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Ante la presión, Azulejos siempre mostró calma

Antesala

En el béisbol dicen que los cerradores deben tener memoria corta pero realmente ese axioma es amplio. El juego más importante siempre será el del día, lo ocurrido ayer constituye una experiencia y el mañana solo una incertidumbre. No descubro el agua tibia con eso, pero viene a colación debido a unas declaraciones que dio Jeff Banister al inicio de la Serie Divisional y que, de alguna manera, reflejaron algo un poco extraño. El manager de Rangers de Texas mencionó a los medios de comunicación que el béisbol era muy bonito ya que daba la oportunidad de revivir experiencias y poder poner las cosas en orden. Esas palabras solo indicaban que la mente de Banister seguía en 2015.

El béisbol es lo suficientemente difícil como para salir al terreno con el objetivo adicional de rectificar algo que solamente preocupa a un grupo de personas. Buck Showalter explicó recientemente que ganar cuando existe la expectativa de hacerlo es muy difícil. Pienso que Texas trató de exorcizar tantos males en esos dos primeros juegos de la Serie Divisional que se le olvidó lo más sencillo: jugar pelota. Ahora, con la espalda contra la pared, quizás podrían volver a lo básico.

Los Azulejos de Toronto por su lado, fueron como visitantes a robar un partido y terminaron liquidando los dos con el despertar de una ofensiva casi desaparecida desde el mes de agosto. Un equipo que ha navegado los siete mares varias veces exhibió lo que se pide en momentos de presión e intensidad: mucha calma. Marco Estrada maniató con su cambio a un lineup desesperado por sacar la pelota del parque. J.A. Happ, en una de sus peores apariciones del 2016, pudo solventar con suerte seis innings por la misma impaciencia del contrario. Por último, Roberto Osuna demostró, una vez más, su fortaleza mental y física para cerrar lo que parecía impensable ante el equipo con mejor récord de la Liga Americana.

Aaron Sánchez, un lanzador que este año se quitó la etiqueta de prospecto gracias a una labor dominante salida tras salida, saltaba a la lomita por los canadienses. Era un lujo que el equipo arriba en la serie 2-0 pudiera contar con su mejor brazo en la tercera fecha, muchos piensan que es así. El resto de los jugadores se notaban tranquilos entendiendo muy bien su rol de no dejar respirar al contrario. Ellos saben lo que pasa cuando un equipo es dado por muerto para luego ganar tres seguidos y liquidar una serie. Lo conocen muy bien por haberlo hecho en 2015 justamente ante el mismo rival.

Texas tenía la obligación de imponerse, pero mentalmente debían salir con la tranquilidad de pensar que ya, para muchos, todo terminó. Poco importaba el ''desplante'' de Bautista, la pelea o cualquier otra cosa extra juego. Ganaban o le decían adiós a la temporada. Son momentos en que hay tanta presión que se juega sin ella. La responsabilidad en el montículo recaía en Colby Lewis, quien hasta cierto punto era la escogencia ideal no por sus números sino por la habilidad que tiene de superar tantos escollos y lesiones en su carrera (Desde una operación novedosa de su cadera, la Tommy John a todo tipo de tratamientos en las rodillas). El problema es que los números en este juego cuentan y los del derecho no eran los mejores.

Bannister, antes del juego, recordó lo rápido que pueden ser estas series, confesó no estar listo para irse a su casa e insistió que en el Clubhouse no había distracciones. John Gibbons, por su lado, no dijo algo importante, muy característico de él, ni impartió una lección filosófica.

No tan lejos de Halloween, el punto era si Toronto enterraba al occiso o se levantaba Dr. Frankenstein para trabajar tiempo extra.

El Juego

Texas se fue arriba en el primer inning sin dar un hit. Carlos Gómez negoció boleto, robó segunda, llegó a tercera con machucón de Ian Desmond y anotó con roletazo a primera de Carlos Beltrán. Primera vez que los Vigilantes tomaban ventaja en un juego en la Serie Divisional.

Toronto reacciona rápido en el cierre del primero con hit del productivo Ezequiel Carrera y cuadrangular enorme de Edwin Encarnación. Russell Martin siguió la fiesta con una línea tendida que llegó de aire a las gradas por el jardín izquierdo. 3-1 Azulejos.

Elvis Andrus la desapareció en el tercero para acercar el marcador 3-2. El campocorto ha cargado con la ofensiva del equipo desde que se inició la postemporada.

El inspirado Carrera abrió el tercero con hit y luego anotó con doble de Josh Donaldson marcando el fin de la actuación de Colby Lewis. Bannister sabía que no había mañana y el diestro, de todas maneras, no mostró mucho. Encarnación siguió caliente al conectar violento hit por el centro y traer al plato al MVP del 2015. 5-2 Toronto.

Rougned Odor puso el juego 5-4 en el cuarto con cuadrangular por el jardín central con Adrián Beltré en primera. Texas batallando toda la noche y anotándole carreras a un Sánchez descontrolado.

Sánchez otorgó boleto a Odor y luego recibió hit de Jonathan Lucroy para irse del juego en el sexto. Mitch Moreland le dio de nuevo la ventaja a los Rangers con doble barrabases ante Joe Biagini. 6-5 Texas.

Azulejos empataron las acciones rápidamente en el mismo sexto con hit de Troy Tulowitzki, doble del emergente Melvin Upton Jr y passed ball de Lucroy ante los envíos de Keone Kela.

Luego del tumultuoso sexto mucha calma en los próximos innings particularmente gracias a una espectacular labor de Busch por Texas y Osuna por Toronto. Busch se vio muy por encima de los bateadores mientras que el mexicano estuvo controlado y efectivo como casi siempre.

Bannister abusó de Bush y lo dejó para su tercer inning de labor. Donaldson le abrió con doble, boleto intencional a Encarnación. El derecho pudo ponchar a Bautista con ya 40 lanzamientos en la cuenta. Martin conectó un roletazo que parecía doble-play pero el pivot de Odor a primera fue un piconazo que Moreland no pudo levantar permitiendo que Donaldson anotara para darle fin a la serie.

Juego emocionante sin duda.

Comentarios Finales

Al finalizar el juego, Banister explicó que decidió seguir con Bush debido a que el mismo se lo pidió y ya haberlo utilizado en un rol parecido durante la temporada, pero, aclaró, nunca con tantos lanzamientos. Algo que no llega a los niveles de la decisión de Showalter de no usar a Zach Britton pero igual genera dudas. ¿Si nunca había acumulado esa cantidad de lanzamientos en la temporada regular por qué hacer ese experimento en un juego de vida o muerte con su cerrador listo? No hay que negar el hecho obvio que Busch todavía se mostraba fuerte con sus rectas de 99 millas y que casi saca el inning pero era igual una apuesta arriesgada.

Mientras los Azulejos celebraban, en el clubhouse de los Rangers reinaba el silencio. Beltré decía que son cosas del béisbol caer en una mala racha justo en este momento. Beltrán acotaba que la serie se perdió en los dos primeros juegos. Andrus defendía a sus compañeros. En medio de todo eso se paseaba un Banister todavía uniformado abrazando jugador por jugador. Así se termina una temporada, en silencio y sin muchas luces.