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¿Sirve de algo ganar la Copa Oro?

La realidad es que no, pero el pobre desempeño mexicano en la Copa de las Confederaciones y el bajo nivel futbolístico que ha vuelto a mostrar la Concacaf, parece haber transformado las exigencias de la llamada “selección B”. Y mientras eso sucede, la desesperación parece haberse apoderado de Juan Carlos Osorio. Primero con las actitudes --alejadas de su personalidad-- en las canchas rusas y segundo con el cambio repentino de planes que planteó a la Federación y a los clubes exigiendo refuerzos para la instancia final de esta Copa Oro. La verdad es que todo parte desde el mal funcionamiento que ha tenido el equipo mexicano y que no garantiza nada. Una Copa y una selección que tenía otras pretensiones, otro rumbo y metas se ha transformado en una necesidad imperiosa de ganar. ¿Ganar, qué? ¿Una Copa Oro? ¿Sirve de algo?

LOS ANGELES, CA.- La pregunta es: ¿Qué tanta responsabilidad tiene una Selección Mexicana denominada como “selección B” de ganar la Copa Oro? La respuesta parece muy sencilla y está reflejada en el pobre nivel del evento.

Y habrá que agregarle, indudablemente, el hecho del fracaso con la llamada “selección mayor” en la Copa de las Confederaciones. Un verano peligroso donde México necesitaba rescatar “algo”. Lo que no hizo en Rusia se lo están reclamando en la Copa Oro.

Lo de los refuerzos fue el último “golpe” que no necesitaba esta selección. Jamás escuché al entrenador de la Selección Mexicana salir a decir que no requería de otros futbolistas para el desenlace de la Copa. Sólo había rumores, de que si América dijo que no por Oribe o de que si Tigres ni siquiera le contestó el teléfono por Jürgen Damm. Todo concluyó con un boletín oficial de la Federación Mexicana anunciando que no habría refuerzos. La realidad es que Juan Carlos Osorio sabía, desde la planeación del verano, que tenía que montar dos selecciones y que los clubes --europeos y mexicanos-- no iban a permitirle que los futbolistas fueran expuestos al desgaste de los dos eventos. Y él, el señor Osorio, dividió los grupos, hizo los planes y puso como debía poner el máximo ímpetu en la Copa de las Confederaciones. La Copa Oro era un evento extra que en el que México debía cumplir enviando una selección alternativa, integrada por futbolistas de la liga domestica y que en un momento dado podrían arrojar nombres y respuestas para integrarlos en el futuro próximo al proceso mundialista. Y nada más.

¿Y ahora qué? Y sigo preguntando: ¿De pronto, esta Copa Oro, se ha transformado en una necesidad impetuosa del futbol mexicano? Y vuelvo a preguntar: ¿Para qué sirve la Copa Oro? ¿Realmente el trofeo de esta Copa borra o distorsiona la realidad de lo que vivimos en Rusia hace un par de semanas? Hay que decirlo como es: no sirve de mucho ganar la Copa Oro. El verdadero propósito del evento era otro, encontrar un funcionamiento, buscar futbolistas y obtener respuestas para algunas posiciones donde los elementos de la denominada “selección mayor” se han hecho “viejos” y se debe optar por un cambio generacional. Esa era la misión del equipo mexicano en la Copa Oro. ¿Cambió? Puede ser... ¿Cuándo fue? Supongo que cuando tienes la necesidad de sostener un negocio por encima de un bien futbolístico. La otra explicación se refiere al pobre nivel deportivo de la Copa. Si México no es capaz de resolver con su aparente mejor futbol ante selecciones de un bajo nivel futbolístico, entonces, se confirma que algo se está haciendo mal en nuestro futbol y que la calidad que tanto presume la Liga está sobrevalorada.

@Faitelson_ESPN