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El "suicidio" del América...

La "muerte" del América en el torneo no ocurrió a partir de un accidente o de causas meramente naturales. El América fracasó gracias a los graves errores que cometió en su dirigencia, en su lucha interna por el poder, en la consecuencia de los golpes bajos, las traiciones, las envidias. El América comenzó a hundirse cuando los problemas se presentaron lejos de la cancha. Hoy, ha terminado el torneo sin Peláez, sin La Volpe, sin futbol, sin estilo, sin espíritu y sin Liguilla.

LOS ANGELES, CA.- El reporte del forense dirá: "Muerte por suicidio". El América no se murió de causas naturales ni de un accidente. El América atentó contra su propia vida. El América dejó de respirar por sus propios errores.

El América fue "traicionado" por sus propios dirigentes: en un mundo marcado por la codicia, la lucha por el poder, la envidia, los golpes bajos y los intereses, el equipo termino a la deriva, víctima, de sus propios errores.

Sea como sea, el fracaso del América no tiene nombre. Terminó el torneo sin Peláez, sin La Volpe, sin futbol, sin estilo, sin alma, sin espíritu y sin nada. Falló, además, a uno de los grandes preceptos o mandatos del americanismo: jugar las liguillas.

Y todo ocurrió a partir del desorden interno, de la lucha de intereses y del deseo de amasar poder ¿Cuántas historias de empresas exitosas concluyen de la misma forma en que lo hizo el todavía sub-campeón del futbol mexicano?

No hay pretexto que valga: para un equipo de las condiciones e historia del América, y más allá de las lesiones, del precipitado inicio del campeonato tras jugar la final, de las suspensiones por indisciplina, de la baja de juego de algunos elementos, no llamarle fracaso a esto es inevitable. Si bien los partidos los ganan y los pierden los futbolistas en la cancha, la debacle americanista comenzó en las oficinas, justo cuando José Romano, el presidente operativo y Ricardo Peláez, el presidente deportivo, empezaron a tomar decisiones que no tenían nada que ver con la unidad y la coherencia que requiere una organización de futbol. Al momento en que se interfirió directamente en el trabajo de Peláez, los problemas del América comenzaron a acentuarse. A La Volpe lo dejaron mutilado tras la caída en la final del 25 de diciembre en Monterrey. Un equipo mal armado y mal estructurado que navegó por los mediocres niveles de competencia del torneo mexicano. Cuando parecía que le alcanzaba para, al menos, "salvar" la participación en la liguilla, el América volvió a las miserias de su futbol y no había nada, ni a simple vista, ni de fondo, o de trasfondo. El América no tenía el equipo de futbol para poder meterse a la lucha por el campeonato. Vivía de sus "rentas", de un equipo echado hacia atrás, alejado de su estilo tradicional, con jugadores de oficio y un entrenador experimentado que trataba de mantenerlo a flote aunque él sabía, mejor que nadie, que el barco se hundía sin remedio.

El América se volvió un equipo del "casi": casi fue campeón, casi compitió ante el Real Madrid, casi clasificó a la liguilla...El "casi" no basta en un equipo que más allá de sus bajas y subidas de juego, requiere siempre competir por el campeonato.

El América se mete ahora a una delicada reestructuración. Está buscando un director deportivo que llene "las botas" de Peláez, lo cual es un reto difícil, por no llamarle imposible de conseguir. Necesita, también, un entrenador. Tiene ya apalabrado a Miguel Herrera. Si nada extraño ocurre, el hoy entrenador de Xolos volverá a Coapa en el incipiente verano. El América intenta, con ello, recuperar la fórmula ganadora que tuvo en la ultima época. El problema es que estará incompleta. Peláez, evidentemente, ejercía un control sobre "El Piojo". Sin él, nadie sabe quien le pondrá límites a Herrera para sostener la calma en el vestidor, en la cancha y en el siempre enmarañado entorno americanista.

No hay forma de tapar el estrepitoso fracaso del América. Y lo peor de todo es que aunque ocurrió en la cancha, en realidad se gestó desde una oficina, a partir de la lucha por el poder, los golpes bajos, los intereses particulares, las traiciones, las envidias, las dobles caras, las mentiras y sobre todo, la prepotencia.

@Faitelson_ESPN