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Más lejos. No más cerca...

No se trata de sobrevalorar o “inflar” al futbol mexicano. El futbol mexicano es lo que es y punto. Definitivamente, no es una potencia mundial y, por ahora, más que nunca, no parece aspirar a ello. Lo que sí me parece claro es que al menos en las formas, en lo que se veía y palpaba sobre la cancha de futbol, México había mejorado en los últimos 30 años. ¿y hoy? ¿Dónde está? ¿Igual? Yo creo que el acercamiento a competir ante las grandes potencias era evidente, y ahí están los Mundiales a partir de 1994 para constatarlo, pero hoy el retraso y la confusión son más que evidentes. El futbol mexicano no está más cerca de lo que suponía ser su objetivo, Está cada vez más lejos.

LOS ANGELES, CA.- Ni el mejor ni el peor. Para encontrar una “verdad”, si es que existe en el futbol, se busca un término medio, un punto de equilibrio. Pero en México eso es siempre es difícil de lograr. Invariablemente y en diferentes ámbitos de nuestra vida, parecemos ir de un extremo a otro. Buscamos la temeridad de ser el mejor o de ser el peor.

Algunos “expertos”, o que se creen eso: “expertos” de una “ciencia” llamada futbol, creen que el gran problema del futbol mexicano está en la sobrevaloración de sus expectativas. Es decir, que México no es una potencia mundial, no es un referente en el futbol internacional, no ha tenido grandes resultados a lo largo de la historia y por ello, debe conformarse con lo que tiene.

Me parece una postura mediocre y de ninguna manera apropiada para una nación emergente como la nuestra, donde el futbol es tan sólo un deporte, una distracción, pero también una pasión y por ende una industria, un negocio que no sólo se restringe a nuestros límites territoriales sino que se extiende más allá de la frontera norte y se apodera de las pulsaciones, y también de los bolsillos, de los millones aficionados que viven en Estados Unidos, en la economía más avanzada y prospera del mundo.

El futbol mexicano no es, definitivamente, lo que tendría que ser. Aunque es verdad que el futbol mexicano ha avanzado en los últimos 30 años, no ha tenido el desarrollo tan esperado y anhelado por sus aficionados. A partir de la eliminación en aquel escándalo por la alteración de las edades, los famosos “cachirules” en el proceso para el Mundial 1990, México ha presentado una trasformación que le ha llevado a evidenciar ciertos avances en la cancha de juego. Avances que han sido aplaudidos en los campeonatos Mundiales, en Copas América, en Confederaciones, Copa Oro y demás eventos que afronta. El futbol mexicano habría llegado a una instancia donde podía competir, quizá no de “tú a tú”, pero sí inquietar, de alguna forma, a una selección histórica y consagrada. Los Mundiales, a partir de 1994, demuestran esa hipótesis: La Selección Mexicana tiene aptitudes, ventajas y desventajas y hasta cierto estilo apto del atleta o del futbolista mexicano para competir cabalmente ante una potencia del futbol internacional.

Lo único que se le pide a esta generación de futbolistas y al señor Juan Carlos Osorio es que se acerque, nuevamente, a ese nivel. Nivel, al cual, indudablemente, no ha llegado. Al contrario, parece que se ha alejado. Los “fantasmas” del 7-0 ante Chile en la Copa América del Centenario están ahí. Y más recientemente, una derrota clara y contundente ante una Alemania “B” en la Copa de las Confederaciones que algunos de esos llamados “expertos” han tratado de maquillar asegurando que México fue capaz de competir en el juego, cuando la realidad es que en el Estadio Olímpico e Sochi, los alemanes hicieron lo que quisieron, prácticamente se “divirtieron” a cuestas del equipo mexicano.

Soñar con el futbol que no tiene México, no me parece del todo malo. Sin embargo, no es una realidad. Sabemos de las limitaciones y lo bueno y malo que tiene este futbol, pero parecía enfocado en algo, sabía a dónde iba, qué quería y aparentemente qué necesitaba para lograrlo. La realidad es que se ha estancado y luce medio extraviado.

Bajar las expectativas del futbol mexicano es la peor critica que se le puede hacer. México no es, definitivamente, una potencia del futbol. Más allá de los resultados en selecciones con límite de edad, Mundiales Sub 17 y los Juegos Olímpicos de Londres 2012, no ha ganado nada relevante, no ha sido consistente, pero en las últimas décadas, su futbol y su selección conoció un crecimiento que le permitió acercarse, quizá más que nunca, a las selecciones más poderosas de este deporte. El señor Osorio venía o viene, supongo, con la misión de aproximarse aún más a ese propósito. Creo que en lugar de estar más cerca, esta más lejos hoy.

@Faitelson_ESPN