador hace o deja de hacer, no hay nada en su record estadístico que sugiera que Cruz recibió un impulso sostenido por uso de PEDs. Yo veo eso ahora como algo sin importancia.

MEDIO VACÍO

Hay una razón por la que Cruz no tuvo mucha demanda en la pasada temporada baja - y no fue por culpa de la suspensión. Es que él es en gran medida un jugador unidimensional, un jugador con algo de poder que tiene un porcentaje de embasamiento mediocre (excepto por esa temporada casual en el 2010, cuando tuvo porcentaje de .318) y que tiene una defensiva por debajo del promedio. Considerando que va a cumplir 35 años en julio próximo, su defensiva solo va a ser más considerada como un problema. Con eso en mente, probablemente solo tenga valor para un equipo de la Liga Americana que juega utilizarlo como bateador designado por lo menos parte del tiempo.

Y la verdad es que su temporada 2014 fue algo atípica. Su WAR de 4.7 fue el más alto de su carrera; del 2001 al 2013, su WAR promedio fue de 1.4. ¿Van a creer más en una muestra de una sola temporada o en un historial de tres temporadas? Probablemente Cruz vuelva a ser un jugador con WAR de 1.5, lo que lo hacer merecedor de $9-10 millones por temporada en vez de $16 millones.

Además, existe la posibilidad de que él colapse y por ende tenga menos valor. Quizás no suceda en el 2015, pero la historia de jugadores de su calaña no sugiere una curva positiva de envejecimiento.

Entre los jardineros/designados desde 1980 que comenzaron la temporada a los 33 años, el WAR de 4.7 de Cruz lo ubica en el puesto 17. Casi todos los jugadores por encima de él eran atletas superiores o defensores superiores, con la excepción de Edgar Martínez (un bateador mucho más valioso que Cruz) y Jim Rice. Rice tuvo un WAR de 5.6 en 1986, a los 33 años. Fue su última buena temporada. Desde sus 34 hasta sus 36 años, tuvo un WAR de 0.0.

Para ver un ejemplo más reciente, les hablaré de Josh Willingham. En 2012, a los 33 años, Willingham bateó 35 jonrones para los Mellizos, con un OPS ajustado un poco más alto que el de Cruz. Al igual que Cruz, tenía poco valor defensivo. Entonces Willingham bateó .211 con 28 jonrones en las pasadas dos temporadas - y se retiró al final de la pasada campaña a los 35 años.

Es posible que a Cruz le queden algunas buenas temporadas en su bate. Pero ¿les gustaría apostar $16 millones por temporada sobre eso?

¿Qué piensan ustedes? ¿Vaso medio lleno o medio vacío sobre Cruz?

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ORLANDO -- Entre los líderes, los hay que nacieron con esas cualidades y otros que se forjaron a base de trabajo duro y grandes sacrificios. Nelson Cruz pertenece a la segunda categoría.

El jardinero dominicano de los Orioles de Baltimore comienza el segundo fin de semana de junio encabezando las Grandes Ligas en jonrones y carreras impulsadas y metido en el pequeño grupo de genuinos aspirantes al galardón de Jugador Más Valioso del joven circuito.

Cruz lidera a los Orioles en jonrones (21), impulsadas (55), anotadas (43), bases totales (148), OBP (.372), slugging (.624) y OPS (.996) y WAR (2.6). Es segundo en bateo (.300) a solamente dos puntos de Nick Markakis y en juegos jugados (63), uno menos que Markakis y Adam Jones.

Contratado inicialmente para ser el bateador designado de tiempo completo en la alineación de Buck Showalter, Cruz ha jugado 36 partidos en los jardines, una contribución que no esperaba Baltimore, que con marca de 33-31 está en segundo lugar en la División Este y a medio juego de un puesto Wild Card de la Liga Americana.

El liderazgo de Cruz en su nuevo equipo no es producto de la casualidad, sino el resultado de los inconvenientes que rodearon su firma para el 2014 y la resolución del jugador de 33 años de no ser uno más de la manada, sino el cabecilla, para restablecer su valor en el mercado.

A diferencia de los venezolanos Miguel Cabrera y Víctor Martínez, de Detroit; los dominicanos José Bautista y Edwin Encarnación, de Toronto; el cubano José Abréu, de los Medias Blancas de Chicago, o los norteamericanos Mike Trout, de Anaheim, y Brandon Moss, de Oakland, entre los favoritos iniciales al MVP, Cruz no tenía un trabajo cuando arrancaron los entrenamientos primaverales a mediado de febrero. Y no necesariamente por falta de talento.

Después de conectar 27 jonrones y empujar 76 carreras en 110 juegos con los Rangers de Texas la temporada pasada-- cuando perdió 50 partidos, suspendido por su participación en el escándalo Biogénesis--, Cruz estaba proyectado para ser uno de los agentes libres más buscados del invierno, algo que no ocurrió.

Además del estigma negativo que conlleva una sanción por violar el reglamento antidopaje, Cruz fue uno de los 13 peloteros agentes libres que recibieron la oferta calificada, lo que obligaba al conjunto que lo firmara a ceder su mejor selección del draft colegial a los Rangers.

En lugar de firmar un contrato de al menos cinco temporadas y alrededor de $15 millones anuales, como dicta el mercado actual para jugadores de su calibre, Cruz, quien ha pegado 178 jonrones en su carrera, fue forzado a aceptar una oferta de $8 millones por un año con los Orioles el 24 de febrero o cuatro días antes del primer partido de Baltimore en la Liga de La Toronja.

Cuando falta exactamente un mes para el Juego de Estrellas del 2014, Cruz luce ser una fácil elección para liderar a los Orioles en el Target Field de Minnesota.

Mayo fue un mes memorable cuando se trató de batear cuadrangulares, especialmente para un par de jugadores, uno que no pudo parar de conectar jonrones, y otro que no pudo evitar pegar vuelacercas kilométricos. Aquí están los galardonados del mes.

Bateador de cuadrangulares del mes: Edwin Encarnación
Edwin Encarnación conectó 16 cuadrangulares en mayo, uniéndose a Barry Bonds, Mickey Mantle y Mark McGwire como los únicos peloteros en la historia de Grandes Ligas que pegan al menos 16 jonrones en mayo.

Luego de volarse la barda solamente dos veces durante abril, Encarnación tuvo cinco partidos con múltiples jonrones durante mayo, empatando la cifra más alta para un mes calendario en la historia de Grandes Ligas.

Los cuadrangulares de Encarnación en mayo viajaron una distancia total de 6,639 pies, superando por más de 1,300 pies de distancia recorrida al más cercano perseguidor (Nelson Cruz, con 5,321 pies).

Encarnación pegó todos sus jonrones, salvo uno, a su banda natural (jardín izquierdo), durante mayo, y tiene 72 vuelacercas de ese tipo en las últimas tres temporadas, la cifra más alta en el béisbol.

Guerrero de la carretera del mes: Nelson Cruz
Cruz también se aseguró recibir reconocimiento de nuestra parte luego de su actuación en mayo.

Cruz juega en Camden Yards, un parque amistoso para los cuadrangulares, pero demostró que puede volarse la barda en cualquier lugar, en cualquier momento. Él tuvo la cifra más alta de cuadrangulares en gira durante mayo, con nueve.

Él promedió 414.4 pies por cada cuadrangular en parque ajeno, casi 17 pies más que el promedio de cuadrangular jugando en casa.

Campeón de larga distancia del mes: Giancarlo Stanton
Giancarlo Stanton encabezó las Mayores en distancia promedio de jonrones durante mayo (mínimo de cinco cuadrangulares), promediando 437.1 pies por jonrón. Stanton la botó del parque ocho veces durante mayo. El más corto fue de 412 pies (la distancia promedio de un cuadrangular en el béisbol esta temporada es de 396.8 pies).

Stanton encabeza las Mayores en cuadrangulares de al menos 450 pies este año, y consiguió dos de esos en mayo, para llegar a cinco en la temporada.

Stanton tiene más jonrones de al menos 450 pies de distancia que cualquier otro equipo en el béisbol.

El 23 de mayo, Stanton pegó dos jonrones que viajaron una distancia calculada de 463 y 444 pies. El total de 907 pies en total es la segunda distancia más larga en un partido durante esta campaña, quedándose apenas a un pie de distancia respecto a Michael Morse, quien el 23 de abril pegó cuadrangulares que se combinaron para una distancia de 908 pies.

El jonrón más largo del mes: Paul Goldschmidt

El 28 de mayo, Paul Goldschmidt le botó la pelota a Troy Patton, y el batazo viajó 470 pies por el jardín central en el Chase Field de Arizona, para convertirse en el cuadrangular más largo del mes. Ese vuelacercas es el de mayor distancia en la carrera de Goldschmidt.

El jonrón más corto del mes: Miguel Cabrera
El 17 de mayo, Miguel Cabrera conectó un jonrón por el Pesky Pole en Fenway Park, que fue calculado en 329 pies, el cuadrangular más corto de la temporada (sin incluir aquellos dentro del parque). Fue el jonrón más corto que haya conectado Cabrera, desde que ESPN comenzó a rastrear los cuadrangulares en 2006.

Los jonrones cortos no son nada nuevo en Boston. Desde 2006, los 10 cuadrangulares más cortos en las Mayores han sido bateados en Fenway Park (sin incluir aquellos dentro del parque).

Actuación sobresaliente del mes: George Springer
George Springer, jardinero novato de los Astros, pegó 10 jonrones durante mayo, incluyendo un periodo de siete juegos en donde la botó del parque en siete ocasiones. De acuerdo a Elias Sports Bureau, el único novato que previamente había tenido una racha similar en la era moderna del béisbol (desde 1900) fue Rudy York (1937).


Trevor Ebaugh

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El jardinero dominicano de los Orioles de Baltimore Nelson Cruz y el jardinero novato descenciente de puertorriqueños Houston Astros George Springer son dos de los bateadores más calientes en las Grandes Ligas.

Cruz batea .472 con siete jonrones y 12 remolcadas durante su racha de 10 partidos con imparables.

Springer batea .390 con siete jonrones y 17 impulsadas durante su racha de 11 juegos con hits. Los cuadrangulares han llegado en los pasados siete partidos de forma consecutiva.

 

Springer es el segundo novato en la historia moderna de MLB (desde 1900) en conectar siete cuadrangulares en un periodo de siete juegos (Rudy York lo hizo en 1937).

Springer ya tiene 10 jonrones en este mes. En los pasados 100 años, Mark McGwire (15 en 1987) y Wally Berger (11 en 1930) son los únicos novatos con más cuadrangulares en mayo.

Cruz y Springer están conectando la pelota bien duro últimamente.

Desde el 17 de mayo, Cruz (.348) y Springer (.341) lideran la Liga Americana en promedio de pelotas bateadas duro (pelotas bateadas duro por turno).

Springer se ubica segundo (.610) y Cruz tercero (.578) en las mayores en porcentaje de slugging aislado (total de bases menos los hits divididos por los turnos al bate) desde el 17 de mayo.

 

Cinco de los siete jonrones de Cruz durante su racha han sido ante rectas. Batea .714 con 1.929 de slugging en turnos que terminan con rectas durante su racha, líder en ambos renglones en las mayores desde el 20 de mayo.

Springer está haciendo su daño en la mitad de afuera del plato. Durante su racha, batea .444 con cuatro jonrones ante pitcheos en la parte de afuera. Antes del 17 de mayo, bateaba .203 con apenas un cuadrangular ante pitcheos en la parte de afuera del plato esta temporada.

Springer y Cruz esperan seguir sus calientes rachas cuando los Astros reciban a los Orioles a las 8:10 p.m. este viernes.

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Una vez los Orioles firmaron a Ubaldo Jiménez -- entregando su turno en la primera ronda del sorteo -- el firmar otro agente libre que requiriera compensación hacía mucho sentido, ya que el valor del siguiente turno que tendrían que entregar sería mucho menor. El contrato de Nelson Cruz por una temporada y $8 millones refleja ese costo pero además también refleja los cuestionamientos sobre su uso de esteroides y su valor defensivo negativo.

Sin embargo, es una buena adición para Baltimore, ya que el equipo no tenía una opción real para el puesto de bateador designado, solo algunos jugadores a tiempo parcial que podrían haber sido unidos en un comité decente. Cruz es mejor que cualquiera de esas otras opciones individuales, un destructor de zurdos que batea contra los derechos con suficiente poder para mantenerlo en la alineación todos los días, aunque el sentarlo ante los mejores derechos no sería una mala estrategia. Es un mal defensor, aunque los Orioles lo podrían necesitar en el terreno en raras ocasiones y siempre se puede sustituir por David Lough en la parte final de un juego cerrador. Su adición le da a Baltimore 1-2 victorias más a un costo razonable; yo hubiese preferido a Kendrys Morales, pero no si su precio era sustancialmente más alto.

La experiencia de Cruz también revela una de las cosas más absurdas del actual sistema al atar ciertos agentes lubres a una compensación por selecciones en el sorteo. MLB se encuentra entre las mejores entidades en el mundo creando políticas que pueden acarrear consecuencias no intencionadas, y este sistema tonto lo que ha provocado es darle a los equipos que firman un gran agente libre en una temporada baja otro incentivo para firmar otro. Una vez pierdes tu turno de primera ronda en un sorteo, el costo de firmar otro agente libre Tipo A es tu siguiente selección, que para la mayoría de los equipos es un turno de segunda ronda. El firmar un tercer agente libre de ese tipo solo te costaría un turno en la tercera ronda. Eso significa que los equipos que tengan los recursos para firmar un primer tipo como ese tienen más incentivos para firmar al próximo. Una política que se supone que existe para mantener competitivos a los equipos de menos ingresos (al darles turnos adicionales en el sorteo) pero que en la realidad los hace menos competitivos. Es como si el béisbol se beneficiara al separar por completo la agencia libre del sorteo.

Esos incentivos también convierten a Stephen Drew en alguien más atractivo para los equipos que ya perdieron un turno por haber firmado un agente libre, otra razón por la que pienso que los Yankees deberían firmarlo (aunque ellos aparentemente tienen menos interés en él ahora que lo que tuvieron más temprano en el invierno). Morales, el mejor bateador disponible entre los agentes libres, perdió una gran oportunidad de trabajo en Baltimore y podría volver a Seattle, que no perdería ningún turno por firmarlo de vuelta, ya que no hay equipos que estén en búsqueda de un 1B/DH y que estén dispuestos a entregar un turno del sorteo por él ahora mismo.

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Los Tampa Bay Rays están acreditados por el uso de sus cambios a la defensiva, para reconstruir su bullpen, por sus cambios, por competir en el Este de la Liga Americana anualmente. Pero por el liderazgo del club es que no recibe el suficiente crédito por la forma en cómo es competitivo.

El manager Joe Maddon es ecléctico e intelectual, el gerente general Andrew Friedman es analítico y autocrítico, mientras que el propietario Stuart Sternberg es genial y circunspecto. Pero los tres han demostrado, a través de su trabajo, un deseo tenaz de -- ¿Cómo podemos poner esto de manera adecuada? -- lanzar un golpe a la ingle de otros equipos. Es una gran arrogancia competitiva, una necesidad que llevan todos de inherentes desventajas en lugar de Tampa Bay; creen que sin trabajar, sin pensar, sin ejecutivos o sin algo más cuando juegan. Es desde este sitio que Maddon ha hecho ocho cambios en el pitcheo de los Rays en el último juego de 2013, en el intento del equipo por propia voluntad ser un mejor equipo.

Los Rays saben de sus posibilidades, saben de la historia de postemporada de equipos con una nómina modesta, y han demostrado pueden lograr un gran escenario, evaluaciones con ojos claros.

Pero en el fondo, los Rays, por mucho más que otros equipos, quieren patear algún tarsero, lo que nos lleva a la situación actual con las pláticas para negociar a David Price. La ecuación empezó a pesar para los Rays que están cambiando como los vientos del invierno.

Al comienzo del invierno, ejecutivos rivales tenían completas expectativas que Tampa Bay negociaría con el lanzador zurdo, quien tiene dos temporadas más para la agencia libre, y la pregunta fundamental para los Rays era: ¿Qué oferta serpa la mejor por Price?

Funcionarios de otros equipos señalan que fue evidente que Tampa Bay había hecho un montón de trabajo de evaluación de verano en los sistemas de ligas menores de los Diamondbacks, Vigilantes, Dodgers y otros. Price reconoció que al final de la temporada era muy posible que habría lanzado su último juego con los Rays.

Pero el actual clima por canjear a un jugador por el calibre de Price no es bueno. El valor percibido de los prospectos se ha disparado a niveles sin precedentes, haciendo equipos extremadamente reacios a desprenderse de una parte del paquete de prospectos que Texas tiene por Mak Texeira, o que Baltimore tiene por Erik Bedard. Todos esos tipos de cambios son cada vez más dinosaurios.

Al mismo tiempo, el costo del salario de los pitchers veteranos ha explotado, con la exponente elevación de los acuerdos firmados por Matt Cain, Cole Hamels, Zack Greinke, Félix Hernández y Justin Verlander. Cualquier equipo que se interesó en adquirir a Price sabe que Tampa Bay podría demandar de vuelta un bote lleno de prospectos, y poco después, Price -- quien es elegible a la agencia libre en la temporada 2015 -- podrían necesitar pagar como a CC Sabathia, Hernández o Verlander.

Arriba de todo eso, la disponibilidad de Masahiro Tanaka es potencialmente otra llave en las negociaciones por Price: Equipos interesados en adquirir un abridor de primera línea a cambio de ofrecer por Tanaka en lugar de los prospectos que sonaban y por dinero para el lanzador zurdo de Tampa Bay.

Como una noticia oficial dada a conocer la semana pasada: ¿Si Price sería negociado, no tiene sentido que Tampa Bay estando consciente de la mejor oferta puedan obtenerlo por él?

Con un mes y una semana antes de que empiece la primavera, la pregunta interna para los Rays bien pudo haber cambiado por esto: ¿Es la acumulación de talento con lo que Tampa Bay podría recibir por Price ahora -- o para el caso, el próximo invierno -- vale la pena el cambio por Price que podría dar oportunidades a Rays de ser ganadores en 2014?

Porque si los Rays mantienen a Price al frente de su propia rotación, podrían parecer tener una oportunidad de tener un gran equipo, tal vez el mejor equipo de la era Maddon/Friedman/Sternberg. Alex Cobb, Matt Moore y Chris Archer podrían hacer equipo con Price para conformar una rotación devastadora. Pese a sus limitaciones en la nómina, los Rays han logrado construir un lineup relativamente profundo y un roster, con dos cátchers defensivos en Ryan Hanigan y José Molina, un extra en los jardines con David DeJesús, Desmoend Jennings,Matt Joyce y Wil Myers. En el bullpen tienen algunas dudas, pero vamos, han ido cada temporada con dudas en el bullpen.

Manteniendo a Price, quien es elegible dentro del arbitraje, podría cortar directamente en su cuenta de resultados; MLB Trade Rumors proyecta que su salario para 2014 es de $13.1 millones, o más del 15 por ciento de la totalidad de su nómina. La historia ha demostrado que la presencia de los Rays realmente no va a cambiar tanto como la promesa de ganar.

Pueden llevarse siempre al menos un cambio decente de regreso por Price. Sternberg debe decidir si quiere absorber el salario de Price por una temporada más, o si él prefiere retener al lanzador y darle a los Rays la mejor oportunidad de ganar el último juego en octubre.

Por una organización digna, que sin embargo quiere patear en los dientes a todos los equipos con los que juegan, esta puede ser una opción muy tentadora.

Es posible que David Price regrese, escribe Roger Money.

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Todos sabíamos que la preferencia de CC Sabathia, en el momento en que se convirtió en agente libre en el otoño de 2008, era volver a su estado natal de California, si lo trataban como quería. Le habría encantado firmar con los Dodgers, si lo trataban como quería. Pero eso era antes de que los Yankees, quienes estaban bien conscientes del interés de Sabathia de jugar en el oeste del país, hicieran una oferta que este no pudo resistir, al son de $161 millones.

Cuando Robinson Canó se convirtió en agente libre hace dos meses, todos sabíamos que la brecha entre lo que pedía su gente y lo que los Yankees ofrecían era enorme, y todos sabíamos que la tensión entre ambas partes era enorme -- una pista que Canó estaba listo para irse por la oferta correcta.

Cuando Albert Pujols sometió sus papeles para la agencia libre, había una brecha creciente entre él y los Cardenales, y un año más tarde sucedió algo parecido en las conversaciones entre Josh Hamilton y los Vigilantes. La percepción del jugador de su propio valor era muy distante, en esos casos, de la que tenía de él el equipo que dejaba atrás, y por eso es que Pujols terminó completando su acuerdo en cerca de 48 horas, mientras que Hamilton dejó a los Vigilantes para irse a un rival divisional.

Pero en el caso de Masahiro Tanaka, realmente no tenemos esas claves de lo que él quiere en su agencia libre. Alrededor del béisbol, se especula que él podría preferir firmar con un equipo de la Costa Oeste. En Japón, fue compañero por mucho tiempo en Rakuten de Hisashi Iwakuma, antes que Iwakuma se fuera para firmar con Seattle, y hay algunas interrogantes entre los equipos interesados sobre si esto le daría a los Marineros algo de ventaja en su reclutamiento.

¿Acaso Tanaka quiere volver a jugar con un viejo amigo? ¿Se inclinará hacia la oferta más grande? ¿Acaso tiene un sueño secreto de jugar para los Dodgers, o los Yankees? No está claro, quizas incluso para Casey Close, el agente recientemente escogido para representar a Tanaka.

No sabemos cuánto va a influenciar Tanaka su negociación, o si está abierto a todas las ideas.

Si Tanaka no se centra en un rango pequeño de opciones -- por ejemplo, solo equipos de la costa oeste, o si meramente buscará la mejor oferta en términos de dólares y centavos -- hay una opción que debería ocurrir porque hace mucho sentido para ese equipo. Si los Astros de Houston están dispuestos a pagar a Tanaka el tipo de dinero que él va a obtener en la puja, él encajaría absolutamente para ellos como una gran pieza en su camino a convertirse en un equipo contendiente.

Comencemos con esto: Los Astros tienen lo que es esencialmente un lienzo en blanco en términos de obligaciones financieras. Más allá de los contratos con sus selecciones en el sorteo, Houston tiene un total de $34 millones en acuerdos más allá del 2014, siendo $20 de esos millones para Scott Feldman. Ahora mismo, los Astros podrían ser la definición de flexibilidad financiera, incluso en momentos en que están inmersos en una batalla legal por su acuerdo local de televisión. Incluso si ellos fallasen en atraer a un solo fanático a un partido en el 2014 -- y no han caido tan bajo como para eso, incluso luego de que Houston tuviese su tercera temporada seguida de 106 o más derrotas en el pasado verano -- los Astros podrían darse el lujo de costear un jugador caro, como Tanaka, con el dinero que ellos reciben a través de las Grandes Ligas.

Tanaka sería mercadeable para la franquicia a corto plazo, y al mismo tiempo sería una pieza perfecta en su plan de reconstrucción a largo plazo, como el líder de un cuerpo de lanzadores jóvenes y dinámicos.

La firma de Feldman sorprendió a algunos ejecutivos rivales porque cumple 31 años en febrero, y para el momento en el que el talento que los Astros han estado desarrollando comience a rendir frutos en Grandes Ligas -- jugadores como los primeros seleccionados Mark Appel y Carlos Correa -- la productividad de Feldman podría estar en declive.

Por otro lado, Tanaka tiene apenas 25 años, y los Astros podrían tratar de venderle la idea de ser un líder de un equipo poderoso en construcción, como lo hizo con Iwakuma con Rakuten hace años. Podría ser el ancla de un gran cuerpo de lanzadores por varios años, de un grupo capaz de ser dominante, con Appel y posiblemente Carlos Rodón, quien se espera que sea el primer seleccionado por los Astros en el próximo sorteo en junio.

Tanaka tendrá 27 o 28 años cuando Appel y Rodón a lleguen a las mayores, y para el momento en que Appel y Rodón acumulen tiempo de servicio y comiencen a ponerse caros, a través del arbitraje, Tanaka estará en la parte final de su contrato.

Para repetir: Realmente no sabemos lo que quiere Tanaka. Es posible que descarte a los Astros, el peor equipo en las mayores, como potencial destino. Es posible que quiera reunirse con Iwakuma, o jugar en Nueva York, o formar parte de una de las más grandes rotaciones de tiempos recientes al firmar con los Dodgers. Sin duda, los Astros tendrían que sobrepagar y aplastar a los demás interesados para conseguir a Tanaka, de la misma forma que los Yankees hicieron con Sabathia.

Pero valdría la pena darle a los Astros un impulso inicial mientras siguen sus planes de reconstrucción diseñados para lograr un equipo ganador en los años venideros.

Si piensan que esta idea es loca, probablemente hayan pensado que esta sugerencia por allá a mediados de noviembre también era loca.

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