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"Canelo", Chávez y la expectativa...

Nombrarla ya como una gran pelea sería una mentira rotunda. Existe la esperanza de que eso ocurra cuando la campana suene este sábado aquí en la T-Mobile Arena, pero los dos boxeadores, tanto Saúl Álvarez como Julio César Chávez Junior abren grandes dudas sobre sus capacidades reales y su sitio en la historia del boxeo mexicano y mundial. Da la impresión de que, hoy en día, la pelea obedece más a una cuestión mediática, a una necesidad comercial que a una realidad deportiva. Veremos si ambos púgiles aprovechan la noche del 6 de mayo para detonar sus carrera a este el sitio en que aparentemente les corresponde.

LAS VEGAS, Nevada.- Y aquí vamos, otra vez... Floyd Mayweather está retirado y Manny Pacquiao ha buscado otro continente para pelear, pero con lo que hay y hasta con lo que no hay, el "show", en medio de las marquesinas de Las Vegas Boulevard (El Strip) debe continuar...

Por ahora es sólo una cita mediática. Una batalla llena de expectación que surge como una necesidad de la industria y de un negocio llamado boxeo. Sólo cuando la campana suene y el tiempo avance sobre el ring de la T-Mobile Arena, sabremos si se trata de la gran pelea que los boxeadores, los promotores, los aficionados y los expertos creen que puede ser. La "Canelo"-Chávez vive, por ahora, de la expectativa.

Hemos vuelto a esta emblemática ciudad para el boxeo y hemos confirmado que la fecha alrededor del 5 de mayo se ha instituido, prácticamente, como el "día nacional del boxeo", atendiendo a una necesidad propia del mercado. Los boxeadores mexicanos son fundamentales para el florecimiento de esta industria. Y no importa que tan buenos o profundos sean en la historia del boxeo mundial y del mexicano, están aquí porque significan dinero y el dinero es el motor principal de la ciudad de Las Vegas.

Oscar de la Hoya, el promotor, camina por los pasillos del MGM recordándoles a todos que las peleas entre mexicanos no suelen tener desperdicio. Aviva el recuerdo de su dos combates ante Julio Cesar Chávez padre para tratar de alentar también la venta del "Pago por Evento", sin duda, el termómetro ideal para medir la trascendencia de una pelea y de su negocio. De la Hoya cree que puede superar el millón de casas vendidas y romper en México todos los récords de teleaudiencia para un evento deportivo. Las localidades para la arena esta ya agotadas y quedan pocos sitios para seguir el combate en una pantalla de circuito cerrado. El éxito económico está asegurado. No así el deportivo, el boxístico.

"Tiene que ser una gran pelea", explica De la Hoya. "Todos sabemos de los alcances del 'Canelo' y he visto a Chávez Junior enfocado y trabajando con mucha fuerza".

El optimismo del promotor y la certeza de que ambos boxeadores se han preparado a consciencia no alcanzan para ser una garantía de que tendremos un gran espectáculo el próximo sábado aquí.

Saúl Álvarez ha abierto dudas sobre su capacidad real para ser el boxeador que él cree que es y el sitio en el que algunos expertos le han colocado. A pesar de su gran record (48-1-1/34 KOS) y su reinado en las divisiones superwelter y mediano, "El Canelo" ha esparcido dudas sobre el ring en cuanto a la calidad de sus rivales, a pesar de que incluyen a Floyd Mayweather y a Miguel Cotto, y ante sus propias condiciones boxísticas, más allá de que resaltan nocauts sobre James Kirkland, Amir Khan y Liam Smith. Álvarez no ha terminado convencer a cierto sector de la crítica que cree que es más un producto de la publicidad y de la necesidad de la industria, que una realidad tajante y concreta en la historia del boxeo mexicano y mundial. Hay más preguntas que respuestas en la carrera del "Canelo".

Julio César Chávez Junior ha convertido en un problema lo que muchos creían que era una ventaja: su apellido, parte del legado de uno de los más grandes boxeadores de todos los tiempos. Desde que el día mismo de su debut profesional, el aficionado compraba un boleto para la arena o encendía la televisión, porque desde el inicio su peleas contaban con transmisión en vivo en televisión abierta, para tratar de encontrar alguna señal de la continuación de una leyenda. Ellos, los aficionados a boxeo seguían a Chávez Junior, con la firme intención de encontrar algo que les uniera al pasado glorioso de su padre.

Pronto se desilusionaron, porque, para empezar, como Chávez padre hubo un sólo, irrepetible e intocable. Eso no que decir que Chávez Junior sea un mal boxeador, pero yo creo que la eterna comparación con su progenitor, más una vida nada sencilla, a pesar de las ventajas materiales que siempre tuvo, terminó presionándole y afectándole para desarrollar sus mejores condiciones sobre el cuadrilátero. A ello, habrá que agregar la poca disciplina que ha mostrado en una profesión que no permite esa clase de desavenencias o distracciones. Chávez Junior, sin embargo, ha logrado forjarse una carrera que le han conducido a algunos momentos importantes: el primer campeón de peso mediano en la historia del boxeo mexicano, sus triunfos antes Sebastian Zbik, Andy Lee y la demostración del último round ante el argentino Sergio "La Maravilla" Martínez. Pero la realidad es la realidad: Chávez ha desperdiciado su facultades, que sin llegar al nivel de las del padre, pueden y deben ubicarlo en un nivel de trascendencia dentro de las llamadas "Grandes Ligas" del boxeo.

Comparar a esta pelea con las grandes batallas entre boxeadores mexicanos de todos los tiempos podría ser un sacrilegio. En la Olivares-Castillo, Zárate-Zamora, Zárate-Pintor, Morales-Barrera, Chávez-"Azabache" Martínez o Chávez-De la Hoya había y prevalecía siempre una cuota innegable de calidad, de talento y de un estilo qe dignificaba al boxeo mexicano. En la "Canelo"-Chávez prevalecen las dudas, la incógnita y arrasa la expectativa, la esperanza, el sueño de que sea una gran pelea.

@Faitelson_ESPN