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Alemania 'jugó' con México...

Literalmente, hizo lo que quiso y cuando quiso. La Selección Mexicana desperdició una maravillosa oportunidad para mostrar sus avances ante las grandes potencias del futbol. La realidad es triste: a un año de la Copa Mundial, México no tiene un equipo que garantice nada.

MOSCÚ, Rusia -- Alemania 'jugó' con México. Literalmente. Fue una 'cascarita'.

Esta noche, en Sochi, nuestros más temibles temores dejaron de ser una ficción. El funcionamiento colectivo de México en la cancha no es suficiente para jugar con propiedad ante las grandes potencias del futbol internacional. Sucedió hace un año en la Copa América Centenario y sucedió de nuevo en la Copa de las Confederaciones.

¿Hacia donde va el aplaudido proceso de Juan Carlos Osorio? ¿Son suficientes las espectaculares estadísticas de la Concacaf y de los partidos amistosos? ¿Es ese nuestro nivel, nuestra realidad futbolística?

No deja de ser una pena, pero también es una realidad: cada vez que México ha intentado competir en el siguiente nivel que propone el futbol, ni siquiera ha metido las manos.

El equipo mexicano vuelve a mostrar grandes imprecisiones en zonas definitivas del campo de juego. La defensa es un desastre. Lo ha sido durante toda la Copa aquí en Rusia. No se notó ante Nueva Zelanda y frente a Rusia por el pobre nivel del rival, pero ha sido evidente en sólo 10 minutos de juego ante una selección alemana “B”. Y hacia el frente, México fue todo ímpetu, tuvo personalidad, pero también le faltó, casi siempre, profundidad e ideas más frescas al momento de acercarse a la portería contraria.

Algunos expertos de cancha creen que el principal problema de la selección está en la inconsistencia que ha tenido el entrenador con las alineaciones, es decir, las famosas 'rotaciones', una situación que no le permite tener continuidad, ni ensayar ni encontrar una comunión grupal en la cancha de juego. ¿Estaría dispuesto Osorio a analizar si su sistema de trabajo es el apropiado?

Alemania 'jugó' con México. Literalmente, así fue. En siete minutos ya ganaba 2-0. Luego, se relajó, le dio el balón y casi, casi le dijo: “A ver qué haces…”. Y como México intentoó, pero no hizo nada, “flotó” en la cancha para aminorar su degaste.

En la segunda parte se tiró a buscar el gol que 'mataba' el juego y así fue. México fue un simple espectador que al final adornó el revés con un golazo de Marco Fabián de la Mora.

Osorio envió a la cancha al veterano Rafael Márquez y fue un mensaje evidente de que no quería un daño catastrófico como el que sufrió ante Chile en aquel 7-0 de la Confederaciones. Fue una 'cascarita' alemana que siempre tuvo el control emocional y futbolístico de lo que sucedía en el Estadio Olímpico de Sochi.

No todo es culpa del entrenador, pero yo creo que el señor Osorio fue traído al futbol mexicano para impulsarle a dar un paso serio de competencia en otro nivel y no para obtener resultados espectaculares en el área de la Concacaf.

México ha conocido hoy su realidad y su realidad futbolística es parte de un complejo problema que tiene que ve con la pobre administración del futbol. Habría que analizar a profundidad todos los pasos que ha dado -y hasta los que no ha dado- en la extranjerización de la liga doméstica, en el desarrollo de futbolistas, en la elección del entrenador, en la ausencia de un comité de entrenadores y ex jugadores (Ferreti, Lapuente, Vucetich, Meza, Aguirre, Bora, Lavolpe, Mejía Barón, Hugo Sánchez, Luis Fernando Tena) que apoye, que complemente y hasta que le pida explicaciones a Osorio.

Es una pena. El futbol mexicano ha desperdiciado una oportunidad maravillosa para mostrar que ha avanzado y que puede competir en el siguiente nivel. Un llamado a tiempo y también a destiempo. A un año de la Copa del Mundo, no tenemos una selección que pueda pelear, jugar más allá y trascender. Es una pena.

@Faitelson_ESPN