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Chávez Jr. y el "parricidio"

Julio César Chávez Junior debe aprovechar la noche del sábado para mostrar que aún, con sus virtudes y sus defectos, tiene la capacidad y la personalidad para ser un gran boxeador. En una madurez que se ha retardado, debe deprenderse de todos los complejos y enredos que ha tenido a lo largo de su vida. Tal parece que la delicada y extraña relación con el padre lo ha frenado en sus posibilidades de transformarse en el pugilista que quiere y puede ser. Llegó el momento de hacerlo. No hay marcha hacia atrás.

LAS VEGAS, Nevada.- El "parricidio" tenía que haber ocurrido hace ya algún tiempo. Era algo que Julio César Chávez Junior había postergado una y otra vez. Llegó el momento de "cometerlo".

"No soy más el hijo de Julio César Chávez. Soy el nuevo Julio César Chávez...". La declaración ha ocurrido justo unos segundos antes del inicio de la última comparecencia de los boxeadores para la pelea del sábado en la T-Mobile Arena de esta ciudad.

La comparación entre una condición boxística y otra y una relación delicada entre padre e hijo podrían haber sido uno de los grandes obstáculos en el desarrollo definitivo de Chávez Junior como boxeador. Tal parece que las cosas han cambiado esta vez. Que la madurez ha alcanzado al ex campeón mediano del Consejo Mundial de Boxeo y que Chávez padre ha entendido que debe darle su espacio, su respeto y su lugar a su descendiente.

"Yo me he alejado en los últimos días", me asegura Chávez padre. "Él tiene su forma de ser, me entiendes. Si yo digo negro, él dice blanco, si yo digo boxea cuatro rounds, él hace ocho...".

Chávez padre me asegura que tratará de alejarse de la esquina de su hijo el sábado. "Yo le dije lo que pensaba. El trabajo está en manos suyas y de Ignacio Beristain. No hay nada que yo pueda hacer para mejorarlo".

Desde el mismo día en que debutó en el boxeo profesional, la gente pagaba un boleto a la arena o encendía la televisión para buscar algún tipo de seña de que Chávez Junior había heredado las bondades boxísticas del padre. Enseguida, empezó a surgir la decepción y también la presión y la frustración sobre él, porque aún con sus virtudes y con sus defectos, no se acercaba, obviamente, al fenómeno --casi irrepetible-- que Chávez padre significó en la historia del boxeo mexicano y mundial.

Saúl Álvarez mostró una imagen seria durante toda la conferencia de prensa. En ocasiones, fruncía el ceño, parecía cansado y aburrido. En cambio, Chávez Jr. se presentó con unos extraños lentes para el sol que le cubrían los ojos y parte de la cara. Movía nerviosamente las manos y los pies sobre el estrado del teatro KA del MGM.

Está claro que la personalidad de uno y de otro es diametralmente opuesta. "El Canelo" muestra una seguridad a prueba de todo. Chávez parece estar luchando contra sus emociones, pero ningún boxeador en la historia de este deporte ha sido noqueado antes de que suene la campana. Los dos parecen bien preparados y listos para afrontar el reto de un "peso pactado" (164.5 libras), donde Álvarez tiene que subir y Chávez que bajar. El que mejor se adapte tras el pesaje del viernes tendrá más posibilidades de dominar la pelea.

El impostergable "parricidio" de Chávez. Ha llegado el momento de hacerlo. ¿Se atreverá?

@Faitelson_ESPN